Aviso: a quien no le guste Londres le aburrirán mucho. No tienen nada especial.
AQUÍ pongo el enlace.
"Henry Cavendish era un libro entero él solo. Nació en un ambiente suntuoso (sus abuelos eran duques, de Devonshire y de Kent respectivamente); fue el científico inglés más dotado de su época, pero también el más extraño. Padecía, en palabras de uno de sus escasos biógrafos, de timidez hasta un «grado que bordeaba lo enfermizo». Los contactos humanos le causaban un profundo desasosiego.
En el curso de su larga vida. Cavendish hizo una serie de descubrimientos señalados (fue, entre otras muchas cosas, la primera persona que aisló el hidrógeno y la primera que unió el hidrógeno y el oxígeno para formar agua), pero casi nada de lo que hizo estuvo verdaderamente al margen de la excentricidad. Para continua desesperación de sus colegas, aludió a menudo en sus publicaciones a los resultados de experimentos de los que no le había hablado a nadie. En este secretismo no sólo se parecía a Newton, sino que le superaba con creces. Sus experimentos sobre la conductividad eléctrica se adelantaron un siglo a su tiempo, pero lamentablemente permanecieron ignorados hasta un siglo después. De hecho, la mayor parte de lo que hizo no se conoció hasta que el físico de Cambridge, James Clerk Maxwell, asumió la tarea de editar los escritos de Cavendish a finales del siglo XIX, época en que sus descubrimientos se habían atribuido ya casi todos a otros.
Ayer fuimos al Teatro Real a ver Rigoletto, de Giuseppe Verdi. Nos gustó. (No, si al final la Esfinge va a conseguir que me guste esto...). Vaya por delante que sigo sin tener ni puta idea sobre ópera, así que todo lo que diga tiene igual valor a cero. Sólo sé decir "Esta escena me ha gustado" o "Esta escena me ha aburrido", sin ningún fundamento más que mi propio estado de ánimo.
El doctor se puso de pie y se dio la vuelta para controlar el tubo de goma. Bird vio por primera vez a su hijo.
Mi hijo tiene la cabeza vendada como Apollinaire cuando fue herido en el campo de batalla. Mi hijo fue herido en un campo de batalla oscuro y silencioso que nunca he visto, como Apollinaire, y ahora grita sin sonidos...Apreciado amigo,
Todo autor desea recibir una carta como la que usted me envió. Ha sido una
sorpresa y una alegría. Me complace, en particular, que haya usted estudiado
filosofía y tenga 31 años. Yo ando ya por los 76 y con la salud sumamente
quebrantada. No sé si dará tiempo ya publicar cosas nuevas, salvo —en un futuro
lejano— páginas de mis diarios.
Sueños de Occam fue subsumido en Un café con Gorrondona y en cuanto a
Diario de Guerra es un texto que también encontrará usted en dicho libro. Por
otra parte, da título a una Antología que publicó hace muchos años la revista
Vuelta de escritos míos. Lenguaje y Significado está publicado en la Colección
Breviarios del Fondo de Cultura Económica y, si me lo permite y me remite su
dirección, le diré a la editorial que se lo envíe.
Una vez más, amigo X, le expreso mi agradecimiento por una lectura tan
estimulante y generosa.Un saludo cordial.
Alejandro Rossi.