Desde que me llegó al buzón el libro no he parado de reírme: en el sofá, junto a la piscina, en el autobús, hasta en el hospital… Lo que yo echaba de menos en su novela aquí rebosa desde la primera página: su personalísimo sentido del humor.
En Irse a Madrid y otras columnas Manuel Jabois ha reunido un buen número (casi 200 págs.) de sus artículos. Están, por un lado, los textos de su columna en Frontera D, una lección magistral sobre cómo elevar la autoparodia a una de las bellas artes: sirva de ejemplo esa maravilla titulada "Morir en Caneliñas". También encontramos algunos de sus artículos del Diario de Pontevedra, más informativos y/o periodísticos, con preferencia por los personajes curiosos de la actualidad, la política gallega y el fútbol universal, como esta joya sobre Ronaldo.
Y como es un todoterreno de la prosa periodística y de los géneros (sus entrevistas me parecen especialmente logradas), ahora también descarga sus pregones en Jot Down.
Jabois, moderno provinciano con ADSL (leído en toda la Península), acaricia las teclas del ordenador como un piano de prosa que va desparramando su música, pues el escritor fácil escribe como mea. Con el tiempo su estilo ha sabido ir despojándose de adornos y, quizás bajo la mirada protectora del patrón Solana, ha ganado en sobriedad y contundencia. La gracia y la inteligencia venían ya de fábrica.
En Irse a Madrid y otras columnas Manuel Jabois ha reunido un buen número (casi 200 págs.) de sus artículos. Están, por un lado, los textos de su columna en Frontera D, una lección magistral sobre cómo elevar la autoparodia a una de las bellas artes: sirva de ejemplo esa maravilla titulada "Morir en Caneliñas". También encontramos algunos de sus artículos del Diario de Pontevedra, más informativos y/o periodísticos, con preferencia por los personajes curiosos de la actualidad, la política gallega y el fútbol universal, como esta joya sobre Ronaldo.
Y como es un todoterreno de la prosa periodística y de los géneros (sus entrevistas me parecen especialmente logradas), ahora también descarga sus pregones en Jot Down.
Jabois, moderno provinciano con ADSL (leído en toda la Península), acaricia las teclas del ordenador como un piano de prosa que va desparramando su música, pues el escritor fácil escribe como mea. Con el tiempo su estilo ha sabido ir despojándose de adornos y, quizás bajo la mirada protectora del patrón Solana, ha ganado en sobriedad y contundencia. La gracia y la inteligencia venían ya de fábrica.
Una de las cosas que más me gustan de la escritura de Jabois son esas frases escuetas que condensan toda la ironía y el escepticismo de la calle, esa sabiduría descreída que suele dar en el clavo con la mayor concisión: "Yo me hice periodista porque no quedaba otra", “No lo abro por el qué dirán”, “era un poco mi guerra”, “lo vi marcharse con la libreta bajo el brazo, alma de Dios”, “que ya eran ganas de enredar”, “Era oficial: me había cubierto de gloria”, “que tampoco era cosa de andarse con confianzas”, “Fue, la verdad, montarla por montarla”… En ellas lo coloquial se funde con lo mejor de la literatura, como en un Twitter inspirado.
El título del libro hace referencia a la tabarra que le dan en Pontevedra desde que empezó en esto de juntar letras, pues consideran que para no desperdiciar tanto talento y dar un impulso a su carrera tiene que venirse a Madrid. No sé, al menos mientras no sea fichado como un galáctico por alguno de los grandes grupos de la capital del reino, yo casi prefiero seguir viéndolo feliz subiéndose a las mesas de la Verdura para contar chistes malos con el segundo gin tonic en la mano y poniendo vocecitas con el globo de helio. Aquí la vida es más dura y las copas mucho más caras.
Ya no hace falta insistir en lo mismo porque lo que algunos sabíamos hace años ahora es sabido por muchos (de ahí el éxito de su blog, que se ha vuelto inhabitable): estamos ante una de las mejores prosas del periodismo español. Así que esta vez no aconsejo ni recomiendo: os impelo-exhorto-conmino (sólo me salen verbos pedantes) a que compréis el libro de Jabois. Me lo agradeceréis más que nunca. No dejaréis de reír... incluso en los días de tristeza.
Ya no hace falta insistir en lo mismo porque lo que algunos sabíamos hace años ahora es sabido por muchos (de ahí el éxito de su blog, que se ha vuelto inhabitable): estamos ante una de las mejores prosas del periodismo español. Así que esta vez no aconsejo ni recomiendo: os impelo-exhorto-conmino (sólo me salen verbos pedantes) a que compréis el libro de Jabois. Me lo agradeceréis más que nunca. No dejaréis de reír... incluso en los días de tristeza.