Saturday, December 31, 2011

Moves like Jagger

Para terminar el año, no sé por qué, me apetece poner esto:

Wednesday, December 21, 2011

Raymond Roussel en el Reina Sofía

Domingo, diez de la mañana. Hace un frío polar, las hojarascas del otoño se amontonan en las aceras mojadas, apenas pasan coches por la glorieta de Atocha. Los policías municipales, aburridos y soñolientos, se vigilan a sí mismos. Unos metros por delante de donde yo paso, un viejo lanza un escupitajo verde al suelo desde la puerta de un bar. Dos chicos recién salidos del afterhours traen los ojos como platos, lo miran todo con asombro pero no pueden pronunciar palabra —se les despeña en el abismo que se extiende entre neurona y neurona—. Un hombre emboscado en su abrigo lleva en la mano un cucurucho de periódico con churros grasientos y humeantes. Junto al quiosco de La Once hay un travesti con minifalda vaquera, medias altas fosforitas y zapatillas Nike rosas del número 48. En la entrada del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía una pequeña fila de turistas aguarda el momento de la apertura. La exposición estrella del momento es Locus Solus, aclamada unánimemente por la crítica como un acontecimiento cultural de primer orden.

Raymond Roussel en el Reina Sofía, en Jot Down

Monday, December 19, 2011

Histeria colectiva

Veo en las noticias las imágenes de Corea del Norte, con las muchedumbres llorando la muerte del dictador Kim Jong-il, golpeando el suelo de dolor, clamando al cielo a cuatro patas, y siento una rotunda "vergüenza trascendental".

Saturday, December 17, 2011

La estación fantasma

Pasado el paripé berlanguiano con las fuerzas vivas del lugar, me vi abandonado, solo, en mitad de un paraje desierto. Las taquillas vacías (con la persiana bajada, sin taquilleros/as, los recortes de la crisis), los pasillos silenciosos, un espacio de fantasmas, sólo máquinas y carteles que no indicaban nada. Arrojado a tu propia suerte, a tu intuición norte-sur. ¿Cuál será el andén correcto?




Ni un alma en cientos de metros a la redonda. Como Cary Grant en Con la muerte en los talones, más o menos (más menos que más).

Thursday, December 08, 2011

May June July I count the time

“Far away you've gone, and left me here • So cold without you, so lonely dear • May June July I count the time • Every minute I go takes the smell of your clothes • Further away •• 'Cause you've gone away • Where there isn't a telephone wire • Still I wait by the phone • You don't even write to say goodbye • Goodbye •• I have saved every piece of paper • Like grocery lists and note cards • To do lists and race scores • So just in case you change your mind • And come back, I've kept everything safe •• While you're gone away • Where there isn't a telephone wire • Still I wait by the phone • You don't even write to say goodbye • Goodbye..."




"...Get me out get me off • Get me out get me off • Oh this is a ride going nowhere • But somewhere that I despise • Going nowhere to end up with a tearful • I don't wanna go on with these pieces of paper • That you left behind •• This is a ride going nowhere • But somewhere that I despise • Going nowhere to end up with a tearful • I don't wanna go on with these pieces of paper • To keep me company in my old age •• While you're gone away • Where there isn't a telephone wire • Still I wait by the phone • Why don't you write to say goodbye • Goodbye...”

(Gone Away, My Brightest Diamond)

Tuesday, December 06, 2011

El París de Jean-Paul Clébert

Después de casi sesenta años olvidado, perdido entre los estantes polvorientos de las librerías de viejo, en 2009 se reeditó en Francia Paris insolite de Jean-Paul Clébert, en la pequeña editorial Attila. Su éxito fue tan fulgurante como el que obtuvo con la primera edición de 1952, en la mítica Denoël —con ilustres compañeros de catálogo como Aragon, Artaud o Céline—, cuando vendió más de treinta mil ejemplares y recibió los encendidos elogios de escritores de la talla de Henry Miller o Raymond Queneau. Aunque parezca increíble, en todo este tiempo a nadie se le había ocurrido recuperar la obra. Tuvieron que llegar unos jóvenes entusiastas con poco dinero y suficiente inteligencia para hacer justicia, mientras de paso daban el pelotazo, con todo merecimiento. Parece que no sólo España está llena de editores ciegos.

El París de Jean-Paul Clébert, en Jot Down.


Saturday, December 03, 2011

Adecentar el salón

Veo que me llega una avalancha de lectores siguiendo la mención de mi amigo Jabois en su entrevista en Jot Down y me pongo nervioso, como cuando te llama al telefonillo una visita inesperada y tienes que adecentar corriendo el salón, colocar los cojines, recoger los calzoncillos del suelo, vaciar los ceniceros, meter los platos en el lavavajillas y esconder las pilas de libros y papeles en un cajón, para que no se perciba tanto el desastre. Pero, claro, aquí los posts no se pueden esconder, sería absurdo cubrirse las vergüenzas con una manta, y borrar las huellas del crimen me parecería trampa. No, no se puede hacer nada. Sólo queda sonreír y encogerse de hombros.

Estoy acostumbrado a que me visiten sólo unos pocos amigos, siempre comprensivos, que saben que tampoco se me puede exigir mucho más, sobre todo después de cinco años de blog. A veces me dicen que por qué no actualizo más, que ya no escribo como antes, que sólo pongo fotos de viajes y citas de libros, y yo pienso que es verdad, que ya me vale, pero también pienso que bastante tengo con estar dándole constantemente al botón de F5 en la vida real, y más en época de crisis, que es la excusa para todo.

Así que la mejor opción que se me ocurre es poner una sonrisa de bienvenida y fingir que aquí no pasa nada. En pocos minutos las visitas se habrán largado, en silencio, decepcionadas. Y la casa volverá a su ser, a su lugar, vacía, silenciosa, deshabitada. Sólo lo lamento por mi amigo. Espero que esta decepción no vaya en merma de su crédito.

Friday, December 02, 2011

Un método peligroso

Al final está siendo un gran año de cine, desde luego mil veces mejor que los últimos que recuerdo. Quizás las crisis económicas son buenas para que se afile la inteligencia, prosperen sólo los buenos y se deje de derrochar el dinero público-y-privado en directores inútiles bien situados, que nunca dan la talla. Hablábamos hace poco de Terrence Malick y Lars Von Trier. Ahora se une David Cronenberg. Los tres han hecho este año, para mi gusto, la mejor película de sus ya largas carreras.
Igual que en El árbol de la vida y Melancholia, hay algo en Un método peligroso que no se olvida fácilmente. No sé exactamente lo que es ese algo. Quizás es lo mejor que se puede decir del arte, de la poesía, del cine: que tiene un nosequé que lo es todo. Algo que se nos escapa pero que sabemos que está ahí, que nos retiene. Llamémoslo "la atmósfera" esta vez, no sé.
Frente a las otras dos películas (raras, excesivas), en Un método peligroso dominan la contención y la mesura. Tampoco creo que sea una obra maestra o un peliculón. De hecho, se queda corta, sabe a poco, resulta demasiado esquemática. Pero tiene algo especial que permanecerá.
El reto de salir bien parado utilizando dos personajes tan particulares como Freud y Jung era complicado, pero creo que se ha resuelto bastante bien. Los actores se salen, sobre todo Viggo Mortensen, que me ha parecido simplemente perfecto. Las ciudades son preciosas, el lago, el barco, las casas, los muebles, la ambientación de época, el escritorio de Freud...
Los jardines del palacio Belvedere de Viena me han traído muy buenos recuerdos. Esas esfinges blancas...

