Sunday, December 31, 2006

Nochevieja o el eterno retorno de lo mismo

Uvas, campanadas, fuegos artificiales, confetti, champán...
Fantasmas de un pasado idéntico (no menos idéntico que el futuro), aprendices de cadáveres simulando una borrachera de alegría, celebrando -supongo- que aún estamos aquí, que no nos hemos ido, que no han dicho nuestro nombre en la sala de espera.
Sólo eso. Lo mires como lo mires, es absurdo... extraño... irreal.

Wednesday, December 27, 2006

Juana de Arco


Supongo que uno de los logros del arte -de cierto tipo de arte, no de todo- es dejar al lector/espectador/oyente tan embobado durante su lectura/visión/audición que se olvide de sí mismo y experimente una existencia vicaria, imbuido de esa placidez espiritual que los epicúreos llamaban "ataraxia" (es lo que traté de explicar cuando hablé de El caso Winslow o cuando hice referencia a El testimonio de Yarfoz). Supongo que para los amantes de los efectos especiales y las emociones fuertes eso de la "ataraxia" no es más que un eufemismo griego para designar el aburrimiento más absoluto, el "tostón" o "coñazo" de toda la vida. Para mí, al menos, no. Sé distinguir bien una cosa de la otra...
Pues bien. Todo este preámbulo para justificar que el otro día vi -y me gustó muchísimo- una película lenta, aburrida y tostón como El proceso de Juana de Arco, de Robert Bresson. No pienso exponer mis impresiones ni explicar las razones de mi entusiasmo, básicamente porque las ignoro. Sólo sé que me quedé anestesiado delante de la pantalla desde que empezó la explicación del principio hasta que apareció la palabra "Fin", que en este caso fue sinónimo de perturbación. Si por mí fuera, habría alargado la película una horita más....
Hay muchas versiones en cine de la historia de esta santa/heroína francesa, pero yo sólo había visto dos. Había visto en el cine Doré la versión infumable de Rossellini (un verdadero coñazo pretencioso, hortera y barroquista, pese a tener como protagonista a mi amada Ingrid Bergman, que salía guapísima; véase arriba) y había visto en la tele la intrascendente versión moderna de Jean-Luc Besson (con la andrógina y atractiva Milla Jovovic, sin duda lo mejor de la peli). Y llevo tiempo queriendo ver la versión de Carl Theodor Dreyer (por las fotos que he visto, tiene buena pinta, aunque la actriz es la más fea de todas las Juanas de Arco con diferencia).
Me asalta una duda existencial: ¿es inevitable enamorarse de esta mística/guerrera/santa/heroína/virgen, extrañísimo y morboso personaje de la mitología francesa?

Tuesday, December 26, 2006

Ventanas de Roma







Hoy hace un año me paseaba por estas calles, rumiando sueños, mirando ventanas... ¡Quiero volver!

Saturday, December 23, 2006

Platónov y Baudelaire

Llevan la raya del pelo en distinto lado y quizás Baudelaire tiene un gesto más amenazador (de rencoroso cascarrabias), pero ¿a que tienen un aire?
Andréi Platónov (1899-1951)
"Sobre un hilo telegráfico se sienta un pequeño pajarillo que canta orgulloso. A su lado pasan los expresos. En los compartimentos follan los genios de la literatura. Y mientras, el pajarillo canta. Aún no se sabe quién saldrá ganando: los pájaros o los expresos" (De sus cuadernos de notas).
"La muerte. Un cementerio de caídos en la guerra. Se muestra a la vida aquello que tuvo que suceder pero no se produjo: las obras, el trabajo, las hazañas, el amor, todo el cuadro de una vida que no fue, y qué habría sido si ésta se hubiera dado. Se representa lo que se ha matado en realidad, no sólo los cuerpos. El gran cuadro de la vida y de las almas caídas y de sus posibilidades" (Ibídem).
"El abajo firmante reniega de toda su actividad literaria y artística pasada, tanto de la expresada en obras impresas como en las no publicadas. [...] he llegado a la conclusión de que mi labor prosaica, a pesar de sus positivas intenciones subjetivas, es por completo y contrarrevolucionariamente perniciosa para la consciencia de la sociedad proletaria" (De la carta enviada a los periódicos Pravda y Literatúrnaya Gazeta en respuesta a sus críticos).

Charles Baudelaire (1821-1867)

"Estoy absolutamente cansado de la vida de comensal y de inquilino de habitación amueblada de hotel. Eso me mata y me envenena. No sé cómo me he resistido. Estoy cansado de resfriados y migrañas y fiebres, y sobre todo de la necesidad de salir dos veces al día, y de la nieve y el fango y la lluvia. [...] Me falta de todo: muebles, ropa, trajes, incluso cacerolas, colchón. Y mis libros siguen extraviados en los talleres de diversos encuadernadores. Me hace falta de todo, y todo inmediatamente" (De una carta a su madre. París, 20 de diciembre de 1855).

"Siento que estoy en una crisis, en una fase en que debo tomar una gran decisión, hacer justo lo contrario de todo lo que he hecho, es decir, no amar más que la gloria, trabajar sin cesar, incluso sin esperanza de salario, suprimir todo placer y convertirme en eso que se llama una grandeza de alto rango. En fin, intentar hacer una pequeña fortuna. Desprecio a la gente que ama el dinero, pero tengo un miedo horrible a la servidumbre y a la miseria en la vejez" (Ídem. París, 10 de agosto de 1862).

