Anoche estaba leyendo Papeles que fueron vidas, uno de los mejores libros de Cunqueiro, y trataba de imaginarme cómo sería ese proyectado viaje a Mondoñedo con los amigos del blog para rendir homenaje al Borges gallego. Todos en bici o en un mini-bus o en una de esas furgonetas hippies de marca Volkswagen estilo Scooby-Doo, bebiendo albariño, diciendo tonterías y recitando a Villon (bueno, esto último casi que no hace falta).
Lástima que Portorosa, el mayor cunqueirista del Reino (nombrado "organizador del viaje" por aclamación popular), no pudiera acercarse a Santiago el otro día, a compartir con nosotros vinos, paseos, pulpos, conversaciones y libros, entre otras muchas cosas. Sin duda, ya habrá otras ocasiones para repetirlo...
Contaba Mabalot en el otro post que le hacía gracia que le hubiésemos llamado por su pseudónimo bloguero en esto que llaman la vida real. A mí me pasó lo mismo cuando el otro día, en su casa, se acercó a la cocina y le dijo a K., su mujer:
-No, café no. Conde-Duque y yo vamos a tomar un oporto...
La Esfinge y yo, que esperábamos sentados en el sofá del salón, nos sonreímos. "Ya soy Conde-Duque", le dije.
Pasado mañana me voy de Galicia. Pasado mañana llego a Roma. Me esperan allí tres semanas de supuesta felicidad (y los que soléis leerme ya os imaginaréis por qué). Tengo un cuadernito rojo en el que escribiré todo, y cuando digo "todo" es TODO: todo lo que vea, todo lo que intuya, todo lo que piense, todo lo que sepa... De vez en cuando me pasaré por aquí y os pondré un trocito, y alguna foto, claro.
Además de las estupendas comidas o las inéditas vistas desde los tejados de la Catedral, este año me llevo de Galicia unos grandes amigos que supongo que ya tenía.
Papeles que fueron vidas. Vidas que fueron papeles. Vidas que fueron blogs.
PD: Don Porto, ya puedes ir organizando la romería/peregrinación a Mondoñedo para el año que viene...