Thursday, November 24, 2011

Las flores, los insectos y Marthe Taillefer

"Jed ignoraba entonces, al igual que Vanessa, que las flores son sólo órganos sexuales, vaginas abigarradas que adornan la superficie del mundo, entregadas a la lubricidad de los insectos. Los insectos y los hombres, y también otros animales, parecen perseguir un objetivo, sus desplazamientos son rápidos y orientados, mientras que las flores permanecen fijas y deslumbrantes en la luz. La belleza de las flores es triste porque son frágiles y están destinadas a morir, como todas las cosas que hay en la tierra, por supuesto, pero las flores muy especialmente, y su cadáver, como el de los animales, no es sino una grotesca parodia de su ser vital, y su cadáver, como el de los animales, hiede; todo esto uno lo comprende bien cuando ya ha vivido el paso de las estaciones y la podredumbre de las flores, y Jed lo había comprendido a la edad de cinco años y quizá antes, porque había muchas flores en el parque que rodeaba la casa de Raincy, y también muchos árboles, y sus ramas agitadas por el viento eran tal vez una de las primeras cosas que había visto cuando le paseaba en su cochecito una mujer adulta (¿su madre?), aparte de las nubes y el cielo. La voluntad de vivir de los animales se manifiesta mediante transformaciones rápidas -una humectación del orificio, una rigidez del tallo y más tarde la emisión de líquido seminal-, pero esto sólo lo descubriría más adelante, en un balcón de Port-Grimaud, gracias a Marthe Taillefer".
(Michel Houellebecq, El mapa y el territorio)

Thursday, November 17, 2011

Literatura infantil de las personas mayores

Olvidar todo lo que has leído es el paso previo necesario e imposible para poder escribir algo. Al menos para hacerlo libremente, sin vergüenza, sin miedo. Eso, o tener elefantiasis en el ego, una vanidad a prueba de bomba. Al contrario de lo que se suele decir (que la facultad literaria primordial es la memoria), la escritura nace de la amnesia... o del engreimiento.
El pudor es la tumba de los trémulos. La osadía el porvenir de los astutos.
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El primer polvorón del año es un manjar irrepetible: delicado, exquisito, lleno de sabor y de recuerdos. Nada que ver con el mismo polvorón -pesado, tosco, mantecoso- que tomamos dos meses después, en pleno empacho navideño.
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Siempre que se habla de la postura de Pla respecto a las novelas se repite esa boutade que soltó en una entrevista: “Un hombre que después de los 40 años aún lee novelas es un puro cretino”. Frase excesiva, insultante, contundente. Diciendo casi lo mismo, a mí me parece mucho más atinado y cabal lo que escribió el propio Pla en su Cuaderno gris: “Las novelas son la literatura infantil de las personas mayores”. A Pla le parecía bien todo lo que las novelas tienen de exposición, pero cuando empezaba el conflicto y se iniciaba la ficción del desenlace el libro se le caía de las manos indefectiblemente. Él mismo se reconocía un hombre sin imaginación.
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Otras frases de escritores sobre el género "novela": “La novela es un saco donde cabe todo” (Baroja); "Sabe demasiado para ser novelista" (Zola); “La novela: un hombre, una pasión, un paisaje” (Delibes); “Cuando se está enamorado, comienza uno por engañarse a sí mismo y acaba por engañar a los demás. Esto es lo que el mundo llama una novela” (Oscar Wilde); "Las grandes novelas son purificadoras porque en ellas se libera el ánimo de la ilusión de cada felicidad individual" (Baltasar Gracián); “Lo que hoy ha empezado como novela de ciencia ficción mañana acabará como reportaje” (Arthur C. Clarke); "Si un hombre cualquiera, incluso vulgar, supiera narrar su propia vida, escribiría una de las más grandes novelas que jamás se hayan escrito" (Papini); “Una buena novela nos cuenta la verdad sobre su héroe; pero una mala novela nos dice la verdad sobre su autor" (Chesterton).

Sunday, November 13, 2011

La máscara de John Keats

Se había hecho ya de noche. Quedaba poco para que cerraran. Desde una de las ventanas se veía la gente sentada en la escalinata de la plaza de España, siempre alegre, chispeante, luminosa, con su barullo de conversaciones. Dentro, el silencio absoluto: los libros, los cuadros, las cartas, las estatuas, las reliquias. Figuran como principales anfitriones los tres grandes héroes del Romanticismo inglés: Keats, Shelley y Lord Byron. En este recoleto club de poetas muertos, Keats se impone como el más muerto de todos; no me refiero a que ya no se le lea o a que se le haya olvidado antes que a los otros, sino a que es el más célebre en tanto que difunto, seguramente porque murió en una habitación de esta casa con sólo veinticinco años, inaugurando la celebración de su mito.
Sentados en el salón-biblioteca, la joven inglesa y el viejo alemán permanecen absortos en sus lecturas. Ella, que lee una biografía sobre el autor de la Oda a un ruiseñor, se levanta al verme llegar y me da la bienvenida a la casa-museo, con grandes muestras de amabilidad. Se nota que le da vergüenza. No es guapa pero sí de rasgos agradables, lleva un vestido de color oscuro con motas granates, zapatos de poco tacón y va peinada con un moño de estilo antiguo. Me explica brevemente la disposición de las salas, su contenido sumario y las normas del lugar: puedo hacer fotos sin flash y sentarme en cualquier silla; la única parte del mobiliario que está vedada a mi cansancio, bromea finalmente, es la cama de John Keats. Y sonríe con timidez. Desde el otro lado de la sala, el viejo alemán ríe estúpidamente el chiste protocolario, supongo que repetido a todos los visitantes, y nos mira (nos busca los ojos) esperando un gesto de reconocimiento; es un hombre escuálido y larguirucho, de nariz grande, pelo rapado, gafas redondas, pantalones de pana azul marino y jersey de pico por donde asoma el borde de una camiseta blanca; finge que lee uno de los folletos del museo, pero lo que en realidad quiere es entablar conversación con la joven, y al rato acaba haciéndole una pregunta insulsa como excusa para acercarse.