Friday, December 22, 2006

Feliz Navidad

...Y el niño de San Ildefonso, enloquecido por la cantinela machacona de sus compañeros, se puso en mitad del escenario, sacó del uniforme una pistola de 9 mm y se pegó un tiro en la cabeza.
La imagen dio la vuelta al mundo.
PD: Le tuvieron que tapar el agujero (que es lo que hace, mayormente, la gente en esta fecha).

Wednesday, December 20, 2006

Casa de Citas (III)

Para terminar esta primera trilogía de citas (ojo, continuará en otro momento), hoy traigo algunas perlas de los dos mejores aforistas que conozco de la blogosfera. Recomiendo que abráis los enlaces y disfrutéis directamente de toda su sabiduría:

1) Sutil, poético, sugerente... Sabe captar con inigualable sensibilidad lírica el infinito del instante. Con ustedes, La Luz Tenue (http://laluztenue.blogspot.com/):

Intención: Esa intención que se nos quita al momento de la cabeza y que consiste en desear meter los dedos en un enchufe debe ser cosa de la necesidad última de que todo encaje.
Otoño: Cuando el aire mueve una cortina parece que nos mece el alma.
Constatación: Hay gente que anda tan deprisa que no logra ni alcanzarse a sí mismo.
Lluvia: A veces la lluvia cae de lado, oblicua, y nos moja solo una parte. Una mejilla, un brazo, una pierna, medio corazón.
Huchas: ¿Ríen las bocas de las huchas?
Intruso: El intruso se sienta en la cama. Ha recorrido la casa, abierto los armarios y manipulado el mando a distancia del televisor. Llegó aquí porque la puerta estaba abierta. Sigue sentado en la cama. Se mira en el espejo. Se mira y entonces recuerda que no es un intruso: esta es su casa, este es su dormitorio, este es su espejo.
Pájaros: Hay pájaros que viven en los escotes de los vestidos de algunas mujeres.
Rellano: Esperar el ascensor en el rellano tiene algo de penitencia.
Tiempo: El mejor momento de nuestra vida es aquel de la infancia en el que nos caemos de culo de un ataque de risa.
Naturaleza: La languidez de la adolescente es tal que hay mañanas que no se recuerda a sí misma.
Periódico: Leer el periódico por la noche es hacer esperar al mundo unas horas.
Teléfono: Que suene un teléfono tiene algo de cortocircuito de la rutina.
2) Irónico, genial, corrosivo, desternillante... Implacable en su análisis cínico de la actualidad, lúcido en su mirada políticamente incorrecta. Con ustedes, Esperando a Dodot (http://esperandoadodot.blogspot.com/):
Sobre sexo: El sexo está sobrevalorado. No veo lógicos esos precios.
De estancos: Acabaremos obligando a todos los estancos a tener su propio enfermo terminal y él será el que te venda la cajetilla.
La seducción: Existen 3 pasos para la seducción: Aparentar que no la necesitas para ser feliz, aparentar que te interesa mucho como ser humano y fingir interés por su mejor amiga.
Los dedos: Estuve hora y media buscando aparcamiento, hasta que me cansé, me pillé los dedos con la puerta del coche y aparqué en el de minusválidos.
La DGT: La mayoría de los accidentes se producen en los puntos negros, si la DGT los pintase más grandes podríamos frenar desde lejos.
El coito: ¿Me concede este coito, bella dama?
De sondas: Mandamos sondas al espacio para ver si encontramos planetas perdidos llenos de viejecitos a los que poder ayudar a mear.
Ultrajado: La semana pasada me llamaron para ofrecerme 'colchones anti-ácaros', les insulté y les colgué; obviamente, me tienen en una lista de guarros.
El golf: Me iba a deshacer de toda mi ropa ridícula pero al final me he apuntado a un club de golf.
Del Windsor: Lo del edificio Windsor fue un lamentable error, lo que yo quería quemar era el castillo.
El dentista: El dentista me cobraba 50 euros por un empaste pero le di 60 para también pudiese renovar las revistas.
Pasional: El amor es cuando empiezas a quedar para aburrirte y te gusta.
La teoría: Antes no sabía que era eso de 'La teoría de los vasos comunicantes', ahora sin embargo, a partir de la cuarta copa, ya parece que oigo voces.
El incapaz: Dios se mató en la explosión del Big Bang, es evidente, sólo existía él, fue el torpe incapaz que hizo saltar todo por los aires.
Previsión: Previsión es ir en bañador al funeral de tu jefe por si quiere volver y hay que ahogarlo en la Laguna Estigia.

Tuesday, December 19, 2006

Casa de Citas (II)

Hoy nos vamos a poner más trágicos y pesimistas, incluso un poco apocalípticos, de la mano del genial E. M. Cioran:


