Pero ¿es cuestión de carácter? Lo duda. No tiene esa impresión, tiene la impresión de que es una enfermedad, una enfermedad viral: tacañería, pobreza de espíritu, de esencia similar a su frialdad con las mujeres. ¿Puede obtenerse arte de una enfermedad así? Si no, ¿qué se deduce sobre el arte?"
"No se ha puesto en contacto con Astrid desde hace semanas. Ahora ella le telefonea. La estancia de Astrid en Inglaterra ha terminado, se vuelve a Austria.
-Supongo que no volveré a verte -dice ella-, así que he llamado para despedirme.
Intenta no parecer afectada, pero tiene la voz llorosa. Sintiéndose culpable, le propone a Astrid una nueva cita. Toman café juntos; ella le acompaña a su habitación y pasa la noche con él («nuestra última noche», lo llama Astrid), llorando quedamente sin soltarlo un momento. Por la mañana temprano (es domingo) la oye escabullirse de la cama y dirigirse de puntillas al baño del rellano para vestirse. Cuando regresa finge estar dormido. Bastaría la menor insinuación para que ella se quedara. Si él prefiriera hacer otras cosas antes de prestarle atención, como por ejemplo leer el periódico, Astrid se sentaría a esperar en silencio en un rincón. Parece que a las chicas de Klagenfurt les enseñan a comportarse así: no pedir nada, esperar a que el hombre esté listo y entonces servirle.
Le gustaría ser más amable con Astrid, que es muy joven y está muy sola en una gran ciudad. Le gustaría secarle las lágrimas, hacerla sonreír; le gustaría demostrarle que su corazón no es tan duro como parece, que es capaz de responder a su buena voluntad con buena voluntad, con la buena voluntad de abrazarla como ella quiere ser abrazada y de escuchar las historias sobre su madre y sus hermanos. Pero tiene que ir con cuidado. Demasiada calidez y Astrid podría cancelar su billete, quedarse en Londres, mudarse a su casa. Dos derrotados dándose cobijo uno en los brazos del otro, consolándose: la perspectiva es demasiado humillante. Lo mismo podrían casarse y pasar luego el resto de la vida cuidando el uno del otro como inválidos. Así que no insinúa nada, sino que permanece tumbado con los ojos bien cerrados hasta que oye el crujido de las escaleras y el ruido de la puerta principal al cerrarse.
Es diciembre, y el tiempo ha empeorado. Nieva, la nieve se convierte en nieve fangosa, la nieve fangosa se congela: hay que andar por las aceras buscando puntos de apoyo como un montañero. Un manto de niebla cubre la ciudad, niebla cargada de sulfuro y polvo de carbón. Hay cortes de electricidad; los trenes se detienen; los ancianos mueren congelados en sus casas. El peor invierno en siglos, anuncian los periódicos".
En las fotos Coetzee tiene pinta de pajaro de mal agüero. No hay quien se fíe de los seres esqueléticos. Estos ascetas no disfrutan de la vida... (También tiene cierto aire a Clint Eastwood ¿no?)