El fantasma de Keats saluda a su máscara mortuoria. (Roma, 31-10-2011)

Keats vivió aquí con el pintor John Severn los últimos meses de su vida, ya enfermo de tuberculosis. Siguiendo las prescripciones de los médicos, que le habían recomendado escapar del áspero clima inglés, llegaron en barco a Nápoles el 21 de octubre de 1820. Tras permanecer diez días de cuarentena en el puerto, ante la sospecha de las autoridades de que se había producido un rebrote de cólera en Inglaterra, entraron por fin en Roma el 15 de noviembre, donde un doctor escocés les buscó hospedaje en esta casa de la piazza di Spagna. Salvo los paseos diarios por el Pincio en compañía de un joven oficial de la Armada británica, el teniente Elton, convaleciente de tisis, Keats apenas tuvo tiempo de disfrutar de la Ciudad Eterna. Pasó los dos últimos meses de vida metido en cama, sufriendo los agónicos tormentos de la enfermedad, consciente de estar luchando sin esperanza por prolongar «una existencia póstuma». Murió la noche del 23 de febrero de 1821 en brazos de su amigo Severn. En cumplimiento de las leyes vaticanas contra la propagación de las infecciones, se ordenó quemar todo el mobiliario de la habitación, incluidas las cortinas y el papel de la pared.
La historia, así contada en los carteles del museo, me resulta demasiado extraña, casi absurda. El viaje de salud de un prometedor genio de las letras que, tras incontables dolores, morirá en soledad lejos de su patria, en una ciudad de belleza infinita de la que no logra ver prácticamente nada. Frente a esa realidad tozuda, inverosímil, se erige la poderosa maquinaria de la mitología literaria, que se condensa en estas vitrinas.

Friday, November 11, 2011

La poesía de la naturaleza

El árbol de la vida (Terrence Malick, 2011) y Melancholia (Lars Von Trier, 2011) son dos películas raras, difíciles, supuestamente coñazo y pretenciosas. Me han gustado. Sólo por la belleza de las imágenes con la música merece la pena el esfuerzo (el esfuerzo de salirse de lo convencional y dejarse llevar por lo extraño). Es difícil ver buena poesía en el cine, y aquí la hay. No soportaríamos estar viendo películas así todas las semanas (nos podríamos pegar un tiro en la butaca, entre el asombro y el tedio), pero por esta vez no pasa nada y hasta se disfruta. Se queda uno embobado, con la boca abierta.
De las películas que he visto de ambos directores -siempre controvertidos, amados/detestados, excesivos, bla bla bla-, estas dos son las que más me han gustado. Las dos comparten una emocionante poesía de las imágenes que, unida a la maravillosa música, nos lleva a un estado de suspensión. El árbol de la vida tiene muchísima más sustancia -en todos los sentidos- que Melancholia; es más verdadera, te hace sentir (y pensar y recordar y etc) más. La otra es más artificial (a pesar de ser más convencional), pero también tiene algo.
En El árbol de la vida la parte del origen del universo es demasiado larga y surge demasiado pronto. No te ha dado tiempo a entrar la vida de la familia y ya te transportan nada menos que al principio de los tiempos. Ahí, supongo, es donde muchos se deben de salir del cine. Las imágenes son impresionantes, pero rompe innecesariamente. No hacía falta tanto ni tan pronto. Alguna imagen, bien, pero el resto mejor dejarlo para el documental de La 2, sobre todo lo de los dinosaurios, creo yo. Está bien dar a elegir entre el camino de la gracia y el de la naturaleza, pero incluso en el camino del exceso se debe guardar cierta medida. El final también resulta un pelín excesivo. Uno puede estar fluctuando sin problema, kantianamente, entre lo bello y lo sublime, pero permanecer encaramado a lo sublime durante horas resulta una postura un poco incómoda.
Mientras veía Melancholia pensaba en una mezcla posmoderna de Marnie la ladrona y Los pájaros. La primera parte recuerda a Celebración, seguramente lo mejor que ha dado el dichoso movimiento Dogma. Lo mejor de la película: Wagner.

Wednesday, November 09, 2011

Lo que queda del día

Da cierto reparo expresarlo así, como algo contundente, ya cerrado, pero ha sido uno de los mejores viajes que recuerdo, quizás -aunque no, sé perfectamente que ésta no puede ser la razón- porque es el último. Cinco días enteros disfrutados en Roma, aprovechados al máximo, estrujados en su jugo sin la menor compulsión, todo con mucha calma, tranquilamente, sin prisas. Cinco días que darán para mucho, creo, espero, para mucha vida, imágenes y sensaciones que ocupan bastante más que cinco días, o tres semanas, incluso meses. En estas cosas se resume lo valioso de una vida, the remains of the day, lo que queda del día. Una Roma otoñal con clima primaveral -el sol siempre luciendo entre los árboles, la chaqueta en la mano, sentarse en las terrazas-, poco más se puede pedir. Podrá uno refugiarse en estos recuerdos cuantas veces quiera, siempre que lo necesite o le apetezca. Y no será simple ejercicio de nostalgia o evasión o trampa, no, serán verdadera vida. Podré descansar y relajarme y abastecerme en ellos y recrearlos y prolongarlos en esa maravilla del detalle que, al revivirse, adquiere toda su profundidad, su extensión, su variedad de matices, su infinita esencia. Proust y compañía.




Villa Medici


Los lugares de siempre, inevitables, magníficos, siempre nuevos, nunca repetidos, los lugares nunca vistos, sólo soñados o imaginados o leídos, el regreso al espacio -ya mitológico en la vida de uno- de aquel verano que permanece: el barrio de San Lorenzo. Cuatro años es poco o mucho o nada, no lo sé aún. Dijo alguien que no se debe volver al lugar donde uno ha sido feliz (busco en google y pone que es una frase de Sabina, Joaquín, el cantautor, y no sé por qué ya se me ha chafado un poco la cita, me imagino la cara de Sabina diciéndola, escuálido, con esas rimas que siempre riman, ripios de sombrero y humo de cigarro y progresía, y se estropea, se agrieta, ya no vale lo mismo, quiero pensar que alguien mejor lo dijo antes), pero quizás sí se debe volver a donde uno fue feliz y estuvo triste y alegre y se divirtió (mucho) y se aburrió (poco) y disfrutó de la tragicomedia de la vida. He vuelto y he recordado y he revivido y no ha habido tristeza ni sensación de pérdida, sino el misterio del paso del tiempo, que en el fondo no es sino una melancólica alegría, la sustancia de lo que todo está hecho. Sólo puedo anunciar (por si a alguien -no creo- le importara) que I Tre Lampiani ya no existe.
No, no quiero enumerar ahora, ni nombrar nada, no hay urgencia ni afán de recopilación. Dejemos reposar los recuerdos. Poco a poco irán desgranándose las cosas por sí solas, en los momentos oportunos, celebrándose y multiplicándose y extendiéndose como una mancha que todo lo limpia porque el único suelo sucio es el presente, la negación del futuro (o del pasado perdido), esta crisis que no terminará jamás, los debates ridículos, las elecciones, la rutina.

Saturday, November 05, 2011

Santa Maria Sopra Minerva

Un techo azul con estrellitas doradas, como de papel de regalo navideño. La puerta trasera, con cristal ovalado, que da a un callejón misterioso. El Elefantino en obras, rodeado de andamios. Un místico concentrado en la oración, que deja caer sobre su cabeza los rayos luminosos de la Santísima Trinidad. Tiene las piernas elásticas, de goma, como en los dibujos animados.