En los brazos de la mujer bajan ataúdes del cielo.
P:-¿Qué hace usted todo el día? R:-Me soporto.
En un mundo sin melancolía los ruiseñores se pondrían a escupir y los lirios abrirían un burdel.
Me gustaría ser libre, inimaginablemente libre, libre como un ser abortado.
La palidez nos muestra hasta qué punto el cuerpo puede entender al alma.
Los parques son desiertos positivos.
Hasta el silencio me parece un grito.
La enfermedad: estado lírico de la materia, matería lírica.
¿No es la paradoja un estornudo del espíritu?
Necesidad física del deshonor. Me hubiera gustado ser hijo de verdugo.
No nacer es sin duda la mejor fórmula que hay. Desgraciadamente no está al alcance de nadie.
Haber naufragado en alguna parte entre el epigrama y el suspiro.
Ese absoluto en nuestra superficie... llamado mujer.
Haber cometido todos los crímenes, salvo el de ser padre.
Si Dios colocara la frente en mi hombro, ¡qué bien estaríamos los dos así, solos y desconsolados!
El único sentido de la tierra es absorber las lágrimas de los muertos.
Las ideas son melodías muertas. Cada ser es un himno destruido.
La poesía es solamente el instrumento de un fúnebre narcisismo.
Si Dios fuera Cíclope, España sería su ojo.
Después de algunas noches, debería uno cambiar el nombre, porque ya no se es el mismo.
Concebir un pensamiento, un solo y único pensamiento, pero que hiciese añicos el universo.
Si un gusano es capaz de sentir inquietudes metafísicas, también él le quita el sueño a Dios.
La soledad no te enseña a estar solo, sino a ser único.
Devastado por el tedio, ese ciclón al ralentí...
De los hombres me separan todos los hombres.
La teología sólo guardó para Dios el respeto por la letra mayúscula.
La locura es la introducción de la esperanza en la lógica.
Las mujeres que no saben sonreír me hacen pensar en una fanfarria de bomberos en el Paraíso.

Monday, December 18, 2006

Casa de Citas (I)

Empezaremos por el mejor aforista de todos los tiempos: G. C Lichtenberg (siglo XVIII):
Hoy le permití al sol levantarse antes que yo.
Ya sé que se escribe en público de pecados secretos. Me he propuesto escribir en secreto de pecados públicos.
Por más que se predique en ellas, las iglesias siguen necesitando pararrayos.
El escritor da cuerpo a las metáforas; el lector, alma.
El sacrificio de los primogénitos aún es recomendable, sobre todo en el caso de los versos.
En cierta obra de un hombre célebre preferiría leer lo que tachó que lo que dejó.
A un prólogo se le podría llamar "matamoscas" y a una dedicatoria "bolsa de limosna".
Aquello tuvo el efecto que por lo general tienen los buenos libros. Hizo más tontos a los tontos, más listos a los listos y los miles restantes quedaron ilesos.
En verdad hay muchos hombres que leen para no pensar.
No cesaba de buscar citas: todo lo que leía pasaba de un libro a otro sin detenerse.
En la Francia libre, donde ahora uno puede ahorcar a quien quiera.
El primer americano descubierto por Colón hizo un descubrimiento atroz.
Amarse a sí mismo al menos tiene una ventaja: no hay muchos rivales.
Hasta los muertos viajan alrededor del sol una vez al año.
¿Por qué son tan hermosas las viudas jóvenes en duelo? (Investigación)
Si es cierto eso que leí en alguna parte de que nadie muere antes de hacer al menos una cosa inteligente, entonces M ha engendrado a un inmortal.
Lo que buscamos siempre está en el último bolsillo en que metemos la mano.
La simpatía es una pésima limosna.
Es bien sabido que un momentito es mayor que un momento.
Alzar el sombrero es una reducción del cuerpo, un disminuirse.

Saturday, December 16, 2006

BSO

Dos cortos caserillos de un tal Steve Ryan. Lo mejor es la música: de Yann Tiersen (Amelie) y Scott Joplin (El golpe). Bueno, la chica tampoco está mal...


Y un documento sobre los locos años 20 (The jazz age):

Friday, December 15, 2006

El derecho a la pereza

Este señor de cabellos ondulados, bigote de mosquetero y tupé molón -como un Elvis Presley avant la lettre, o avant le siècle, o como se diga- se llamaba Paul Lafargue.
Nació en Santiago de Cuba en 1842, estudió Medicina en París, anduvo un tiempo medrando por las Españas y acabó casándose con la hija de Karl Marx. Tener a Marx por suegro no suena muy divertido, la verdad; todo apunta a que las comidas de los domingos, con el barbudo economista alemán haciendo la paella y bebiendo tintorro, no debían de ser la juerga padre, precisamente. Quizás por eso el matrimonio Lafargue tomó por anticipado una decisión irrevocable y fijó un límite a sus vidas: en ningún caso sobrepasarían los 70 años.
Cuando llegó la fecha señalada, un sábado de noviembre de 1911, después de haber ido al cine en la capital francesa y de haber degustado unos ricos pasteles, el matrimonio formado por Laura Marx y Paul Lafargue volvió a su casa de Draveil y se quitó la vida. Habían dejado perfectamente ordenada la distribución de sus bienes, incluyendo a la criada, al jardinero y al perro Nino. No sabemos qué película vieron aquella tarde, pero sí conocemos por el testamento las razones de su suicidio:

Sano de cuerpo y de espíritu, me doy la muerte antes de que la implacable vejez, que me ha quitado uno tras otro los placeres y los goces de la existencia, y me ha despojado de mis fuerzas físicas e intelectuales, paralice mi energía y acabe con mi voluntad, convirtiéndome en una carga para mí mismo y para los demás.
Desde hace años me he prometido no sobrepasar los 70 años; he fijado la época del año para mi marcha de esta vida, y preparado el modo de ejecutar mi decisión: una inyección hipodérmica de ácido cianhídrico.

