"La intención de mi trabajo es una, y compleja: poner de manifiesto el germen de inhumanidad discriminadora sin el cual la filosofía de Martin Heidegger no es pensable como tal, pero sólo en la medida en que esta denuncia incluya —al mismo tiempo— el intento de contribuir a poner a salvo lo humano agredido, precisamente por una de las así llamadas «cumbres» filosóficas del siglo. Esta pretensión mía (que también incluye —como lo ha visto R. Maggiori— la puesta en cuestión de una época que elige tales «cumbres») ha sido —en la mayor parte de los casos— ignorada. En lugar de discutir mi tesis central y de ver en ella la explicación fundamental para entender primero la adhesión de Heidegger al nazifascismo y luego su curiosa relación con él hasta su muerte, algunos críticos han querido establecer, como un dogma, la separación entre una «persona» miserable y una «filosofía» grande, intocada e intocable.
La defensa de esa «grandeza» ha delineado vanas y multicolores estrategias. La más primitiva —la de los guardianes del Grial— ha optado por negar los hechos y atribuir mi trabajo al simple deseo de hacer daño y causar escándalo (F. Fédier) o crear «objetos sensacionalistas» (K. Nolte). A esta opción ha contestado brillantemente R. Rossanda. Otra estrategia estableció que «ya se sabía todo», pero urgió, paradójica y precisamente sólo ahora, a pensarlo «todo de nuevo», llamando vaga y frívolamente a los hechos «abismos fascinantes» sin proponer nada más concreto que variantes en la «lectura» (Derrida). Ante la masa de evidencias, otros intentos encubridores optaron por disociar «la persona» del filósofo, de su «obra» (G. Vattimo). Ello, por cierto, sin reparar ni por un instante en que la actividad política de Heidegger por mí tematizada estuvo siempre —según su inopia versión— fundada en momentos esenciales de su filosofía, que su praxis política durante el Tercer Reich fue articulada por Heidegger mismo en los textos filosófico-políticos que mi libro analiza. Común a todas las estrategias es, por lo demás, desconocer que, después de 1945 y hasta su muerte, Martin Heidegger cimentó su relación con el nazifascismo, con el «destino de Occidente» y con los alemanes, entendidos como «el corazón de los pueblos», sin abandonar un ápice el fundamento ideológico genéricamente nazi que lo llevó a sumarse al movimiento, a querer incluso dirigirlo espiritualmente, a censurar con dureza el desviacionismo posterior a 1934 y a pasar por alto, y para siempre, sus monstruosidades. En efecto: convertido, tras 1945, el «Ser» en «acontecimiento» (Ereignis), entendido el lenguaje como «la casa del Ser», el lugar en el que el ser humano deviene propiamente tal, la afirmación suya de que únicamente el lenguaje de los alemanes puede rescatar y salvar el «Ser» sólo puede ser comprendida como una radical discriminación en el mayor nivel, en el nivel decisivo en que la historia fáctica deviene ontológica. Puesto frente al peligro que trae consigo la «expansión planetaria de la técnica», Heidegger afirma en su texto póstumo que sólo el nazismo (el verdadero, el del inicio y sólo él) estuvo en el camino de enfrentar el problema esencial del hombre moderno. Es en este mismo texto donde Heidegger reafirma su desprecio por la democracia y por los sistemas que la practican. En cambio, no escuchamos ni una palabra de censura sobre el Holocausto, ni tampoco sobre un eventual interés de los periodistas por saber la opinión de Heidegger a propósito de los crímenes nazis. Si hay algo que Heidegger reprocha a los alemanes, no es el exterminio y la guerra, sino el no haber filosofado con profundidad."
(Víctor Farías, Heidegger y el nazismo, Prólogo a la edición española)
10 comments:
Muy, muy interesante. Siempre me había acercado a Heidegger con admiración desconocía estos vínculos tan directos, la verdad...
Terrible, entonces, ¿no?
Es muy interesante, sí, incluso para los profanos filosóficos como yo.
Un abrazo.
Buenos días.
Aunque haya puesto esta cita, tengo que aclarar que no estoy 100% de acuerdo con Farías.
