Sale en El hombre que sabía demasiado, de Hitchcock. La segunda versión, la "americana", con Doris Day y James Stewart. Como me pasa con todas las películas de Hitchcock, me ha marcado profundamente el haberlas visto por primera vez de pequeño. Las imágenes se quedan ahí, incrustadas en un lugar extraño del subconsciente, entre el miedo y el sueño y el sexo y la violencia y la esperanza y la angustia. Este verano pensé en visitar esa calle mágica, con sus farolas y ladrillos que representan para mí el más puro Londres. Ese punto de fuga ocre -los tejados, las ventanas, las nubes- que son como un espejo raro que llevamos dentro. Buceé por internet y descubrí que se trata de Vicary Street, en Brixton. La Ambrose Chapel de la película (los exteriores) es en realidad St. Saviour's Church. Al final decidí no buscarla, por varias razones: quedaba un poco lejos, me sentiría muy friqui paseando por allí y sería como destrozar de un plumazo las ensoñaciones de la infancia. Mejor que siga así, intacta.
2 comments:
El dilema de poner a prueba las ilusiones o de no tocarlas. Creo que la opción que elige cada persona dice mucho de ella.
Aunque no sé exactamente qué.
Cualquier Londres pasado fue distinto.
Entrada evocadoramente brillante.
Uno pasea de Hitchcock a The Guns of Brixton mientras la lee.
Le felicito.
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