Thursday, December 10, 2009

"El porvenir es largo", de Louis Althusser

Es una de las cosas que más me gusta de las bibliotecas (públicas, en este caso). Va uno con una idea pero al llegar allí se deja llevar por los estantes, los lomos, los títulos... y puede acabar descubriendo lo más insospechado. En esta ocasión iba buscando alguna guía de París para el próximo viaje y acabé enfrascadísimo en la sección de biografías y memorias (una de mis favoritas). Allí estuve abriendo, ojeando y cerrando libros durante casi una hora. Se me pasó volando. Pues bien: en cuanto me encontré con El porvenir es largo de Louis Althusser y leí un párrafo de la primera página me quedé totalmente enganchado. Estaba claro que aquello se venía conmigo a casa.
Louis Althusser es un escritor-pensador que siempre me ha interesado. Pese a que las teorías psicoanalíticas de Lacan me resultan indiferentes (y Althusser se vio enormemente influido por ellas), sus análisis filosóficos sobre Maquiavelo, Marx y Spinoza me parecen de lectura obligada. Se puede estar más o menos de acuerdo con su interpretación, pero desde luego la revisión que hace de esos textos y autores me parece muy sugerente, e incluso luminosa. Para mí son libros de referencia.
Inevitablemente, ya todo lo que leamos de Althusser está marcado por el suceso de su vida: el 16 de noviembre de 1980 Althusser estranguló a su mujer Hélène, con la que había convivido durante más de treinta años. Althusser, que ya había sido diagnosticado de "desequilibrio mental" en varias ocasiones e incluso internado en algunos hospitales psiquiátricos a lo largo de su vida, fue declarado irresponsable de sus propios actos e inmediatamente recluido en el sanatorio de Sainte-Anne, abocado al silencio ("no ha lugar"). Allí escribió los textos que se recogen este libro, que es una especie de autobiografía, aunque el propio Althusser ponga esto en cuestión al principio. Se publicó póstumamente.
Me ha producido una sensación muy rara leer las primeras páginas de El porvenir es largo, donde Althusser relata lo que sucedió el día del homicidio y explica por qué tenía la necesidad de escribir este libro (es decir, las razones que le llevaron a no resignarse a ese silencio impuesto; imposición que, por otro lado, le libró de la cárcel). ¿Por qué digo que me ha producido una sensación rara? Por un lado, el estilo (el tono, la voz) de Althusser tiene una fuerza muy poderosa y extraña, una contundencia o brillo o "pureza racional" tremendos; seguramente es más la fuerza racional que la belleza lo que se apodera de uno al leerlo. Pero, por otro lado, uno no puede dejar de pensar en el acto atroz y en que, quizá, no asoma por allí ni la más mínima muestra de arrepentimiento. Se ofrecen los datos como hechos inapelables, casi deterministas, irreversibles (ni siquiera retrospectivamente), aunque creo que en ningún caso se justifica o se elude la acción que cometí. No sé, es como si presentase un hecho más del devenir del universo. En cualquier caso, estoy hablando sólo de las primeras páginas, que es lo que llevo leído. Más adelante ya veremos.
Para ilustrarlo, copio la explicación que figura como pórtico del libro:
"Es probable que consideren sorprendente que no me resigne al silencio después de la acción que cometí y, también, del no ha lugar que la sancionó y del que, como se suele decir, me he beneficiado.
Sin embargo, de no haber tenido tal beneficio, hubiera debido comparecer; y si hubiera comparecido habría tenido que responder.
Este libro es la respuesta a la que, en otras circunstancias, habría estado obligado. Y cuanto pido, es que se me conceda; que se me conceda ahora lo que entonces habría sido una obligación.
Naturalmente, tengo consciencia de que la respuesta que intento aquí no sigue ni las reglas de una comparecencia, que no tuvo lugar, ni la forma en que se habría desarrollado. No obstante, me pregunto si la ausencia de dicha comparecencia, pasada y para siempre, de sus reglas y su forma, no muestra, en definitiva, más aún lo que yo había intentado decir para la evaluación pública y su libertad. En cualquier caso, así lo deseo. Es mi destino no pensar en calmar una inquietud más que exponiéndome indefinidamente a otras".
No lo puedo evitar. Me impresiona.

7 comments:

NáN said...

Ese libro, imagino que por esa frase u otra similar, igual de contundente, de esto es lo que hay, lo compré hace algún año. A pesar de que de filosofía y filósofos, yo ni pum.

Fue una lectura literaria que hice muy despacito; de a pocos, pero intensos y placenteros.

conde-duque said...

