Leyendo El Cultural. Viene interesante este número.
Pasada la polvareda de los elogios institucionales (cuando un político recita ante el micrófono las alabanzas que le han escrito sus colaboradores, da bastante repelús y hasta vergüenza ajena), podemos leer un especial sobre Delibes.
Pasada la polvareda de los elogios institucionales (cuando un político recita ante el micrófono las alabanzas que le han escrito sus colaboradores, da bastante repelús y hasta vergüenza ajena), podemos leer un especial sobre Delibes.
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Parece que se pincha la burbuja del nocillismo, si todavía quedaba alguien que la viera inflada.
Rafael Chirbes da en el clavo varias veces, con simples dosis de sentido común:
—“En narrativa creo que se ha hecho de todo. Sterne ponía páginas en negro para contar que era de noche, se saltaba la paginación como elemento narrativo, y manejaba el tiempo como chicle. Eso ocurría hace más de doscientos años. Cada uno que haga la literatura que pueda, si sirve para contar su tiempo. Pero conviene no olvidar que obras son amores y no buenas razones. La novela no necesita de pontífices, sino de novelistas.”
—“En literatura es muy difícil dar saltos. Se puede saltar para llamar la atención, pero eso lo hacen los autores, no los libros. Dos Passos escribió sabiendo que existían el cine, los periódicos, la radio, los rascacielos, los ascensores, el paro y la guerra... En cada tiempo se escribe desde los materiales que se tiene a mano. Nada nuevo bajo el sol. Lo único verdaderamente peligroso cuando se escriben libros es no saber que existen las bibliotecas (aunque sean virtuales). Se corre el peligro de repetir (como payaso) lo que alguien ya ha contado como escritor”.
—“Lo que hace daño a la literatura es la mala literatura. Lo que sí que es muy malo cuando se escribe es escuchar mucho ruido, o hacerlo: el ruido, en novela, se escribe en silencio”.
Por su parte, Álvaro Pombo recuerda que el fragmentarismo no es ninguna novedad y se remonta, por lo menos, a los años veinte, con T. S. Eliot y su Tierra baldía. Yo le diría que se remonta a Heráclito. José María Guelbenzu lo tiene bastante claro: “La ansiedad por el cambio parece ir por delante del cambio. Ya Claude Simon planteó que, como nuestra percepción de la realidad es fragmentaria, la novela, en la medida que trata de representarla, ha de serlo también. Pero lo que hay responde más bien a un juego de corta, pega y mezcla que a la verdadera búsqueda de un sentido que justifique nuevas formas. A mí me parece que esta especie de inquietud sobre el futuro de la novela responde antes a un asunto clásico (la necesidad de matar al padre) y a una estrategia comercial (la búsqueda de un hueco de poder y un trozo de mercado) que a una verdadera aventura del estilo y de la expresión”. Y Molina Foix, de los que hablan seguramente el peor dotado para la narrativa, es el que se muestra más nervioso, más contundente: “Todo está inventado. Lo que pasa es que la gente hace sus experimentos, con más o menos interés y profundidad, aunque resulte evidente que lo fragmentario, el collage, la literatura prismática, si quiere llamarla así, existe desde hace décadas. Por eso no creo que podamos hablar ni de inventos ni de revoluciones literarias. Sólo son inventos publicitarios, propagandísticos incluso, promovidos por los autores y sus círculos mediáticos. No hay nada más”.
Rafael Chirbes da en el clavo varias veces, con simples dosis de sentido común:
—“En narrativa creo que se ha hecho de todo. Sterne ponía páginas en negro para contar que era de noche, se saltaba la paginación como elemento narrativo, y manejaba el tiempo como chicle. Eso ocurría hace más de doscientos años. Cada uno que haga la literatura que pueda, si sirve para contar su tiempo. Pero conviene no olvidar que obras son amores y no buenas razones. La novela no necesita de pontífices, sino de novelistas.”
—“En literatura es muy difícil dar saltos. Se puede saltar para llamar la atención, pero eso lo hacen los autores, no los libros. Dos Passos escribió sabiendo que existían el cine, los periódicos, la radio, los rascacielos, los ascensores, el paro y la guerra... En cada tiempo se escribe desde los materiales que se tiene a mano. Nada nuevo bajo el sol. Lo único verdaderamente peligroso cuando se escriben libros es no saber que existen las bibliotecas (aunque sean virtuales). Se corre el peligro de repetir (como payaso) lo que alguien ya ha contado como escritor”.
—“Lo que hace daño a la literatura es la mala literatura. Lo que sí que es muy malo cuando se escribe es escuchar mucho ruido, o hacerlo: el ruido, en novela, se escribe en silencio”.
