De vez en cuando necesito volver a este vídeo, que ya colgué en su día, para descansar de la realidad durante unos minutos y meterme en esa otra realidad, maravillosa, del sueño: este londres en color de los años 50. Para mí esto es arte, la Belleza: moverse por los alrededores de Kensington High Street, con ese ritmo de vida que pasa y esos tonos de cuadro impresionista.
El hombre vestido de negro que cruza el paso de cebra, el posible doctor de maletín alargado, el impaciente conductor del camión, la mujer que se peina, los reflejos de la ciudad en los escaparates, las chicas que se dan la mano, la sombra apacible de los árboles, los squares, las niñas aburridas, el viento que agita las hojas, el perro lánguido, el cielo en los parabrisas, paseantes, tiendas, autobuses, bicicletas... Una ciudad, se diría, de coches y personas elegantes.
Ay, esa mujer que cruza con su bolso y a la que casi tocamos...El hombre vestido de negro que cruza el paso de cebra, el posible doctor de maletín alargado, el impaciente conductor del camión, la mujer que se peina, los reflejos de la ciudad en los escaparates, las chicas que se dan la mano, la sombra apacible de los árboles, los squares, las niñas aburridas, el viento que agita las hojas, el perro lánguido, el cielo en los parabrisas, paseantes, tiendas, autobuses, bicicletas... Una ciudad, se diría, de coches y personas elegantes.
Durante estos días volveré al sueño de Londres, a intentar hacer realidad lo que nunca se alcanza. Dos piernas, un cuadernito y una pequeña cámara. Nada más.