En 1883 Lafargue había publicado un auténtico Catecismo de la Risa Absoluta titulado El derecho a la pereza, que así comienza:

Una manía infernal carcome las entrañas de las clases obreras de los países en que reina la civilización capitalista; una manía considerablemente extendida a toda la sociedad y que tiene por corolario innumerables miserias individuales y colectivas que están instaladas en la Humanidad desde hace dos siglos. Esa manía infernal es el amor al trabajo, el frenesí del trabajo, llevado hasta el consumo total de las fuerzas vitales del individuo y de su progenitura.
Imagino que en algunas escuelas de su Cuba natal empezarán las clases rezando, todos en pie y con la mano en el pecho, el Padrenuestro y el Credo del Capitalista, que Paul Lafargue instituyó:
Creo en el Capital que gobierna la materia y el espíritu. Creo en el Beneficio, su legítimo hijo, y en el Crédito, el Espíritu Santo, que procede de él y es adorado conjuntamente. Creo en la Renta al 5%, también al 4 y al 3, y en la Cotización auténtica de los valores. Creo en el Gran Libro de la Deuda Pública [...]. Creo en la Prolongación de la jornada de trabajo y en la Reducción de los salarios, como también en la Falsificación de los productos. Creo en el dogma sagrado "Comprar barato y vender caro", y también creo en los principios eternos de nuestra santísima Iglesia, la Economía política oficial. Amén.
No sé qué pensarían la criada, el jardinero y el perro Nino de todo esto. Nunca lo sabremos. Es la ironía que se vuelve contra sí misma...

Monday, December 11, 2006

A Tale of a Tub

Estoy enfrascado en este libro. No pienso abrir la boca hasta que lo termine. (Pero no os hagáis ilusiones, que es muy corto...)

Whoever has an ambition to be heard in a crowd must press, and squeeze, and thrust, and climb with indefatigable pains, till he has exalted himself to a certain degree of altitude above them. Now, in all assemblies, though you wedge them ever so close, we may observe this peculiar property, that over their heads there is room enough; but how to reach it is the difficult point, it being as hard to get quit of number as of hell.
"Evadere ad auras, Hoc opus, hic labor est.”
To this end the philosopher’s way in all ages has been by erecting certain edifices in the air; but whatever practice and reputation these kind of structures have formerly possessed, or may still continue in, not excepting even that of Socrates when he was suspended in a basket to help contemplation, I think, with due submission, they seem to labour under two inconveniences. First, that the foundations being laid too high, they have been often out of sight and ever out of hearing. Secondly, that the materials being very transitory, have suffered much from inclemencies of air, especially in these north-west regions.
Pos eso...

Sunday, December 10, 2006

El huevo sobre la llanura sin llanura

¿Quién sino Dalí osaría colgar del Punto Inmóvil un huevo frito, trémulo y blandengue como una pálida serpiente embarazada de yema?
Como no he encontrado ninguna imagen del cuadro, os dejo con este vídeo:

Thursday, December 07, 2006

Thursday, November 30, 2006

A Praga, en busca de K.

"Al haberme desprendido de la protección contra el invierno, cuando me encontré en la calle experimenté lo que significa estar indefenso a merced del frío. Procedente del Certova, el brazo del Moldava que fluye alrededor de la Kampa, una pesada humedad se mezclaba con el aire helado y los espesos jirones de niebla que se percibían alrededor de las farolas de gas encendidas despertaban la sensación de que el aire gélido se acercaba a las luces para calentarse."
"Cuando llueve, el suelo se moja. Sobre todo en Praga. Porque aquí se riegan las calles cuando llueve. A veces en plena lluvia, otras después y en ocasiones antes."
(Ergon Erwin Kisch, De calles y noches de Praga)
Me voy unos días a Praga, tras las huellas de Kafka. El frío no me importa (incluso me haría ilusión que nevase), pero espero que no llueva mucho, para que podamos patearnos las calles tranquilamente. Si quieren regar las calles, que las rieguen.
Nos aguardan edificios de todos los estilos: románico, gótico, renacentista, barroco, modernista... Intentaré sacar alguna foto interesante para ponerla a la vuelta.
En fin. Na schledanou. Si el avión no se cae, en breve estaré paseando por aquí:

Wednesday, November 29, 2006

Las ruinas circulares

Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche. Sintió el frío del miedo y buscó en la muralla dilapidada un nicho sepulcral y se tapó con hojas desconocidas. El propósito que lo guiaba no era imposible, aunque sí sobrenatural. Quería soñar un hombre: quería soñarlo con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad.

El forastero se soñaba en el centro de un anfiteatro circular que era de algún modo el templo incendiado: nubes de alumnos taciturnos fatigaban las gradas; las caras de los últimos pendían a muchos siglos de distancia y a una altura estelar, pero eran del todo precisas. El hombre les dictaba lecciones de anatomía, de cosmografía, de magia: los rostros escuchaban con ansiedad y procuraban responder con entendimiento, como si adivinaran la importancia de aquel examen, que redimiría a uno de ellos de su condición de vana apariencia y lo interpolaría en el mundo real. El hombre, en el sueño y en la vigilia, consideraba las respuestas de sus fantasmas, no se dejaba embaucar por los impostores, adivinaba en ciertas perplejidades una inteligencia creciente. Buscaba un alma que mereciera participar en el universo.

Las ruinas del santuario del dios del fuego fueron destruidas por el fuego. En un alba sin pájaros el mago vio cernirse contra los muros el incendio concéntrico. Por un instante, pensó refugiarse en las aguas, pero luego comprendió que la muerte venía a coronar su vejez y a absolverlo de sus trabajos. Caminó contra los jirones de fuego. Éstos no mordieron su carne, éstos lo acariciaron y lo inundaron sin calor y sin combustión. Con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo.