Copio en varios mensajes unos párrafos sobre la noticia:

Los allegados a la intimidad de Althusser conocían su personalidad signada por una notable inestabilidad anímica y por frecuentes caídas en profundos estados de angustia, por los cuales se había sometido varias veces a tratamiento psiquiátrico. Su esposa, una francesa de origen judío, férrea militante del mismo partido que su esposo, era su compañera desde hacía mucho tiempo, aunque se habían casado en 1968 y se los reputaba como pareja sólida y compenetrada. En la tarde del 16 de Noviembre de 1980, Louis Althusser se presentó en el domicilio de Jean Bousquet, director de la École Normale Supérieure y colega suyo y le comunicó que había estrangulado a su mujer, de setenta años de edad. El filósofo había abandonado sus clases, días antes del hecho, aquejado de una psicosis maniaco-depresiva cuyos síntomas, según algunas opiniones, se había agudizado por la imposibilidad de progresar en los trabajos teóricos que por entonces se encontraba realizando. Tras una revisión médica Althusser fue internado en el pabellón psiquiátrico del hospital Sainte-Anne de París y allí continuaba seis años después. (1-15)

Una vez en su vida, Althusser, que odiaba la publicidad, ocupó la primera página de los periódicos. Fue a raíz del descubrimiento, el 16 de Noviembre de 1980 del cadáver de Hélène, su esposa, en el apartamento que ambos ocupaban en la Escuela Normal Superior de París. Desde el primer instante, el filósofo confesó haber matado a Hélène. Internado en un hospital psiquiátrico parisiense Althusser recibió al día siguiente la visita de un juez de instrucción. La autopsia confirmaba que Hélène había sido estrangulada; en consecuencia, el filósofo era procesado por homicidio voluntario. El juez archivó ese mismo día las diligencias. En su entrevista con Althusser había comprendido que la mente del homicida ya no era de este mundo. Tres expertos certificaron luego que Althusser había matado a su esposa en completo estado de demencia. De hecho venía dando síntomas de desequilibrio desde su cautiverio en la Alemania nazi y en varias ocasiones había tenido que ser internado por "psicosis maniaco-depresiva". (18-30)

El 16 de Noviembre de 1980, a las ocho de la mañana, desencajado, Althusser salió de su apartamento de la ENS gritando: "¡Mi mujer ha muerto!". Al médico de la escuela le dijo: "Maté a mi mujer". Por la noche, cuando el juez le visitó para notificarle los cargos, deliraba. Pasó cuatro años internado en el hospital de Sainte Anne, en el servicio del profesor Pierre Daniker. (25-44)

El domingo 16 de Noviembre de 1980 por la mañana, Hélène Althusser esposa del filósofo fue encontrada muerta en el apartamento de funcionario que ocupaba con su marido en la ENS en París. Louis Althusser, en estado de shock, había salido al patio hacia las 8 horas gritando: "mi mujer está muerta". Después se tropezó con el médico de la escuela, el doctor Etienne, a quien confió: "Yo he matado a mi mujer". Alarmado por su estado de confusión y abatimiento, el doctor Etienne le hizo hospitalizar en el servicio del profesor Pierre Deniker, en Sainte-Anne. (3-18)

conde-duque said...

El domingo, Althusser se dirigió a un colega de la ENS, el doctor Etienne, declarándole a bocajarro:"Vengo de asesinar a mi esposa. La he estrangulado". Con los ojos como fresas, lívido, atildado, no sin cierta discreta elegancia, Althusser relató su crimen con todo detalle al doctor Etienne, que, ante la monstruosidad del asesinato, no pudo creer al célebre intelectual comunista, abatido e incoherente (...) El último verano, Althusser visitó un hospital psiquiátrico, para seguir algunas curas especiales. Según sus discípulos, durante los últimos meses se encontraba muy abatido, sufriendo "grandes dificultades de orden psíquico" (...) Althusser utilizó una sábana para acabar con la vida de su esposa. Los médicos forenses han constatado en su autopsia que el filósofo "intercaló" una sábana entre el cuello de su esposa y sus manos, que las córneas tiroides de la anciana fueron rotas de modo brusco y que la laringe fue fracturada con violencia, en un caso limpio de estrangulamiento. (42)
Durante la madrugada del domingo 16 de Noviembre, la dosis de sales de litio con que el Dr. Diatkine trataba al filósofo desde hacía años no fue suficiente...A las siete y media, Althusser, en pijama, exigía del Dr. Etienne, médico en la ENS, un castigo, amenazándole: "Si usted no llama a la policía inmediatamente, prenderé fuego a la escuela". (9-12)

17-11-1980 Los resultados de la autopsia confirman la muerte por estrangulación de Hélène Althusser, nacida Rytmann. Después de la apertura de una información judicial, Guy Joly, juez de instrucción en París, se persona en el hospital Sainte-Anne con intención de notificar al filósofo una inculpación de homicidio voluntario. Renuncia sin embargo a practicar esta diligencia: Louis Althusser no parece medir el sentido y el alcance de este acto judicial. El magistrado dicta tan sólo un mandato para que Louis Althusser fuera conducido a su despacho. (3-18)