Roma, 3 de noviembre de 2011

Thursday, October 27, 2011

Monday, October 24, 2011

La trama

Pasaron tantas cosas, y tan seguidas, que no sé por dónde empezar a contarlas. No es fácil tomar una decisión, el momento del inicio lo determina todo en una historia, su alcance, su sentido, su evolución, hasta su desenlace, no es lo mismo lanzarse de cabeza in media res que hacer un análisis detallado de los antecedentes, lo que -si fuéramos puntillosos- podría llevarnos siglos. ¿Dónde poner el principio, dónde sacar la navaja y cortar la cuerda de las causas de la que tiramos con tan desmedido afán? ¿Y dónde sellar la conclusión, dónde poner punto-y-final si no es en el ahora, el siempre-ahora permanente que nunca se calla (y por tanto tendríamos que seguir hablando sin parar hasta el fin de los tiempos para poder contarlo todo, es decir, para poder contar esto, aquello, algo)? Quizás sea verdad lo que defienden algunos y esta idea del tiempo como línea no sea más que un prejuicio, un engaño, un remedio espiritual para tranquilizar a los cobardes, a los temerosos. Hay que aprender a vivir en el caos perpetuo, en un instante absoluto que perdura eternamente. Sólo sabemos que alguien quería matarle y que lo consiguió. Ahí se acaba todo. Poco más que decir. Ni una sentencia, por muy firme que sea, podrá desdecir lo que ha ocurrido. Lo demás sólo sirve para que algunos carroñeros rellenen los periódicos. No, no existe el antes y el después, eso es algo que ponemos nosotros, que no sabemos vivir sin nuestro pequeño orden que comunica sentido. Queremos ser los dioses de las horas, los creadores de lo que es, porque se van haciendo los hechos con las palabras. Se va pronunciando el mundo a medida que lo inventamos, contando lo que creemos, lo que imaginamos. Sí, ya sé, cada uno tiene derecho a dar su punto de vista, pero quizás ni siquiera hay algo sobre lo que formarse una opinión o tener una perspectiva. El vacío es irrepresentable. El que vio la pistola no vio al asesino, el que recogió el cadáver no estaba en el momento del disparo, el que cree que lo sabe todo resulta que está equivocado. Lo importante es lo que queda sin narrar. Ahí está lo decisivo.
Me niego a contar mi versión, no la diré por mucho que me insistan, por mucho que la ausencia de palabras se vuelva en mi contra y me haga sospechoso de algo tan desagradable, por mucho que me aprieten las tuercas, uno tras otro, todos los fiscales de este mundo. No hablaré, mi voz será el silencio, hasta evitaré los gestos en respuesta a las preguntas (si las hubiera). Nada tengo que ocultar, soy inocente, por eso mismo renuncio a mostrarme, a decirlo, a decirme, pues la penitencia está en el delito y no hay mayor delito que la palabra dicha. Todos se agarran a la palabra dicha. La desfiguran, la tergiversan, la multiplican. Sé que callando todo irá mejor, nos ahorraremos el disgusto, unos y otros y los de más allá, las cosas seguirán su marcha lenta, sostenida, implacable, sin la influencia del maldito charlatán que lo cuenta todo sin pararse siquiera a respirar. El mundo es muy cotilla. Doy mi palabra de que no diré nada. Doy mi palabra, la entrego, me rindo, me deshago de ella. Estoy cansado y solo y derrotado. Nada tengo, ni siquiera hambre. Sólo me queda este silencio ensordecedor, este frío que quema, estas palabras que, al no ser nunca dichas, resuenan sin eco en la boca de todos los estómagos vacíos. Los hechos se crean con las palabras. Se les da vida a los seres a fuerza de nombrarlos. Y yo siempre tuve alma de sepulturero.

Friday, October 21, 2011

Larvatus prodeo

"La Novela es una Muerte; transforma la vida en destino, el recuerdo en un acto útil y la duración en un tiempo dirigido y significativo. Pero esta transformación sólo puede darse ante los ojos de la sociedad. La sociedad impone la Novela, es decir un complejo de signos como trascendencia y como Historia de una duración. Por la evidencia de su intención, captada en la claridad de los signos novelísticos, reconocemos el pacto que une con toda la solemnidad del arte, al escritor con la sociedad. El pretérito indefinido y la tercera persona de la Novela, no son más que ese gesto fatal con el cual el escritor señala la máscara que lleva. Toda la literatura puede decir: “Larvatus prodeo”, me adelanto señalando mi máscara con mi mano. Ya se trate de la experiencia inhumana del poeta, que asume la más grave de las rupturas, ya la mentira creíble del novelista, la sinceridad necesita aquí signos falsos, y evidentemente falsos, para durar y ser consumida. El producto, y finalmente la fuente de esta ambigüedad, es la escritura. Ese lenguaje especial cuyo uso da al escritor una función gloriosa pero vigilada, manifiesta una especie de servilismo invisible en los primeros pasos, que es propia de toda responsabilidad: la escritura, libre en sus comienzos, es finalmente el lazo que encadena el escritor a una Historia también encadenada: la sociedad marca con los signos claros del arte, con el objeto de arrastrarlo con más seguridad en su propia alienación."

(Roland Barthes, El grado cero de la escritura)

Thursday, October 13, 2011

Sevilla 1896



Me voy a una Sevilla sin procesiones, ferias ni toros. Menos typical, espero, que la de los hermanos Lumière. Aunque el calor no nos lo quita nadie: más de 30 grados a mediados de octubre.

Friday, October 07, 2011

Dos muertes, dos estilos

Si pones en Google “Steve Jobs” y “visionary” te salen 200 millones de resultados. Si pones “Steve Jobs” y “genius” más de 88 millones. Más de 27 millones si pones “Steve Jobs” y “guru”. Y si pones “Steve Jobs” y “change the world” más de 3 millones y medio. Parece que los tópicos han sepultado al mago de la innovación y el marketing tecnológico. Sería absurdo negar su valía en todos esos aspectos, y sobre todo su condición modélica de “self made man”, tan adorado en EEUU, pero a mí había algo que no me acababa de convencer de este hombre, algo que me daba mala espina, no sé por qué. Vamos, que no me fiaba. Quizás era esa obsesión por el éxito, esa desmedida avaricia, ese oscurantismo ególatra, ese acaparamiento febril de los hallazgos…
Me interesa, sobre todo, su dimensión estética, como diseñador. En su famoso discurso en la Universidad de Stanford daba algunas claves de esto: “En aquella época la Universidad de Reed ofrecía la que quizá fuese la mejor formación en caligrafía del país. En todas partes del campus, todos los pósters, todas las etiquetas de todos los cajones, estaban bellamente caligrafiadas a mano. Como ya no estaba matriculado y no tenía clases obligatorias, decidí asistir al curso de caligrafía para aprender cómo se hacía. Aprendí cosas sobre tipografías serif y sans serif, sobre los espacios variables entre letras, sobre qué hace realmente grande a una gran tipografía. Era sutilmente bello, histórica y artísticamente, de una forma que la ciencia no puede capturar, y lo encontré fascinante. Nada de esto tenía ni la más mínima esperanza de aplicación práctica en mi vida. Pero diez años más tarde, cuando estábamos diseñando el primer computador Macintosh, recordé todo eso. Y diseñamos el Mac con eso en su esencia. Fue el primer computador con tipografías bellas. Si nunca me hubiera dejado caer por aquel curso concreto en la universidad, el Mac jamás habría tenido múltiples tipografías, ni caracteres con espaciado proporcional. Y como Windows no hizo más que copiar el Mac, es probable que ningún computador personal los tuviera ahora. Si nunca hubiera decidido dejarlo, no habría entrado en esa clase de caligrafía y los computadores personales no tendrían la maravillosa tipografía que poseen”.