Texto: extraído de "Las ruinas circulares", de Jorge Luis Borges. Fotos: diciembre de 2005, Fori Imperiali di Roma.

Monday, November 27, 2006

"Into the night", de Cornell Woolrich

Se trata de un libro escrito a cuatro manos: dos de ellas pertenecen a un muerto y las otras dos a un vivo. El muerto es Cornell Woolrich (el de la foto de abajo, con sombrero de ala ancha y mirada triste), uno de los grandes de la literatura noir y de suspense; el vivo, un tal Lawrence Block, que tuvo que rellenar los huecos que aquél dejó en distintos lugares del manuscrito (es lo que tiene la muerte, que te pilla desprevenido y con las cosas a medio hacer).
El argumento de la novela es bastante burdo e inverosímil, la verdad, pero no sé qué tiene -será la atmósfera misteriosa, o el poder de seducción de la protagonista- que te engancha desde la primera línea. Empiezas a leerlo y no puedes parar. La cosa es como sigue.
Una joven llamada Madeline está sentada a oscuras en su habitación. Le abate una honda depresión, no aguanta más, no quiere seguir viviendo. Se levanta de la silla, trepa a una caja para alcanzar el estante más alto del armario y agarra una bolsa de terciopelo: en ella guarda la pistola que en una ocasión le regaló su padre alcohólico ("Por si acaso alguna vez quieres matar a alguien. O por si acaso alguna vez quieres matarte"). Después de pensárselo un buen rato, se mete el cañón de la pistola en la boca (nota el sabor del metal en la lengua), rectifica, apunta a la sien, al oído, al cuello... Sigue dudando. Pero no encuentra ninguna razón para no matarse.
Por fin apoya la pistola en la sien, alza el percutor y aprieta el gatillo. Clic. La recámara está vacía. De repente, recupera la ilusión de vivir. Se le han quitado todos los males. El mero hecho de vivir ya es un aliciente de por sí...
Enciende la luz, conecta la radio y se pone a bailar al compás de la música. Guarda el arma en la bolsa de terciopelo y la arroja sobre la mesa. Al chocar contra la superficie de la mesa, la pistola se dispara.
En fin, resumiendo y sin desvelar gran cosa (por si alguien lo quiere leer): resulta que el disparo ha salido por la ventana y ha matado a una chica que pasaba por la calle. Starr Bartlett es su nombre. La gente cree que le han disparado desde un coche que pasaba por allí.
Martirizada por el sentimiento de culpa, Madeline -que no dice nada a la policía- emprende una curiosa investigación siguiendo las huellas de la chica e intentando vivir su vida. Su razonamiento es irreprochable, por absurdo: "Starr -dice para sus adentros-, yo quería morir porque mi vida carecía de sentido. Ahora puedo encontrarle un sentido en vivir por ti, y tú puedes seguir viviendo por medio de mí". (Hasta aquí puedo leer)


Cornell Woolrich fue tan desgraciado en la vida real como sus personajes en la ficción. Vivió siempre agarrado a las faldas de su madre y, cuando ésta murió, inició su imparable decadencia física y moral. Diabético y alcohólico, se refugió en una habitación del Sheraton Russell Hotel de Manhattan, con la sola compañía del whisky. Le tuvieron que amputar una pierna por no curarse una herida y acabó postrado en una silla de ruedas. Murió en 1968, de una embolia. Había nacido el 4 de diciembre de 1903, en Nueva York.

Friday, November 24, 2006

Diario de una peregrinación

En una de las noches más frías del mes de enero de 1870 conversábamos agradablemente al amor de la lumbre varios amigos en casa de uno de nosotros, a la sazón convaleciente de una gravísima enfermedad. Encima de la mesa en torno de la cual nos apiñábamos, para que no se escapase el brasero, había un libro: Viajes a Jerusalén y al Monte Sinaí, del P. María José de Geramb.
Lo abrimos y empezamos a leerlo. No se necesitó más para que la conversación, hasta entonces un tanto fría y descolorida, tomase tal animación, que nos sorprendieron las más altas horas de la noche hablando de Jerusalén, Belén, Nazaret, el Jordán, el mar Muerto, el lago de Tiberíades, el Tabor, el Carmelo. Desde aquel punto y hora quedó resuelta nuestra peregrinación a los Santos Lugares.
Durante los cinco años que corrieron entre la resolución y la partida, apenas sabíamos hablar de otra cosa que de la Tierra bendita de nuestra redención; y tanto y tanto crecían nuestras ansias, que las horas se nos figuraban años y los días, siglos.
Así comienza el Diario de una peregrinación de José María Fernández Sánchez y Francisco Freire Barreiro, catedráticos de la Universidad de Santiago a finales del XIX. Siempre que lo leo me da una envidia tremenda: me gustaría estar allí con ellos, asistir a sus conversaciones, participar en los preparativos de la aventura, sentir esa ilusión casi infantil, como si volviese a creer en los Reyes Magos o en el Séptimo de Caballería...
En el año del jubileo universal de 1875, estos seres eruditos y piadosos emprendieron un larguísimo viaje de peregrinación que fueron plasmando con minuciosa fidelidad en un monumental diario; después, ya en casa, lo aderezaron con hermosos grabados y generosa documentación. Santiago, Jerusalén y Roma son los hitos fundamentales de este viaje en el que atraviesan mares, montes, continentes... y recorren cientos de ciudades.
En tardes de lluvia como ésta, me zambullo al azar en cualquiera de sus tres mil páginas y me pongo a soñar un rato para combatir las asechanzas del tedio. Despliego sobre la cama el mapa que viene al final del primer tomo (publicado en 1880, como "el turrón más caro del mundo"), sigo con el dedo el itinerario marcado de su viaje y me uno a ellos, como un pasajero más, en la aventura. Es una gozada...
Las comparaciones son odiosas, pero seguramente si estos señores hubieran nacido en Inglaterra y hubieran sido profesores de Oxford, sus libros habrían sido reeditados hasta la saciedad en distintos idiomas, como ocurre, por ejemplo, con Los siete pilares de la sabiduría, de T. E. Lawrence. En cambio, a los pobres Fernández y Freire no los conoce ni su padre. Ni falta que hace, por otra parte.
Foto: desde el castillo de Coca.