Por su parte, Álvaro Pombo recuerda que el fragmentarismo no es ninguna novedad y se remonta, por lo menos, a los años veinte, con T. S. Eliot y su Tierra baldía. Yo le diría que se remonta a Heráclito. José María Guelbenzu lo tiene bastante claro: “La ansiedad por el cambio parece ir por delante del cambio. Ya Claude Simon planteó que, como nuestra percepción de la realidad es fragmentaria, la novela, en la medida que trata de representarla, ha de serlo también. Pero lo que hay responde más bien a un juego de corta, pega y mezcla que a la verdadera búsqueda de un sentido que justifique nuevas formas. A mí me parece que esta especie de inquietud sobre el futuro de la novela responde antes a un asunto clásico (la necesidad de matar al padre) y a una estrategia comercial (la búsqueda de un hueco de poder y un trozo de mercado) que a una verdadera aventura del estilo y de la expresión”. Y Molina Foix, de los que hablan seguramente el peor dotado para la narrativa, es el que se muestra más nervioso, más contundente: “Todo está inventado. Lo que pasa es que la gente hace sus experimentos, con más o menos interés y profundidad, aunque resulte evidente que lo fragmentario, el collage, la literatura prismática, si quiere llamarla así, existe desde hace décadas. Por eso no creo que podamos hablar ni de inventos ni de revoluciones literarias. Sólo son inventos publicitarios, propagandísticos incluso, promovidos por los autores y sus círculos mediáticos. No hay nada más”.
Las respuestas de los aludidos no se atreven a entrar en materia ni están a la altura. Sólo el victimismo de Mallo está a la altura del nerviosismo de Foix. A ver si con esto se acaba ya el debate ficticio-coñazo.
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Seguimos leyendo. Supuestas poesías inéditas de Quevedo.***
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Por último, Juan Bonilla nos cuenta con cinismo y facturas en dólares el periplo de la cultura, su descenso subvencionado a los infiernos, someros y apagados. El sumidero por donde se escapan nuestros impuestos.
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Ya fuera de El Cultural. Por primera vez podemos ver cerca la derrota de ETA, que se ha sentenciado matando a un policía francés. Lo positivo de la idea no quita su fondo vergonzoso, siniestro.
5 comments:
Lleva Vd. toda la razón.
Que no hay nada nuevo bajo el sol es cierto. Mucha gente y un marco muy estrecho el del pensamiento para que no coincidan ideas. Pero que alguien haya pensado o hecho algo una vez no significa nada. Probablemente muchos pisaron tierras americanas antes que Colón, pero el que nos vale para todo lo que vino después fue Colón. Ni fenicios ni chinos ni vikingos ni portugueses perdidos. El mérito de los de la nocilla es el de toda generación, revelarse contra la generación anterior. Y en una cosa les concedo toda la razón: los modos de contar se han vuelto viejos y hay que colonizar - no descubrirlos, que todo está descubierto - nuevos territorios. Lo que ellos hacen ahora no son más que los tibios intentos primeros pasos. Sin la euforia que ellos exhiben, a mí me gustan las perspectivas que se van adivinando.
(pese a que ellos no ondean la bandera de Willian Burrouhs, cosa que me duele)
A mí me parece que eso de Nocilla se quiso vender por el lado equivocado y marketiniano de que era una revolución literaria. Lo que demuestra que la gente que hace las campañas de marketing no suele leer libros, porque cualquiera que hubiese leído antes un libro sabía que eso del fragmentarismo de revolución no tiene nada.
No obstante, sí es posible que haya algo de provecho, además de que sea un intento de remover las estancadas y corrompidas y aburridas aguas de la novela. A mí esa forma que tiene en ciertos momentos de intentar armar una poética sobre elementos friamente científicos y matemáticos sí me parece de interés y de recorrido.
Buenas a todos.
MLL, toda en todo no creo, pero grazie.
Riforfo, no digo que no, ya se irá viendo, pero no sirve de nada ponerse la peana antes de haber empezado a escribir. Esas cosas se demuestran. Por mi parte, no le veo ningún mérito al simple hecho de rebelarse contra la generación anterior. El mérito depende de la calidad de lo que se escriba.
Baquero, el problema del márketing es que se puede volver contra uno mismo. Sirve primero para existir, para que te vean, para darse a conocer... Pero, claro, después te leen y las frases grandilocuentes se vienen al suelo, con uno dentro.
En cuanto a lo científico, a mí también me gusta. Pero tampoco es algo nuevo.
En definitiva: más humildad, menos autopromoción teorizante y más escribir (cosas buenas, a poder ser).
Hola. Justo ayer me comentaba un amigo estas críticas.
Yo desconozco al resto de los supuestos nocilleros, tan solo he leído a A. F. Mallo (y todavía no el tercero) y no tengo duda de que si alguien me pregunta qué leer, español, de los últimos años, incluyo al menos el primer libro de la trilogía.
Con independencia de su actitud, que me da bastante igual, creo que es algo nuevo, sí, y original; y no solo en el como, ni mucho menos, sino en el qué (en la mirada, diría).
No sé si en todas esas críticas no habrá una parte personal que sobra. Me parece que Fdez. Mallo tiene razón (¿por qué te parece victimista?).
Un abrazo.
P. S.: Sí que es triste el pensamiento de que ETA la ha cavado y ahora se van a enterar, ¿no? Cabe preguntarse qué querríamos, entonces.
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