Monday, September 14, 2009

El materialista aleatorio

“La edad de este hombre no tiene ninguna importancia. Puede ser muy viejo o muy joven. Lo esencial es que no sepa dónde está y que tenga ganas de ir a cualquier parte.
Por eso, como en los westerns americanos, él siempre toma el tren en marcha. Sin saber de dónde viene (origen) ni a dónde va (fin). Y se baja en marcha, en un pequeño poblacho en torno a una estación ridícula.
Prefiere viajar, bajarse en el camino; es así como se comprende la verdadera filosofía, que es la que la gente tiene en la cabeza y que es siempre conflictiva. Desde luego, puede también solucionar unos problemas, apaciguar unos conflictos, pero a condición absoluta de dominar sus pasiones.
Es entonces cuando lee a los Indios, a los Chinos (el Zen) y a Maquiavelo, Spinoza, Kant, Hegel, Kierkegaard, Cavaillés, Canguilhem, Vuillemin, Heidegger, Derrida, Deleuze, etc. Se convierte así, sin quererlo, en un filósofo materialista casi profesional — no materialista dialéctico, ¡ese horror!, sino materialista aleatorio.
Alcanza entonces la sabiduría clásica, el «conocimiento» del tercer género de Spinoza, el superhombre de Nietzsche y la inteligencia del eterno retorno: saber que todo se repite y que no existe más que la repetición diferencial.
Entonces puede discutir con los grandes idealistas. No solamente los entiende, sino que les explica a ellos mismos las razones de sus tesis. Y los otros se sumen a veces en la amargura, pero ¡y qué! A
micus Plato, magis amica Verita
(Louis Althusser, «Portrait du philosophe matérialiste», 1986)

2 comments:

NáN said...

Aunque no tuviera todas las buenas entradas tiene, este fragmento justificaría la existencia de tu blog.

poesía-levíes said...

Ha sido una agradable sorpresa tropezar con su blog. No llevo mucho tiempo en esto, me refiero a navegar por blogs, pero ya he leìdo de casi todo en onanismo mental.
Felicidades