No me preguntéis cómo he llegado a estas páginas web, porque no me acuerdo, pero el caso es que googleando googleando uno puede terminar topándose con la respuesta a uno de los grandes misterios de la humanidad: ¿por qué a los tíos (por lo visto no a todos) nos sale una pelusilla de algodón en el ombligo?
La cuestión en sí misma es una guarrería total, pero si ahondas un poco tiene su miga (nunca mejor dicho). Hay un doctor, llamado Karl Kruszelnicki, que se ha dedicado en cuerpo y alma a analizar este misterio, e incluso en 2002 ganó el premio Ig Nobel a la Investigación Interdisciplinar por sus estudios científicos al respecto (suena a coña, pero no: aquí hay varios enlaces que lo corroboran). Sus conclusiones -copio y pego- son que: 1) La pelusa del ombligo consiste principalmente en las fibras sobrantes de la ropa, mezcladas con piel muerta y algo de vello. 2) La pelusa se desplaza de abajo arriba y no al revés, como sería más “verosímil”. El proceso migratorio es el resultado de la fricción del vello corporal con la ropa interior, que arrastra las fibras sueltas hacia el ombligo. 3) Las mujeres tienen menos pelusilla en el ombligo debido a que su vello corporal es más fino y corto. Por el mismo motivo, los hombres mayores, por tener pelos más ásperos y numerosos, acumulan una mayor cantidad de pelusa. 4) La coloración azul se debe a la existencia de fibras azules en la mayor parte de las prendas de vestir. 5) La existencia de pelusilla en el ombligo no reviste ningún peligro para la salud.
Ya anteriormente los doctores Donald E. Smith y Bhupendar S. Gupta habían dedicado sendos estudios a la fabricación algodonosa de los ombligos; el segundo, cuya tesis doctoral versó sobre las fibras textiles, menciona la existencia de un "microclima" en las barrigas humanas.
Y en Australia hay un guarro llamado Graham Barker que lleva 25 años (¡desde 1984!) coleccionando las bolitas de algodón que le salen del ombligo. Debe de tener toda la casa llena de frascos el tío cerdo. Según explica en su página web (en inglés), empezó un día en que estaba aburrido en un hotel de Brisbane ("era una noche de fuerte tormenta y afuera llovía, no tenía nada que hacer, me miré al ombligo... y allí estaba: ¡la pelusilla!"), siguió guardándola durante unos días y después ya no había quien le parase en su compulsión coleccionista. Está muy orgulloso de su colección porque considera que es única, diferente, extraña, completa y se mantiene en perfecto estado de conservación ("millones de personas coleccionan monedas, pero hasta donde yo sé nadie más colecciona pelusilla del ombligo", asegura). Por supuesto, ha obtenido ya el récord Guiness, esas Olimpiadas para Memos. Desde que en 1999 pusiera en marcha su página web, el éxito mediático de Graham Barker ha sido fulminante: radios, periódicos y televisiones de todo el mundo han requerido su presencia, pues querían que les contase su historia. Ha participado en varios libros y revistas e incluso fue invitado a viajar a Estados Unidos (con todos los gastos pagados) para acudir al famoso show televisivo de Jay Leno.
Para los que estén interesados en el tema, hay varios foros de gente con poco tiempo libre: uno, dos. Lo raro es que Iker Jiménez todavía no le haya dedicado un programa especial.
Para que luego digan que internet no sirve para nada...
6 comments:
Depende del tamaño que tenga tu ombligo, a mí me pasa eso de las pelusas, sí :)
Yo pensaba que nos pasaba a todos...
A mí también me pasa (ahora que no nos oye nadie), pero después de haber leído el punto 5 ya me quedo mucho más tranquilo...
NAda, nada, ahora mismo voy a mirarle el ombligo a mi marido, luego a mi padre, y ya te cuento como va la teoría. ¿Y dices que tiene que ser azul?...
No, la mía es blanca porque siempre llevo camiseta...
De todas formas, si todavía no se la has visto a tu marido, eso es que no tiene...
Y a ver si actualizo para quitar este post tan absurdo.
¡Cielo santo, qué cosas hay que ver! Bueno, ahora que me acuerdo, una vez vi en televisión a un tío que guardaba el cerumen que se sacaba de las orejas, y no es eso lo peor ¡lo usaba para encerar los muebles!¡aaaggghhhh!
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