Las comparaciones son odiosas e imposibles, pero ahora que todo el mundo llora la pérdida del cofundador de Apple, a mí me gustaría recordar a Michael S. Hart, el creador del Proyecto Gutenberg, que murió hace un mes (se le considera también el inventor del libro electrónico). No recuerdo haber visto ninguna noticia de su muerte en los medios españoles. Tampoco conozco nada del personaje, pero su proyecto borgiano me parece una de las ideas más hermosas que se han concebido: una biblioteca digital universal a disposición de todo el mundo. A diferencia de los productos de Jobs, el Project Gutenberg no tiene ningún objetivo comercial. Frente al sistema cerrado, exclusivista y endogámico de Apple, el Proyecto Gutenberg se concibe de forma totalmente abierta, para el uso gratuito de todo el mundo contando con su participación desinteresada: simplemente toma lo mejor de la humanidad para ponerlo al servicio de ella misma con la ayuda de quien se preste voluntariamente. Ya sé que no son dos modelos comparables, por muchas razones. Pero a mí me gusta mucho más éste.
Desde luego, para mí ha sido mucho más útil el Proyecto Gutenberg de Hart que todos los inventos de Jobs. No tengo iPod ni iPhone, ni interés alguno por tenerlos. Estuve a punto de comprarme un MacBook Air cuando estuve en la famosa tienda de Nueva York, pero al final no me decidí (por cuestiones prácticas, de trabajo). Me quedé con las ganas. Y todavía no tengo un iPad, aunque me gustaría (a ver si me lo regalan). En cambio, gracias a la idea de Hart, puedo leer (y escuchar) miles de libros siempre que quiera, desde donde quiera, simplemente haciendo clic.

Sunday, September 25, 2011

John Cheever en misa

"De rodillas en la iglesia (incluso en la catedral) nos enfrentamos a los hechos elementales de nuestra humanidad. Lo alabamos, lo bendecimos, lo adoramos, lo glorificamos y nos preguntamos quién es el barítono del otro lado del pasillo y esa mujer hermosa de nuestra derecha que huele a manzano".
"Mamá murió el 22 y no le presto más atención que a los bordes de un cáliz lleno de vino".
"Primero, el Miércoles de Ceniza e la calle 125. La luz del sol primaveral se difunde sobre las calles alejadas del centro. Es una luz conmovedora y turbadora, y, Dios mío, qué depresión".
"Esta mañana a misa. Creo que voy a confirmarme. Mi idea, esta mañana, es que hay amor en nuestra concepción, que no nos amasó una pareja en celo en un hotel de segunda".
"¿Y qué importa si un domingo, al entrar en nuestra iglesia de piedra sin calefacción, el sacerdote con sus velas y campanillas os recuerda algún rito iniciático de la infancia, una ceremonia en el granero o el cobertizo para ingresar en la misteriosa orde de la Avispa Verde? ¿Qué importa si nuestras mentes divagan por asuntos indignos de la oración, si nos concentramos en los almohadones rotos, aspiramos el perfume de la mujer que está delante, analizamos nuestra vida sexual, soñamos con un café bien caliente o pronunciamos las contestaciones con voz más fuerte que la del hombre que está al otro lado del pasillo? ¿Qué importa todo eso?"
(John Cheever, Diarios)

Saturday, September 10, 2011

Diarios II, de Iñaki Uriarte

Acaba de salir el segundo volumen de los Diarios de Iñaki Uriarte, correspondiente a los años 2004-2007. El primero fue una revelación, un descubrimiento, un rotundo éxito. Las frases elogiosas de la faja (esto siempre suena a señora gorda) lo ratifican: Vila-Matas, Muñoz Molina, Trapiello, García Martín, Jordi Gracia... Grandes expertos en el género "diarios" y autores de referencia que demuestran que, pese a lo que dice su lema, la editorial Pepitas de Calabaza tiene ya más proyección que un Cinexín.
Al igual que Gesualdo Bufalino, Uriarte se ha destapado como escritor con más de sesenta años. Es algo así como el equivalente en literatura a esos actores curtidos durante décadas en la oscuridad de los teatros que, de repente, a la edad en que los demás se jubilan, hacen una película y reciben el Óscar al Mejor Actor Revelación. Uriarte, como nunca ha trabajado, no puede jubilarse, y ha decidido ofrecer a la sociedad una pensión de alegría en forma de libros. Imagino que ha debido de ir curtiéndose la prosa por dentro a lo largo de muchos años (como quien hace un plan de pensiones, por seguir con la tontería), a base de lecturas desordenadas, ociosas, casuales, gozosas, de digestión reposada, sin ansia ni obligaciones ni prisa, quizás con cierta pereza, anotando algunas citas en la libreta del cerebro, y sobre todo asistiendo al espectáculo de la vida con esa sabiduría que da observar las cosas sin darles demasiada importancia. Quizás es la única forma de que salga la escritura tan natural, tan precisa, tan fluida.
Empieza Uriarte este volumen diciendo que a veces vuelve a sus anotaciones “como quien vuelve a casa, y soy yo mismo el que me abro la puerta y me recibo y me doy conversación". Y así es también como se siente el lector: como ante un amigo que le recibe en casa en zapatillas y le da conversación en el sofá mientras se toman un café tranquilamente. Es un estilo amigable, cálido. Una ironía sonriente. En vez de llamar a la puerta, sólo tienes que abrir las páginas de sus diarios, y vuelven a la conversación los otros compañeros de siempre: Montaigne, Nietzsche, Borges (más el gato que el escritor ciego)... Sale uno de allí contento, reposado, sobre todo porque ha pasado muy buen rato. Has disfrutado, has aprendido, te has reído. Y también te llevas la tarea de algunas lecturas pendientes, como Mi vida, de Girolamo Cardano, que estoy deseando atacar.
Os dejo algunas perlas:
-“Por rica en espiritualidad que sea su conversación, acabas siempre perdiendo el hilo y fijándote en su chaqueta, sus pantalones, su gabardina”.
-“‘Yo soy muy discreto’. Es verdad, no habla más que de él”.
-“En cualquier nacionalista hay algo de turista del propio país”.
-“El tiempo más perdido de mi vida son esos eternos minutos que transcurren desde que comienzas a despedirte de una reunión hasta que por fin consigues irte de una vez”.
-“Cada vez que nos vemos me reprocha que una vez le dije que me parece demasiado susceptible”.
-“Yo también pienso que el mundo, la vida, o lo que sea, me ha tratado injustamente. Pero a mi favor”.
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Hoy se cumplen cinco años de este blog. Sólo mirando el número de entradas por año (aquí, a la derecha) se puede apreciar el imparable proceso de decadencia... Es normal, supongo, no tiene mayor importancia, pero no puedo dejar de preguntarme: si seguimos la misma proporción deflacionista, ¿cuándo llegará el día de la consunción?