La autopsia realizada hoy lunes del cadáver de Hélène Althusser, reveló que murió estrangulada. La autopsia ha sido realizada por el doctor Depongue, médico forense y por el profesor Dehouve, radiólogo, en el instituto médico legal, según las instrucciones recibidas de la octava sección del Tribunal de París. La autopsia ha permitido constatar una fractura de la laringe y de los huesos tiroideos. La ausencia de trazas exteriores de violencia se explica, según el médico forense, porque el presunto asesino colocó entre sus manos y el cuello de la víctima una manta u otro tejido. (43)

18-11-1980 El "Quotidien de París", matutino de derechas, denuncia un supuesto complot para evitar la cárcel del filósofo. (25-44 y 3-18)

El cadáver de Hélène, enterrado a prisa y corriendo, está bajo una lápida en el cementerio israelita. (50-473)

conde-duque said...

20-11-1980 La personalidad del autor del homicidio ha hecho olvidar desde el primer momento a la víctima. Sólo al cabo de tres días, algunos medios de información han anotado que "gracias a una curiosa transferencia, la víctima es Althusser y no su mujer". Sólo ayer empezaron a conocerse algunos detalles sobre la personalidad de Hélène Althusser, de setenta años de edad (Althusser tiene 62). De profesión socióloga, desde hace algunos años ya se había retirado y últimamente colaboraba con Althusser en sus trabajos teóricos. También era comunista, pero sobre todo militaba en la Confederación General de los Trabajadores (CGT), central sindical próxima al partido comunista. No se sabe mucho de sus relaciones con Althusser, pero parece ser que se conocieron después de la guerra mundial. En todo caso, su matrimonio no se consumó hasta 1968. No tenían hijos ni descendientes, excepto dos hermanos de la difunta de los que se ha sabido algo ahora, como consecuencia de la tragedia. Quienes les conocieron a los dos vivos, hablan del carácter a veces violento de la mujer. (44)

23-1-1981 El juez dicta el "no ha lugar": tres expertos coincidieron en el diagnóstico de "demencia momentánea en el instante de los hechos". (25-44)

El juez de instrucción cierra por una orden de "no ha lugar" la información abierta por homicidio contra el filósofo marxista. Tres expertos psiquiatras designados por el juez de instrucción concluyen que la muerte se produjo en estado de demencia en el momento de los hechos. Los expertos revelaron al mismo tiempo lo que los allegados al filósofo sabían desde hace mucho: Tras haber dado muestras de desequilibrio mental tras su cautividad en Alemania, Althusser había sido hospitalizado una veintena de veces a partir de 1947 en establecimientos psiquiátricos por causa de una "psicosis maniaco-depresiva que da lugar a accesos repetitivos melancólicos". Al mismo tiempo, el procurador de la República Christian Le Gunehec publica un largo comunicado dedicado al desarrollo del proceso que precedió a su conclusión por aplicación del artículo 64 del código penal. (3-18)

El juez de instrucción Guy Joly cerraba el sumario del caso con un "non-lieu". Ratificaba el informe médico del profesor Serge Brion y de los expertos Alain Diedrichs y Roger Ropert, que diagnosticaban el estado de crisis paranoide del filósofo francés: no era un criminal, era un enfermo mental. De hecho, ya había sido ingresado una veintena de veces en instituciones psiquiátricas, y era tratado últimamente en la clínica privada del Vésinet. Hubo períodos en que se "ausentó" de su cargo docente durante seis meses, y hasta un año. (9-12)

Desde el 23 de Enero de 1981 hasta 1984, fue "inquilino" del hospital psiquiátrico de Sainte-Anne -en el que ya había residido esporádicamente con anterioridad, por sus frecuentes crisis maniaco-depresivas-, a raíz del sobreseimiento de la causa por estado de demencia, en el momento de matar a su mujer. (26-21)

5-1981 El acceso de los socialistas al poder, acrecienta los rumores acerca del complot para evitar la cárcel a Althusser. (25-44)

alicia said...

me pregunto en qué mundo estaba la mente de Althusser en aquellos tiempos. Ese asepticismo revela una lejanía absoluta de cualquier sentimiento desgarrador de dolor o arrepentimiento. ¿Es posible mirar la escena desde una ventana en la lejanía? Quizá él estaba allí hacía tiempo... Sobrecogedor

Miguel Sanfeliu said...

Leí este libro hace tiempo. Recuerdo lo que dices, lo escalofriante que resulta la distancia con la que relata esos hechos.
Un abrazo.

conde-duque said...

Miguel, en este caso no es "cierta distancia" sino "a mil kilómetros por lo menos".
Me he enredado con otros libros y no he seguido leyendo. Lo tendré que coger en otra ocasión.
Me suelen pasar estas cosas.
Un abrazo.