Sunday, December 13, 2015

En el Museo del Ferrocarril

Los trenes son quizá el gran invento del XIX, el Siglo-De-Los-Inventos. Lo valoro más porque, al contrario de otros inventos, que acababan deshumanizándonos, el tren nos ha hecho seguramente más personas. No se trata sólo de llegar antes, más rápido, de cubrir espacios en menos tiempo, sino también de ver más y mejor. Una cosa son los medios y otra los fines. El tren no es sólo un medio de transporte; es también un fin en sí mismo: la visión del paisaje.
Porque no hay paisaje más hermoso que el que se ve desde un tren.
El Museo del Ferrocarril sabe a película de época. Paseando por allí te sientes como el extra de un rodaje inexistente. Te falta el sombrero y la pipa. Además, los trenes y el cine son un poco lo mismo: imágenes en movimiento. Hay muchos trenes en el cine. Y hay mucho de cine en el tren. En concreto, en la antigua Estación de las Delicias hay un poco de El maquinista de la general, un poco de Solo ante el peligro y un poco de Con la muerte en los talones, según el andén y la época. Las palabras que mejor lo expresan son zug, tâg y tog. 
Ahora, con el Mercado de los Motores, un fin de semana al mes, todo se vuelve diseño y vintage. Con sus cosas buenas (los músicos de jazz, los mapamundis, las chicas guapas) y sus cosas malas (los hipsters que ejercen de hipsters, el exceso de diseño, la plusvalía del humo, del aire). No hay vida que aguante tanto diseño. El exceso de diseño mata lo vivo. El artificio de la cultura que quiere imponerse a toda costa... y se cree más y mejor. Esta autoconciencia inverosímil de quien se enmarca en un aura dorada para exhibirse ante el espejo, ante sí mismo, y puja al alza en polifonía de ventrílocuo. 
Mejor quedarse con el Rastro de los objetos infinitos, que también lo tiene:











3 comments:

Elena said...

Me ha gustado mucho todo, el texto y las fotos. Qué bien que hayas vuelto!

conde-duque said...

Gracias! Intentaré seguir a buen ritmo, obligándome a escribir, aunque a veces no salga tan bien como me gustaría...

Anonymous said...

Bonito texto, E. Siempre un gusto leerte. Viajeros al tren. Un abrazo, M