Hay en la prosa poética de Xuan Bello algo difícil de definir, una emoción contenida, una belleza continua, una prosodia infalible. Esa mezcla de relato y ensayo y poesía, de observación y memoria (individual y colectiva), de palabras escogidas e imágenes fulgurantes, de recuerdos exactos y condensación del tiempo.
Al igual que Cunqueiro escribió toda una geografía espiritual de Galicia, Xuan Bello lo ha ido haciendo con Asturias. No es casual que tradujese al bable Escuela de melecineros y fábula de varia xente (1997), el libro de retratos del común en el que el bardo mindoniense trató de dar forma al alma gallega.
Muerto a los sesenta años, inesperadamente, por un aneurisma de aorta, nos quedan sus libros: sobre todo Paniceiros (2004), que incluye Historia universal de Paniceiros (2002) y Los cuarteles de la memoria (2003), pero también La nieve y otros complementos circunstanciales (2012), Las cosas que me gustan (2015) o Incierta historia de la verdad (2019), que son los que tengo aquí en la mesa. También queda su poesía en bable y sus traducciones de Pessoa, Stevenson, Conan Doyle o Castelao, entre otros.
Recuerdo la ilusión que me producía encontrar los libros de Xuan Bello en La Central de Callao, supongo que gracias a la labor de su amigo Martín López Vega.
Xuan Bello nos ha ayudado a entender Asturias a los que sólo tenemos cierta relación colateral con esta tierra, como -en mi caso- un abuelo materno nacido en Grandas de Salime, que, como me dijo Xuan Bello la única vez que coincidí con él, es “el Mundu”.
Hay que ser agradecidos con los que nos han hecho disfrutar tanto. Aunque pueda estar mal visto el agradecimiento (que se interpreta como una forma de peloteo o amiguismo en vida, o de apropiación indebida post mórtem), lo cierto es que de bien nacidos es ser agradecidos. Como dijo Roger Scruton poco antes de morir: “Al acercarte a la muerte empiezas a saber lo que significa la vida, y lo que significa es gratitud”.
Muchas gracias, pues, a Xuan Bello, por los estupendos ratos que nos ha hecho pasar.
2 comments:
Me lo presentó, antes incluso de que saliera la 'Historia universal...', Alfonso Velázquez, común amigo, traductor de T.S. Eliot al asturiano ('La tierra ermo'). Hace bien poco, otro amigo me pasó el trabajo que estaba haciendo sobre el ruralismo en la literatura contemporánea, que él situaba, después de Delibes y así, con un puntal en LLamazares y otro en Jesús Carrasco. Yo le comenté que la literatura campestre moderna tenía su referente en Bello. Esto fue un mes antes de su muerte.
Todo encaja, desde luego.
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