Thursday, November 23, 2006

Jules et Jim

Adaptación de una novela de Henri-Pierre Roché.
Director: François Truffaut. Actores principales: Jeanne Moreau, Oskar Werner, Henri Serre, Sabine Haudepin.
No es una película redonda, pero es imposible olvidar algunas de sus escenas. Aquí tenéis unas cuantas, con música de Casino: "Dia de Festa".
¿Cómo no enamorarse de la mujer locomotora?

Tuesday, November 21, 2006

El amigo Manso


Cuando llega el frío del invierno, es buen momento para refugiarse en casa acompañado de los libros de Galdós.
Sus historias transmiten una agradable sensación de hogar, de chimenea: el cómodo sillón, donde el cuerpo se hunde como si naufragase en una nube de pereza; la taza de café humeante; la pipa repartiendo por la boca su sabor de incienso y mirra; la gorra como un pan en la cabeza; la bufanda que protege con su abrazo a la garganta, para que no se enfríe; las alpargatas de enfermo, que tosen más que tú; el pastor alemán a los pies de la cama, soñando lo que quiera que sueñen los perros.
"Yo no existo... Soy -diciéndolo en lenguaje oscuro para que lo entiendan mejor- una condenación artística, diabólica hechura del pensamiento humano (ximia Dei), el cual, si coge entre sus dedos algo de estilo, se pone a imitar con él las obras que con la materia ha hecho Dios en el mundo físico.
Quimera soy, sueño de sueño y sombra de sombra, sospecha de una posibilidad, y recréandome en mi no ser, viendo transcurrir tontamente el tiempo infinito cuyo fastidio, por serlo tan grande, llega a convertirse en entretenimiento, me pregunto si el no ser equivale a ser todos, y si mi falta de atributos personales equivale a la posesión de los atributos del ser. Cosa es ésta que no he logrado poner en claro todavía, ni quiera Dios que lo ponga, para que no se desvanezca la ilusión de orgullo que siempre mitiga el frío aburrimiento de esos espacios de la idea."
Quien esto afirma se llama -no impunemente- Máximo Manso. Es asturiano, miope, metódico, ordenado, sobrio, de cabello oscuro y abundante, tiene 35 años... Vive en Madrid (más concretamente en la calle del Espíritu Santo), suele llevar chistera y capa, le gustan los garbanzos, es hijo de farmacéutico y da clases de Filosofía. No fuma, no bebe, no folla... y, por si fuera poco, se considera hegeliano y krausista. ¿Cabe mayor contradiós?

Sunday, November 19, 2006

Sin título

Callar es dar forma a la nada.
Medir lo que no ocupa.

Friday, November 17, 2006

Un día perfecto para el pez plátano

Florida, EE.UU., un hotel lleno de agentes de publicidad neoyorkinos. Muriel, la chica del 507, hojea una revista femenina y se aplica esmalte de uñas mientras espera la llamada de su madre. En la orilla de la playa, su marido -un ex combatiente de la II Guerra Mundial llamado Seymour Glass, presunto trastornado y pederasta- charla animadamente con una niña rubia de Connecticut. Al rato vuelve a la habitación, se sienta en la cama y se pega un tiro en la sien.


Un argumento simple pero inolvidable. Un famoso cuento de J. D. Salinger que te deja con una sensación rara. Da que pensar...

Wednesday, November 15, 2006

Arthur Cravan Vs Mina Loy

Arthur Cravan, poeta y boxeador. Nació en 1888, era sobrino de Oscar Wilde y fue uno de los precursores del Dadaísmo con su revista Maintenant, de la que era editor y redactor único (escribía en ella con distintos pseudónimos). Se dedicó básicamente a hacer tonterías para epatar al burgués (era una época en que todavía era posible el escándalo). De profesión provocador, fueron famosos sus insultos a Guillaume Apollinaire y a la mujer de éste, la pintora Marie Laurencin; obligado a "rectificar", escribió lo siguiente: Puesto que yo he dicho: "He aquí una que necesita que se le levanten las faldas y se le meta una gran ... en cierto sitio", yo pido simplemente que se debe entender: "He aquí una que necesita que se le levanten las faldas y se le meta una gran astronomía en el Teatro de Variedades". No sé si fue un castigo divino por tamaña grosería, pero Cravan desapareció en 1918 en una travesía por mar, en algún lugar del golfo de México. Su cadáver nunca fue encontrado.