Tuesday, August 30, 2011

Ambrose Chapel

No he estado nunca en el lugar que para mí mejor representa -significa, simboliza, encarna, materializa- la ciudad de Londres. Ese lugar no está propiamente en Londres, sino en una película de cine. Apenas ocupa unos segundos, unos fotogramas.


Sale en El hombre que sabía demasiado, de Hitchcock. La segunda versión, la "americana", con Doris Day y James Stewart. Como me pasa con todas las películas de Hitchcock, me ha marcado profundamente el haberlas visto por primera vez de pequeño. Las imágenes se quedan ahí, incrustadas en un lugar extraño del subconsciente, entre el miedo y el sueño y el sexo y la violencia y la esperanza y la angustia. Este verano pensé en visitar esa calle mágica, con sus farolas y ladrillos que representan para mí el más puro Londres. Ese punto de fuga ocre -los tejados, las ventanas, las nubes- que son como un espejo raro que llevamos dentro. Buceé por internet y descubrí que se trata de Vicary Street, en Brixton. La Ambrose Chapel de la película (los exteriores) es en realidad St. Saviour's Church. Al final decidí no buscarla, por varias razones: quedaba un poco lejos, me sentiría muy friqui paseando por allí y sería como destrozar de un plumazo las ensoñaciones de la infancia. Mejor que siga así, intacta.

Monday, August 29, 2011

Retomar el tono

Se acabó el verano y, aunque hay cosas que contar, no hay ganas de contar nada. Cuestión de ánimo, supongo. Un mes, o más, trampeando con las palabras, evitándolas, refugiándome en las imágenes. En realidad me gustaría trocear las ciudades, recorrerlas calle a calle, repasarlas edificio a edificio, como un mapa plegable de recuerdos, pero no hay humor para aburrir. Incluso hay miedo de aburrirse a uno mismo, que quizás es peor. La escritura es un tono. Contar que no hay ganas de contar quizás sea la única forma de retomar el tono, aunque en el trance es inevitable aburrir, aburrirse. Esta parte, escalera necesaria, hay que saltársela, hacer como si no existiese, hacerla para olvidarla, subirla pero no leerla. De Beckett para abajo, más allá del grado cero. Bajo cero.
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Refugiarse en los libros es, quizás, la mejor solución. Schopenhauer y los años salvajes de la filosofía, de Rüdiger Safranski. “Una filosofía entre cuyas páginas no se escuche las lágrimas, el aullido y el rechinar de dientes, así como el espantoso estruendo del crimen universal de todos contra todos, no es una filosofía”. Son los años salvajes de la filosofía: Kant, Fichte, Schelling, el Romanticismo, Hegel, Feuerbach, el joven Marx… Según se dice, nunca hasta entonces se había depositado tanta pasión en el pensamiento filosófico. La causa principal fue el descubrimiento del YO.
Schopenhauer pensó las tres grandes humillaciones de la megalomanía humana:
-La humillación cosmológica: nuestro mundo no es más que una de las innumerables esferas que pueblan el espacio infinito.
-La humillación biológica: la inteligencia sirve únicamente para compensar la falta de instintos y la inadecuada adaptación al medio.
-La humillación psicológica: nuestro yo consciente no manda en su propia casa.
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Ni siquiera esta vez he contado la cena gallega del Círculo Solana. La crónica repetida de todos los años, como un eterno retorno de lo bueno, mientras el cuerpo aguante. Mejor no estropear la postal nocturna con palabras: a nuestros pies, la playa de Areas; las luces al fondo, tras la oscuridad del mar, como estrellas que se han caído; en la mesa, vino, palabras, navajas (de mar). Sólo hay que pulsar el botón de debajo de la mesa y empiezan los fuegos artificiales por el horizonte.

Tuesday, August 16, 2011

Londres 1903



Filmado por Thomas Edison.
It's like time traveling: you get up close and personal with ordinary people going about their daily business, like taking a taxi at one of the entrances to Hyde Park and catching boats at the Embankment on the Thames - perhaps to work. There's the general bustle of the traffic, with individuals occasionally moving into the middle or into the foreground to make a more human connection. There are familiar landmarks, such as the Law Courts, Sir Christopher Wren's St Mary-Le-Strand and Westminster Abbey and Big Ben. Familiar brand names flash up every so often, like old friends - just to bring this world a little closer to our own - such as Nestles and Lipton's Tea. And there's the (perhaps unexpected) chaos of the traffic in often dust-clogged streets.

Sunday, August 14, 2011

La piscina

Es bonito el azul de la piscina. Tiene algo poderoso, contundente.
Los pájaros atravesando el cielo, la respiración entrecortada, el ocre del ocaso en la fachada que se aleja mientras te alejas nadando a espalda, lentamente.
El silencio de Dios bajo el agua, cuando no hay más que una figura cúbica desierta y todos están fuera, remotos, invisibles, con sus afanes, y uno escucha la nada de su cuerpo sin peso, como un cadáver flotante y mudo.
La nada sorda, el silencio azul de una piscina... mística.
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Era uno de esos domingos de mediados del verano, cuando todos se sientan y comentan “Anoche bebí demasiado”. Así empieza el famoso relato "El nadador" de John Cheever. Podría ser hoy, podría ser cierto. Cuando a Neddy Merrill, sentado al borde del agua verdosa (una mano sumergida, la otra sosteniendo un vaso de ginebra), se le ocurrió que dirigiéndose hacia el suroeste podía llegar a su casa por el agua. Le parecía ver, con el ojo de un cartógrafo, esa hilera de piscinas, esa corriente casi subterránea que recorría el condado.

Wednesday, August 03, 2011

El nº 15 de Usher Island


Hay que dejar reposar el viaje, antes de adentrarse de nuevo en él.

Wednesday, July 13, 2011

There is an End - The Greenhornes

Words disappear, Words once so clear, Only echos passing through the night. The lines on my face, Your fingers once traced, Fading reflection of what was. Thoughts re-arrange, Familar now strange, All my skin is drifting on the wind. Spring brings the rain, With winter comes pain, Every season has an end. I try to see through the disguise, But the clouds were there, Blocking out the sun (the sun). Thoughts re-arrange, Familar now strange, All my skin is drifting on the wind. Spring brings the rain, With winter comes pain, Every season has an end. There's an end...

Saturday, July 02, 2011

Paisaje invisible de calle conocida

"Nadie, supongo, admite verdaderamente la existencia real de otra persona. Puede conceder que esa persona esté viva, que sienta y piense como él; pero habrá siempre un elemento anónimo de diferencia, una desventaja materializada. Hay figuras de tiempos idos, imágenes espíritus en libros, que son para nosotros realidades mayores que esas indiferencias encarnadas que hablan con nosotros por cima de los mostradores, o nos miran por casualidad en los tranvías, o nos rozan, transeúntes, en el acaso muerto de las calles. Los demás no son para nosotros más que paisaje y, casi siempre, paisaje invisible de calle conocida.

