Wednesday, September 17, 2008

Aporías literarias

Tres problemas insolubles (míos) con la literatura:
1) El mito. Quizás esta lógica que me empuja contra la mitificación literaria (generalmente de origen "extraliterario") no sea sino una reducción al absurdo y conduzca, inevitablemente, a una contradicción. Sin mitología, ¿quedaría algo de la literatura? Sin hacer literatura de la literatura, ¿qué queda de ésta? Espero que todo, la verdad. O al menos mucho. O algo.
2) La pedantería. ¿Todos los escritores son pedantes? No lo creo. En un momento dado, cualquiera comete una pedantería (como se te pueden escapar clichés o tonterías), pero hay un tono general, una forma de ser escritor, una postura. (Paralelamente, tampoco creo que toda crítica o valoración sea síntoma de soberbia). ¿Dónde están los límites de lo no molesto? Es difícil establecer unas categorías fijas. Depende del estado de ánimo en que te pille. Eso sí, somos tramposos: a unos les permitimos más que a otros. En principio, el mejor antídoto es la naturalidad. ¿La naturalidad por escrito? Complicado, ya lo sé, pero se intenta.
3) La ficción. Si no me gusta la ficción (no me engancha, me cansa, me aburre), ¿qué puedo hacer? No sé. Quizás lo único sería pensar que todo es ficción... y aplicar el realismo. "Todo es irreal", como dice mi lema de Cioran, pero ¿lo irreal es lo ficticio? Me temo que no es lo mismo.
¿Soluciones? Ni idea. Dedicarse a otra cosa, quizás. ¿No?
***
Transcribo aquí la respuesta (genial) de Antonio Castellote en los comentarios, que me ha resuelto las aporías de un plumazo:
1) Sin mitología metaliteraria viviríamos muy bien, pero sin mitología literaria no hay literatura, del mismo modo que sin abstracción no hay filosofía.
2) El buen escritor no es pedante. Tiene demasiado trabajo para serlo.
3) El síndrome de Pla (llega un momento en que a la gente con sentido común no puede interesarles la ficción) ha desbarajustado los géneros. Que a un escritor no le interese la ficción es comprensible. Lo que no es comprensible es que ese mismo escritor se empeñe en escribir novelas. Así llegamos a la autoficción, que es un peep-show del revés: no pagas por ver al que se contorsiona sino al que se la menea. La literatura de no ficción es imprescindible, siempre y cuando no quiera conquistar los territorios de la ficción, como si fuese algo infantil, algo superado. Son artes diferentes.

6 comments:

A. C. said...

1) Sin mitología metaliteraria viviríamos muy bien, pero sin mitología literaria no hay literatura, del mismo modo que sin abstracción no hay filosofía.
2)El buen escritor no es pedante. Tiene demasiado trabajo para serlo.
3) El síndrome de Pla (llega un momento en que a la gente con sentido común no puede interesarles la ficción)ha desbarajustado los géneros. Que a un escritor no le interese la ficción es comprensible. Lo que no es comprensible es que ese mismo escritor se empeñe en escribir novelas. Así llegamos a la autoficción, que es un peep-show del revés: no pagas por ver al que se contorsiona sino al que se la menea. La literatura de no ficción es imprescindible, siempre y cuando no quiera conquistar los territorios de la ficción, como si fuese algo infantil, algo superado. Son artes diferentes.

conde-duque said...

Joder, qué bien. Gracias, Antonio. Has resuelto de un plumazo todas mis aporías.
¿Entonces? ¿A seguir con lo mío?
Literatura de no ficción. Escritura sobre libros, sobre ciudades. Lo que veo. Lo que pienso. Lo que ocurre, lo que hacen. Aproximaciones al conocimiento de la realidad (no mencionaré la palabra clave, la maldición que impide todo lo demás: filosofía).
"No pagas por ver al que se contorsiona sino al que se la menea". Jajaja. Lo has clavao.
Un abrazo.

Jorge Ordaz said...

La literatura es duda. Quien no duda, no escribe. (Bueno, no sé si es del todo cierto, pero si te vale, aférrate a ello).
Un abrazo.

Mabalot said...

Que te digan los demás qué escribes; si es ficción, autoficción, o lo otro. ¿Qué es lo otro? ¿Vida real?.

Eso sí, hay que escribir sobre lo que uno quiere escribir. Lo que te gusta, en lo que crees. Eso y nada más. A veces el prúrito de la realidad es una barrera.

Te contesto cuando no tenga la cena en plena digestión. Y muy bien estos post que plantean cuestiones tan divertidas como estas.

Miguel Baquero said...

Siempre he creído que era una memez ese dicho (¿de Pla?) de que, a partir de los cuarenta, más o menos, leer novelas es perder el tiempo. Algo así. Pero hay novelas a través de las cuales se comprende el mundo mejor, mucho más claro, que a través de ensayos científicos o teorías filosóficas.

Personalmente, cada vez me repugnan más las mitologías literarias, ya se sabe: los escritores malditos, los rebeldes, las generaciones. Hoy leo en el gratuito sobre el suicidio, este viernes pasado, de David Foster Wallace, y hablan con tono impostado de "los excesivos" y todo el mito que se está empezando a formar en torno de ellos. Bueno, yo creo que escribir tiene que ser más fácil que eso, y suicidarse nunca es "el último acto literario" sino una tragedia triste y sucia como la que le puede ocurrir a cualquier hijo de vecino. No hay que alabar a Foster Wallace por ello, sino tenerle lástima. A veces los aficionados a la literatura, de puro pedantes, se vuelven inhumanos.

conde-duque said...

Baquero, Pla es el antimemo y el antipedante por excelencia. Para mí encarna -a la perfección- la naturalidad en literatura.
En lo demás totalmente de acuerdo.

Saludos a todos.