Mina Loy, poetisa y pintora. Nació en 1882, estudió pintura en Londres y flirteó con el futurismo de Marinetti (quizá más con Marinetti que con el futurismo...). Además de escribir poesía, diseñaba muebles y pululaba por el mundillo bohemio de París. Se la puede calificar de "musa múltiple". Conoció a Arthur Cravan en Nueva York, se enamoraron y se casaron en Ciudad de México. Hasta su muerte -en Aspen, Colorado, con 87 años- vivió obsesionada con la misteriosa desaparición de Cravan.
Si ayer hablábamos de personajes de cine, estos dos personajes "literarios" -cuyos nombres verdaderos eran Fabien Avenarius Lloyd y Mina Gertrude Lowy, respectivamente- fabricaron sus máscaras para pasearse con cierto glamour por la vida. Seguramente fue ésa su mejor creación artística...

Tuesday, November 14, 2006

Tres personajes

Hay personajes que son más personajes que otros. Éstos son tres de mis favoritos:

Longfellow Deeds (Gary Cooper): es un ejemplo perfecto de alma cándida pero inteligente. Bueno, inocente y honrado, toca el trombón en la banda de música de su pequeño pueblo, Mandrake Falls, hasta que se muere un tío suyo, al que apenas conocía, que le deja una herencia multimillonaria. Tiene que trasladarse a la gran ciudad y allí se abalanzarán sobre él, como carroñeros, especímenes de la peor calaña: abogados, periodistas, timadores... Su nobleza resulta subversiva. Eso sí: si alguien le saca de quicio, no duda en meterle un buen gancho de derecha a la mandíbula. (De pequeños, mi hermano y yo -que hemos visto esta película miles de veces- nos sabíamos de memoria las frases del juicio y las decíamos al mismo tiempo que los actores. Para mi gusto, es la mejor película de Frank Capra: se titula Mr Deeds goes to town)

El gran Lebowksi (Jeff Bridges): también conocido como El Nota, o, en su defecto, Noti, Il Notarino, Su Notísima... Es un hippie trasnochado y de buen corazón. Fuma porros, viste con pantalones cortos, camiseta guarra, bata y sandalias, su bebida preferida es el ruso blanco y participa en un campeonato de bolos con un grupete de amigos (mención especial merece el paranoico ex combatiente de Vietnam). El despiste de Lebowski es proverbial: sin comerlo ni beberlo, se ve envuelto en una extraña trama de secuestros y maletines de dinero por culpa de una banda de nihilistas de la Alemania Oriental... (No es la mejor peli de los hermanos Coen, ni mucho menos, pero sólo por este personaje merece la pena verla)


Melvin Udall (Jack Nicholson): es un escritor de novelas románticas de gran éxito -tipo Corín Tellado-, toca el piano en sus ratos libres y sufre de neurosis obsesiva. Su número de manías se aproxima al ocho tumbado (esto es, más menos infinito): cerrar y abrir la cerradura de la puerta equis veces seguidas, encender y apagar las luces otras tantas, caminar por la acera sin pisar las rayas, lavarse las manos con agua hirviendo y con un jabón nuevo cada vez, comer siempre en el mismo sitio a la misma hora, etc. Vamos, que tiene más manías que todos los personajes de Woody Allen juntos, que ya es decir. Algunas de sus frases son memorables: "¡Ayuda, estúpidos devoradores de donuts!", "Me restriega los bajos la gente que habla con metáforas", "Carol, la camarera; Simon, el marica"... (As good as it gets, sin duda una de las mejores comedias de los últimos años)

Monday, November 13, 2006

El ángel de la historia

Foto: puente y castillo de Sant'Angelo (Roma), diciembre de 2005.
El ángel de la historia ha vuelto el rostro hacia el pasado. Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos, él ve una catástrofe única que amontona incansablemente ruina sobre ruina, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero desde el paraíso sopla un huracán que se ha enredado en sus alas y que es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán le empuja irreteniblemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras que los montones de ruinas crecen ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso.
Walter Benjamin, "Tesis de Filosofía de la Historia".

¿Quién, si yo gritara, me escucharía entre las órdenes angélicas? Y aun si de repente algún ángel me apretara contra su corazón, me suprimiría su existencia más fuerte. Pues la belleza no es nada sino el principio de lo terrible, lo que somos apenas capaces de soportar, lo que sólo admiramos porque serenamente desdeña destrozarnos. Todo ángel es terrible. Así que me contengo, y me ahogo el clamor de la garganta tenebrosa. Ay, ¿quién de veras podría ayudarnos?
Porque el permanecer está en ninguna parte. Voces, voces. Corazón mío, escucha, como sólo los santos escuchaban; la enorme llamada los alzaba del suelo, pero ellos seguían de rodillas, de modo imposible, sin darse cuenta: de tal manera escuchaban. No que pudieras soportar la voz de Dios, lejos de eso, pero escucha el soplo, la noticia incesante que se forma del silencio. Murmura hasta ti desde aquellos que han muerto jóvenes. ¿Acaso su destino no se dirigió siempre tranquilamente a ti, en Roma y Nápoles, cuando entrabas en alguna iglesia?
Todo ángel es terrible. Y sin embargo, ay, los invoco a ustedes, casi mortíferos pájaros del alma, sé quiénes son ustedes. Si ahora avanzara el arcángel, el peligroso, desde atrás de las estrellas, un solo paso, que bajara y se acercara: el propio corazón, batiendo alto, nos mataría. ¿Quién es usted?
Rainer Maria Rilke, de "Las elegías de Duino".

