Monday, December 31, 2012

Monday, December 24, 2012

Un punto de vista andante

Anota nombres de calles, describe en pequeños retazos esa vida que aparece ante sus ojos. Sus ciudades son, por supuesto, estados de ánimo. Una vida sostenida en la emoción. Es un 'perro callejero' curioso, sensible, también con esa inocencia escrutadora del niño.
La lectura de un amigo: El perseverante deseo de ser piel roja.

Monday, December 17, 2012

La demasiada facilidad

"Se muere con demasiada facilidad. Morir debería ser mucho más difícil" (Elias Canetti, El libro de los muertos).
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Un minuto de silencio en el estadio. Todo el mundo de pie. La melodía emotiva. Ochenta mil nudos en las ochenta mil gargantas. Unidos en la tragedia. Cada uno piensa en sus muertos.
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La ausencia es una presencia permanente. Los cuerpos vivos se desplazan, se mueven, vienen y van, se ocultan a nuestra vista. Tan pronto se muestran como desaparecen. En cambio, los muertos van con uno a todos lados, nos acompañan en todo momento, nunca desaparecen. La ausencia está siempre presente. Su lugar es la memoria.   
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La matanza de Newtown: la insultante rapidez, la demasiada facilidad.
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"Fue como si en aquellos últimos minutos resumiera la lección que su larga carrera de maldad nos ha enseñado, la lección de la terrible banalidad del mal, ante la que las palabras y el pensamiento se sienten impotentes" (Hannah Arendt, Eichmann en Jerusalén).

Monday, December 10, 2012

Buñuel en blanco y negro

Una monja cayendo al vacío por el hueco de un ascensor. Un leproso que baila el Mesías de Händel disfrazado de novia. Una niña arrastrando una sábana blanca por la calle vacía de un pueblo mejicano. Un maniquí deshaciéndose en un horno. Una mano cortada deslizándose por la alfombra. El guardabosques que dispara a su hijo porque le ha tirado un cigarrillo al suelo. La vieja pregonera de la muerte agitando una campanilla por la noche. La kilométrica monda de manzana que pela una mujer subida a una columna. Hormigas surgiendo de la palma de una mano. El marido celoso que mete una aguja por el ojo de la cerradura para cegar al supuesto mirón. La mujer con el dedo vendado de tanto masturbarse. Un grupo de amigos cenando en el escenario de un teatro. En mitad del desierto, una colegiala que juega al aro se convierte en una anciana desnuda de carnes colgadizas. A través de las ventanas de un autobús, bajo la lluvia, una pareja se abraza en lo alto de un desfiladero. La cabeza reducida de un indígena en la orilla de la playa. La mano sin dedos que acaricia un rostro. Un abeto incendiado cayendo por la ventana, seguido de un arzobispo, un caballete, una jirafa... Etcétera. 
Si el siglo XX fue, como dicen los semiólogos, el Siglo de la Imagen, Buñuel debería figurar como uno de los creadores de imágenes más fascinantes y geniales que han existido. Pocos como él han conseguido hacer del cine un instrumento de poesía tan poderoso, hipnótico e impactante. En una conferencia que impartió en 1958 en la Universidad de México -titulada, precisamente, “El cine, instrumento de poesía”-, Buñuel dijo: “El cine es un arma maravillosa y peligrosa si la maneja un espíritu libre. Es el mejor instrumento para expresar el mundo de los sueños, de las emociones, del instinto… El cine parece haberse inventado para expresar la vida subconsciente, que tan profundamente penetra por sus raíces”. La imagen inaugural (y más famosa) de su filmografía provenía, cómo no, de un sueño: una cuchilla de afeitar rasgando el globo de un ojo. 



Friday, December 07, 2012

Rien que les heures (1926)



Un día en la vida de París. Al igual que haría un año después Walter Ruttmann en Berlín, Alberto Cavalcanti (1897-1982) quiso resumir las 24 horas de una ciudad en un cortometraje de 45 minutos.