Que Heidegger fue simpatizante nazi es un hecho evidente. Ahora, colegir de ahí que su filosofía es intrínsecamente nazi ya no lo veo tan claro... Algo puede haber, pero no creo que sea la clave de su pensamiento.
En cualquier caso, sí me parece que Heidegger es una de las "cumbres" filosóficas del siglo XX, uno de los más grandes. Te puede gustar más o menos su jerga impracticable, pero tiene una fuerza y profundidad innegables...
Una cosa no quita la otra, creo yo.
Naturalmente, no puedo discutir de filosofía. Pero yo diría que una cosa ( si es cierta) sí quita a la otra, ¿no? Porque esa fuerza y esa profundidad... no sé, tendrán que estar al servicio de una causa que se lo merezca.
Lo mismo estoy diciendo una tontería.
Pido otra explicación, porfa.
Saludos.
Hola,
he llegado a tu blog ya no recuerdo a través de qué o dónde pero hay intereses comunes ( entre los cuales no Heidegger, me parece) que me han llamado la atención. También tengo un blog, y como en una de tus entradas hablabas del Quadern gris de Pla y parecías haberlo traducido tú mismo imagino que lees el catalán, así que si te apetece echarle un vistazo aquí lo tienes:
elclauperlakubota.blogspot.com
Mi cotidianeidad es un poco mas exótica que la tuya: vivo en Japón. Creo que eso cuenta a favor del blog. En su contra me parece que debo contar un tonillo antropológico, como de estudio de campo, que puede no ser del agrado de todos ( no lo es del mío, sin ir más lejos, pero no puedo hacer gran cosa al respecto: tendría que dedicar mucho mas tiempo a la revisión de los textos, entre otras cosas).
Bueno, hasta la vista, espero, y felicidades por tu blog. Volveré a pasar por aquí, seguro
Jesús
Bienvenido, Jesús, después me paso por tu blog... Espero que vuelvas.
Porto, me explico.
Si Heidegger se dedicase a la filosofía política o a la teoría social o incluso a la ética, supongo que sí sería más relevante el hecho de ser simpatizante nazi y se podría ver reflejado en su pensamiento.
Pero Heidegger se dedica sobre todo a la relectura y reinterpretación de textos filosóficos clásicos: los griegos, Kant, Hegel, etc. Y en sus reflexiones sobre el arte y sobre la técnica (de su última época) tampoco lo veo.
Quizás se podría rastrear más en los dos tomazos (buenísimos) que le dedicó a Nietzsche, aunque yo no lo haya percibido. [Algunos consideran a Nietzsche un antecedente del nazismo, pero también me parece muy discutible]
Donde se ve más su ramalazo nacionalista (¿nazionalista?) es cuando dice que sólo se puede hacer filosofía en alemán, que Alemania tiene que tomar el relevo de Grecia a nivel de pensamiento, etc.
No digo que no se puedan leer ciertas cosas de Heidegger desde la "perspectiva Farías". Sólo que me parece que el nazismo no es la clave de su pensamiento. No lo veo.
Un abrazo.
Ok. Creo que lo he entendido. Gracias.
¡¡Farías da vergüenza ajena, por favor!! Menudo investigador. Le tenía tirria a Heidegger e hizo un libro completamente tendencioso y prejuicioso, literalmente: ya lo había juzgado antes de escribir el libro. Ese "periodismo" es más abyecto que la prensa del corazón. Farías se hizo un nombre a base de basura maniquea, que es lo que vende. ¿Para qué matizar? Eso aburre al lector. Ahora quiere relacionar a Heidegger con Hugo Chávez y el gobierno islamista de Irán. ¡Jaaaa, jaaaa, jaaaa! Pero que assssco de tipo.
Traigo pruebas: http://www.libros.universia.es/libro-HEIDEGGER-Y-SU-HERENCIA-Farias-Soto-Victor/9788430950188/260721
Nazis, socialistas, ecologistas y moros... ¿se ve ya de qué pie cojea el Farías?
bueno, puede que cojee un poco de eso, tienes razon.Parece que ya sabe en que direccion van a ir sus investigaciones, no? Aun asi, creo que en algunos casos, como el de heidegger y, en menor medida, Allende, ha generado debates necesarios no?
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