Sunday, November 12, 2006

El invierno y las castañeras


Me da igual lo que digan los termómetros. Puede seguir postergando la noticia el hombre del tiempo. Que continúen durmiendo los abrigos en el fondo de los armarios, que se arremolinen en las playas los que sólo aman el recuerdo del verano, que el sol se mantenga firme en su postura egocéntrica...
Que no, que no me engañan. Yo sé que el invierno ya ha llegado. ¿Por qué? Porque ayer me tomé en la calle las primeras castañas asadas de la temporada.
La presencia de las castañeras es el síntoma inequívoco y goloso de que el invierno asoma su cabeza por el horizonte. Es una imagen que me retrotrae a la infancia (y predispone mi espíritu, irremediablemente, para la Navidad), como las mejores siestas babeantes o la sensación de tumbarse en la toalla después de nadar.
De pequeño me imaginaba a todas las castañeras reuniéndose en las afueras de la ciudad, conspirando desde sus cuevas para acabar con el otoño. Después traían el invierno a rastras, cogiéndolo por las orejas, y posicionaban sus refugios en las esquinas de las calles, para recoger todos los vientos fríos.
Me encanta el olor a madera dulce de las castañas asadas (mis preferidas son las de la glorieta de Quevedo y las del final de Barquillo). Sus pequeñas hogueras son como fábricas de sueños para los amigos del invierno. Es como si las calles compartieran con nosotros sus recuerdos de cuando eran bosque. Sólo una pega: ya no ponen las castañas en esos cucuruchos de periódico que transmitían a las manos su calor de letras impresas... A este paso, todas las cosas van a acabar perdiendo su sentido épico de posguerra.
Moraleja: el invierno no lo trae Dios ni el hombre (ni siquiera el del tiempo), sino las castañeras.

Friday, November 10, 2006

Lost in translation

Como todos sabemos, traducir poesía es una misión imposible; una tarea inútil, condenada al fracaso. Nadie nunca lo conseguirá, porque no puede ser.

Con las ciudades ocurre, creo yo, exactamente lo contrario. Quien mejor traduce una ciudad es el que no la habita, el que llega por primera vez, el que empieza a descubrirla, porque lo hace desde la nada. Es decir, que traduciéndola se traduce a sí mismo.

(Si no me habéis entendido, no pasa nada; yo tampoco. Buscaré un intérprete en los anuncios por palabras, a ver si empiezo a pillarme el truco...)

Americanos en Tokyo:


Japoneses en Buenos Aires (o coreanos en No-sé-dónde):


Anónimos en USA:

Thursday, November 09, 2006

Lecturas escatológicas

No sé si es manía peculiar de un servidor, pero imagino que alguien más habrá por ahí al que le pasen estas cosas. ¿O no?
Igual que siempre he tenido dos “lecturas de enfermo” favoritas -a saber: En busca del tiempo perdido, de Proust, y El cuaderno gris, de Josep Pla-, que sólo leía cuando estaba en cama con gripe (¡y cómo las disfrutaba!), también suelo tener mis lecturas específicas de váter (con perdón).
Recuerdo que durante bastante tiempo mi “libro de váter” por antonomasia -y no va con segundas- fue Viaje a la Alcarria, de Cela. No creo que su prosa limpia y directa, sus frases cortas o sus personajes risueños tuvieran una función laxante, ni mucho menos, pero el caso es que alegraban sobremanera mis trances escatológicos (os lo recomiendo vivamente). Después pasé a otras obras del mismo autor: La colmena, La familia de Pascual Duarte, San Camilo, 1936, Oficio de tinieblas 5, etc. Vamos, que igual que Tolstoi y Kafka solían ser mis "lecturas de mesilla de noche" (casi de duermevela, cuando el sueño se abatía como una sombra de avión sobre los párpados) o Kant y Zubiri mis "lecturas de concentración" (antes de los exámenes solía leer a boleo un trozo de la Crítica de la razón pura o de Inteligencia y realidad, para ponerme a tono), nuestro flamante premio Nobel de Literatura ha sido durante mucho tiempo mi principal autor de trono. Todo muy monárquico.
Quizás para darle mayor utilidad y sentido práctico a los minutos desperdiciados sobre la única taza que no tiene asas, decidí hace un par de años limitar mis lecturas de váter a la lengua de Shakespeare, especialmente en el género de biografías y memorias. Novelistas como Philip Roth, Conan Doyle, Jonathan Swift, Paul Auster o Ian McEwan han sido algunos de los dichosos agraciados. Los libros de Bill Bryson, Karl Popper y Bertrand Russell también me han dado mucho juego, la verdad.
Como curiosidad final diré que ahora mismo estoy embarcado en una antología de “los mejores diaristas del mundo” titulada The assassin’s cloak. Es muy interesante, porque está organizada como un año entero, que va -día a día- desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre, con extractos de diarios de todas las épocas y lugares, aunque vencen por abrumadora mayoría -cómo no- los ingleses. Con este libro, que me compré este verano por dos míseras libras, ya tengo lectura de váter para varios meses, porque es un tocho considerable. Pero la duda me asalta: ¿cuál será el siguiente?
Por cierto, nunca leo poesía en el váter. Lo intenté en una ocasión, pero me resultaba astringente.
Que alguien busque, si le place, la explicación psicoanalítica.

PD: Tal y como anda el mundillo editorial, podría ser un buen reclamo de márketing: "Contra el estreñimiento, William Faulkner. Contra la diarrea, Juan Ramón Jiménez". Bueno, será mejor no dar ideas...
PD2: Una duda existencial: si la "escatología" es tanto la ciencia de la caca como la teoría de la vida de ultratumba, ¿será pleonasmo -o sólo irreverencia- leer el Apocalipsis en el WC?


Foto: La fuente de Duchamp, considerada por los expertos la obra más influyente del arte contemporáneo. (Así nos va...)