Tengo por más mías, con mayor parentesco e intimidad, ciertas figuras que están escritas en los libros, ciertas imágenes que he conocido en estampas, que muchas personas, a las que llaman reales, que son de esa inutilidad metafísica llamada carne y hueso.
Y "carne y hueso", en efecto, las describe bien: parecen cosas recortadas puestas en el exterior marmóreo de una carnicería, muertes que sangran como vidas, piernas y chuletas del Destino. "
(Fernando Pessoa, Libro del desasosiego, trad. de Ángel Crespo)

Tuesday, June 28, 2011

"Irse a Madrid", de Manuel Jabois

Desde que me llegó al buzón el libro no he parado de reírme: en el sofá, junto a la piscina, en el autobús, hasta en el hospital… Lo que yo echaba de menos en su novela aquí rebosa desde la primera página: su personalísimo sentido del humor.
En Irse a Madrid y otras columnas Manuel Jabois ha reunido un buen número (casi 200 págs.) de sus artículos. Están, por un lado, los textos de su columna en Frontera D, una lección magistral sobre cómo elevar la autoparodia a una de las bellas artes: sirva de ejemplo esa maravilla titulada "Morir en Caneliñas". También encontramos algunos de sus artículos del Diario de Pontevedra, más informativos y/o periodísticos, con preferencia por los personajes curiosos de la actualidad, la política gallega y el fútbol universal, como esta joya sobre Ronaldo.
Y como es un todoterreno de la prosa periodística y de los géneros (sus entrevistas me parecen especialmente logradas), ahora también descarga sus pregones en Jot Down.
Jabois, moderno provinciano con ADSL (leído en toda la Península), acaricia las teclas del ordenador como un piano de prosa que va desparramando su música, pues el escritor fácil escribe como mea. Con el tiempo su estilo ha sabido ir despojándose de adornos y, quizás bajo la mirada protectora del patrón Solana, ha ganado en sobriedad y contundencia. La gracia y la inteligencia venían ya de fábrica.

Una de las cosas que más me gustan de la escritura de Jabois son esas frases escuetas que condensan toda la ironía y el escepticismo de la calle, esa sabiduría descreída que suele dar en el clavo con la mayor concisión: "Yo me hice periodista porque no quedaba otra", “No lo abro por el qué dirán”, “era un poco mi guerra”, “lo vi marcharse con la libreta bajo el brazo, alma de Dios”, “que ya eran ganas de enredar”, “Era oficial: me había cubierto de gloria”, “que tampoco era cosa de andarse con confianzas”, “Fue, la verdad, montarla por montarla”… En ellas lo coloquial se funde con lo mejor de la literatura, como en un Twitter inspirado.

El título del libro hace referencia a la tabarra que le dan en Pontevedra desde que empezó en esto de juntar letras, pues consideran que para no desperdiciar tanto talento y dar un impulso a su carrera tiene que venirse a Madrid. No sé, al menos mientras no sea fichado como un galáctico por alguno de los grandes grupos de la capital del reino, yo casi prefiero seguir viéndolo feliz subiéndose a las mesas de la Verdura para contar chistes malos con el segundo gin tonic en la mano y poniendo vocecitas con el globo de helio. Aquí la vida es más dura y las copas mucho más caras.
Ya no hace falta insistir en lo mismo porque lo que algunos sabíamos hace años ahora es sabido por muchos (de ahí el éxito de su blog, que se ha vuelto inhabitable): estamos ante una de las mejores prosas del periodismo español. Así que esta vez no aconsejo ni recomiendo: os impelo-exhorto-conmino (sólo me salen verbos pedantes) a que compréis el libro de Jabois. Me lo agradeceréis más que nunca. No dejaréis de reír... incluso en los días de tristeza.

Sunday, June 26, 2011

Blas, tengo sed!!!

El diálogo más repetido en casa (de gran calado intelectual) es:
-Tengo sed.
-Pues bebe.
No sé qué me pasa, que aunque beba litros y litros de agua, cerveza, tinto de verano, gazpacho y cocacola (más o menos por ese orden) no dejo de tener sed a todas horas del día. Mi boca, mi garganta, están permanentemente secas. Qué sed tengo, Blas. Tengo sed. Qué sed tengo... Sí, soy más cansino que Epi.
La Esfinge, que tiene menos paciencia que el Santo Job, o que el Santo Blas, está ya harta de mi sed. Más que de mi sed, está cansada de mi persistente queja por la sed. Dice que cuando uno tiene sed bebe y ya está, que no dice nada. Que me calle y beba. Que no hace falta martirizar al personal con la sed propia, como en aquellos muñecos naranja y limón de Barrio Sésamo, que tenían los nombres claramente al revés (para que encajasen con las iniciales del original inglés: Ernie & Bert), pues por lógica Epi debería ser el alargado y Blas el redondo. Y lo peor es que nunca llega para mí ese momento cumbre en el que, después de saciar su sed, Epi exclama: "¡¡¡Ay, Blas, qué sed... tennnííííaa!!!!".
Por cierto, que yo de pequeño decía: "Tengo ces". Así que todo encaja. No hay remedio. Mi sed y mi queja por la sed son inherentes a uno, inevitables.

Sólo lo he encontrado en inglés: "Am I Thiiiiiiiirrrrrsstyyyyyy!!!!!"


Saturday, June 25, 2011

Ceniza en la manga de un viejo (II)

Continúa el misterio de la novela fantasma -¿perdida, inexistente, pura ficción o juego?- de Cunqueiro: ya hablé aquí del tema.
Anoche pusieron en La 2 un documental bastante flojo sobre Cunqueiro dirigido por Antón Reixa con motivo del centenario del nacimiento del autor. Qué pena que las subvenciones públicas siempre acaben en manos de la misma gente sin talento... Aquí se puede ver. La mayoría de los participantes no dice más que obviedades o tonterías, sin aportar nada interesante, aunque sólo por los trozos en los que se leen sus textos o sale hablando el propio Cunqueiro merece la pena verlo.
Hacia el final del reportaje César Antonio Molina cuenta que la última vez que fue a visitar a Cunqueiro éste estaba volviendo a teclear en la máquina de escribir un libro cuyo original la editorial Destino había perdido, y no tenía copias... Quizás se trataba de Ceniza en la manga de un viejo. Pero el presentador del reportaje (que durante todo el rato da la sensación de estar leyendo el texto detrás de la cámara) dice que el libro no existe. Pero, claro, también dice que es uno de los títulos más hermosos de la literatura gallega (cosa cierta) sin añadir que se trata de un verso de T. S. Eliot, seguramente porque lo desconoce, así que no sabe uno de quién fiarse... Ante la mera posibilidad de que el libro esté traspapelado en algún cajón o desván de Destino, sólo nos queda pedir que alguien investigue un poco.
Aquí aparecen unas declaraciones de Cunqueiro en el Abc, 13 de julio de 1975, cinco años y medio antes de su muerte. Y en este artículo de El País de 27 de junio de 1979 se anunciaba la inminente publicación en castellano del libro.

Saturday, June 18, 2011

Tuesday, June 14, 2011

Life of Johnson

"Indeed I cannot conceive a more perfect mode of writing any man's life, than not only relating all the most important events of it in their order, but interweaving what he privately wrote, and said, and thought; by which mankind are enabled as it were to see him live, and to 'live o'er each scene' with him, as he actually advanced through the several stages of his life. Had his other friends been as diligent and ardent as I was, he might have been almost entirely preserved. As it is, I will venture to say that he will be seen in this work more completely than any man who has ever yet lived.
And he will be seen as he really was; for I profess to write, not his panegyrick, which must be all praise, but his Life; which, great and good as he was, must not be supposed to be entirely perfect. To be as he was, is indeed subject of panegyrick enough to any man in this state of being; but in every picture there should be shade as well as light, and when I delineate him without reserve, I do what he himself recommended, both by his precept and his example."
(Life of Johnson by James Boswell)

Monday, May 30, 2011

Thursday, May 19, 2011

La Buena Vida

Me acabo de enterar de que el bajista (y compositor) de La Buena Vida, Pedro San Martín, murió el pasado domingo en un accidente de coche. Han sido cientos de horas de buena música, decenas de canciones, varios conciertos (inolvidables)... Gracias.


Otras canciones: En bicicleta, Magnesia, Buenas cosas mal dispuestas, Qué nos va a pasar, Viaje por países pequeños, Nada debería fallar, Calles y avenidas...
Y la que para mí una de las canciones más bonitas de toda la historia del pop español: Sólo tienes lo que das (lástima que el sonido esté un poco mal):

Wednesday, May 11, 2011

David Foster Wallace por Jonathan Franzen

Un alegato de Jonathan Franzen contra la impostura, contra la beatería, contra la mitificación literaria. Yo creo que da en el clavo:

"Estaba enfermo, desde luego y, de alguna manera, la historia de nuestra amistad es que yo queria a una persona mentalmente perturbada. Esa persona acabó suicidandose, de manera premeditada para inflingir el mayor dolor posible en aquellos a los que mas quería, dejando a los que más le queríamos furiosos y traicionados. Traicionados no sólo por la pérdida de una inversión emocional sino por la manera en que ese suicidio nos quitó a la persona amada para convertirla en leyenda. Gente que nunca leyó sus relatros, que jamás oyó hablar de él, había leído su discurso en Kenyon College y lamentó la pérdida de un alma grande y gentil. La oligarquía literaria que jamás seleccionó ninguno de sus libros para el premio nacional se unía para declararle tesoro nacional. Como escritor, sé que no le pertenece a sus lectores más de lo que me pertenece a mí. Pero cuando sabes que su carácter era mucho más complicado y equívoco de lo que la gente se cree, que era mucho más adorable -divertido, payaso, necesitado, más decididamente en guerra con sus propios demonios, más perdido, más infantil en sus mentiras y contradicciones- que ese beatífico y clarividente artista-santo que han hecho de él, es mucho más duro no sentirse traicionado por la parte de él que prefirió la adulación de extraños al amor de aquellos más cercanos a él.
Son aquellos que le conocieron menos los más proclives a hablar de él en términos de santidad. Esto es esecialmente extraño dada la ausencia casi absoluta del amor ordinario en su ficción. Las relaciones de amor profundo, que para casi todos nosotros son una fuente fundamental de significado, no tenían lugar en el universo Wallace. Nos ofrece, en su lugar, personajes que ocultan sus frías obsesiones de sus seres queridos, personajes que maquinan la apariencia del amor o que se convencen a sí mismos de que aquello que parece amor no es más que un velado egoísmo. O, como mucho, personajes que dedican un amor abstracto o espititual hacia alguien profundamente repulsivo, como el cerebro chorreante que es la esposa de "La broma infinita" o el psicópata de la última entrevista con hombres repulsivos. La narrativa de David (Foster Wallace) está poblada por fraudes, manipuladores y autistas emocionales y, sin embargo, la gente que sólo le conoció de manera oficial o anecdótica tiende a tomarse su extrema consideración y su sabiduría moral de manera absoluta.
Algo curioso sobre la narrativa de David es lo reconocidos e identificados, lo amados que se sentían sus más devotos fans al leerlo. Si es verdad que cada uno de nosotros está atrapado en su propia isla existencial- y creo que es aproximadamente correcto afirmar que sus lectores más sensibles han sido aquellos familiarizados con los efectos socal y espiritualmente aislantes de la adicción, la obsesión o la depresión- - todos esperábamos agradecidos cada nueva entrega de aquela isla lejana que era David. En cuanto al contenido, él siempre nos dió lo peor de sí mismo: desplegó, con una intensidad de autoanálisis comparable a la de Kafka, Kierkegaard o Dostoyevsky, los extremos de su propio narcisismo, misogina, obsesión, decepción, moralismo deshumanizante y su constante teologizar, sus dudas en torno a la existencia del amor y la trampa de sus notas-dentro-de-más-notas. En cuanto a la forma y la intencion, sin embargo, el mero catalogo de su deseperar acerca de su verdadera bondad ha sido recibido por el lector como el regalo de su bondad genuína: sentimos el amor en el hecho de su escritura, y le amamos por eso."
(Texto traducido por la Petite Claudine)

Sunday, May 08, 2011

Tres vídeos

Gehen. A Thomas Bernhard's Perspective.



Dos de mayo, de Rafael Trapiello.



Un mes!, de Mariona Guiu.

un mes! from Mariona Guiu on Vimeo.

Monday, May 02, 2011

Bin Laden y Pepe

Las manifestaciones de alegría de miles de personas en Estados Unidos celebrando la muerte de un feo barbudo escuchimizado con chilaba después de estar perseguiéndolo sin descanso durante diez años son el síntoma más inequívoco del fin del Imperio americano. Sus gritos de "¡¡¡U-S-A!!!" en las calles suenan a rotunda decadencia.

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La mejor noticia para el Real Madrid es que mañana no estará entre sus filas ese tarado llamado Pepe, al que deberían haber echado del club hace dos años, cuando se le fue la cabeza y se puso a darle patadas a Casquero que estaba caído en el suelo. También que falte Sergio Ramos es una buena noticia, porque el coeficiente de inteligencia del Madrid en el campo será claramente superior al del Barça (Alves, Piqué, Valdés...). En el caso de Messi no importa tanto que sea encefalograma plano, porque es el mejor futbolista del mundo.
Mañana vamos a sufrir lo indecible. Podremos perder de goleada, podremos ver a los actores culés retorciéndose de dolor en el césped y agarrándose la cara cuando nadie les haya ni rozado, pero jugando al ataque -¡por fin!- quizás tendremos alguna posibilidad de protagonizar el milagro. Recemos por que Mou no deje a Özil en el banquillo.