El árbol de la vida (Terrence Malick, 2011) y Melancholia (Lars Von Trier, 2011) son dos películas raras, difíciles, supuestamente coñazo y pretenciosas. Me han gustado. Sólo por la belleza de las imágenes con la música merece la pena el esfuerzo (el esfuerzo de salirse de lo convencional y dejarse llevar por lo extraño). Es difícil ver buena poesía en el cine, y aquí la hay. No soportaríamos estar viendo películas así todas las semanas (nos podríamos pegar un tiro en la butaca, entre el asombro y el tedio), pero por esta vez no pasa nada y hasta se disfruta. Se queda uno embobado, con la boca abierta.
De las películas que he visto de ambos directores -siempre controvertidos, amados/detestados, excesivos, bla bla bla-, estas dos son las que más me han gustado. Las dos comparten una emocionante poesía de las imágenes que, unida a la maravillosa música, nos lleva a un estado de suspensión. El árbol de la vida tiene muchísima más sustancia -en todos los sentidos- que Melancholia; es más verdadera, te hace sentir (y pensar y recordar y etc) más. La otra es más artificial (a pesar de ser más convencional), pero también tiene algo.
En El árbol de la vida la parte del origen del universo es demasiado larga y surge demasiado pronto. No te ha dado tiempo a entrar la vida de la familia y ya te transportan nada menos que al principio de los tiempos. Ahí, supongo, es donde muchos se deben de salir del cine. Las imágenes son impresionantes, pero rompe innecesariamente. No hacía falta tanto ni tan pronto. Alguna imagen, bien, pero el resto mejor dejarlo para el documental de La 2, sobre todo lo de los dinosaurios, creo yo. Está bien dar a elegir entre el camino de la gracia y el de la naturaleza, pero incluso en el camino del exceso se debe guardar cierta medida. El final también resulta un pelín excesivo. Uno puede estar fluctuando sin problema, kantianamente, entre lo bello y lo sublime, pero permanecer encaramado a lo sublime durante horas resulta una postura un poco incómoda.
Mientras veía Melancholia pensaba en una mezcla posmoderna de Marnie la ladrona y Los pájaros. La primera parte recuerda a Celebración, seguramente lo mejor que ha dado el dichoso movimiento Dogma. Lo mejor de la película: Wagner.
De las películas que he visto de ambos directores -siempre controvertidos, amados/detestados, excesivos, bla bla bla-, estas dos son las que más me han gustado. Las dos comparten una emocionante poesía de las imágenes que, unida a la maravillosa música, nos lleva a un estado de suspensión. El árbol de la vida tiene muchísima más sustancia -en todos los sentidos- que Melancholia; es más verdadera, te hace sentir (y pensar y recordar y etc) más. La otra es más artificial (a pesar de ser más convencional), pero también tiene algo.
En El árbol de la vida la parte del origen del universo es demasiado larga y surge demasiado pronto. No te ha dado tiempo a entrar la vida de la familia y ya te transportan nada menos que al principio de los tiempos. Ahí, supongo, es donde muchos se deben de salir del cine. Las imágenes son impresionantes, pero rompe innecesariamente. No hacía falta tanto ni tan pronto. Alguna imagen, bien, pero el resto mejor dejarlo para el documental de La 2, sobre todo lo de los dinosaurios, creo yo. Está bien dar a elegir entre el camino de la gracia y el de la naturaleza, pero incluso en el camino del exceso se debe guardar cierta medida. El final también resulta un pelín excesivo. Uno puede estar fluctuando sin problema, kantianamente, entre lo bello y lo sublime, pero permanecer encaramado a lo sublime durante horas resulta una postura un poco incómoda.
Mientras veía Melancholia pensaba en una mezcla posmoderna de Marnie la ladrona y Los pájaros. La primera parte recuerda a Celebración, seguramente lo mejor que ha dado el dichoso movimiento Dogma. Lo mejor de la película: Wagner.
7 comments:
Tengo muchas ganas de ver Melancholia.
La otra no me gustó. Hubo imágenes y música, sobre todo en el contexto de la familia, que me llegaron, pero en conjunto la película me parece hueca y pretenciosa. Me digo; qué derroche de talento, qué patetismo desmelenado. Hasta el pobre Sean Pean está más tonto que nunca, mirando con pena todo el rato.
Me acuerdo de Gombrowicz; en su Contra los poetas dice: "El azúcar me encanta cuando lo tomamos junto con el café, pero nadie se comería un plato de azúcar, sería ya demasiado. Es el exceso lo que cansa en la poesía; exceso de la poesía, exceso de palabras poéticas, excesos de metáforas, exceso de nobleza, exceso de depuración y de condensación que asemejan los versos a un producto químico."
Así lo veo, o así la vi.
Hay más poesía verdadera en dos minutos de cualquier peli de Ozu, o, por ejemplo, en Fanny & Alexander, de Bergman, y que tanto tendría que ver con lo trata Malick.
Salud.
Muy buena la cita de Gombrowicz.
Ser demasiado excesivo es el pecado de muchos.
Entiendo lo que dices. Pese a todos los pesares, a mí algo me queda de la peli. Sobra mucho de casi todo, pero algo queda, algo intenso. Los temas son demasiado pretenciosos para condensarlos en una peli (la vida, la muerte, Dios...), aunque a veces hay que planteárselos, supongo.
Sí, Sean Penn queda como un pelele, el pobre, pero creo que el personaje de Brad Pitt está muy bien.
A ver qué te parece Melancholia. Me parece mucho mejor que Antichristo, que para ti era una obra maestra y a mí me pareció bastante malilla, así que no sé...
No,, hombre, no tanto como obra maestra. Me gustó, pero es que ahí está muy bien vista una depresión y al final se va por lo cerros de úBeda del satanismo. Una locura muy bonita de película.
Sí, de todas formas entiendo todo lo que dices de la película de Malick. Es más; creo que nuestras críticas son intercambiables. Tú has visto la botella medio llena y a mí la botella me ha parecido casi vacía.
Brad Pitt es un crack.
OK, perdón, pensaba que lo de obra maestra era literal, pero no.
Sí, supongo que en el fondo decimos algo parecido, sólo que a mí me ha dejado buen sabor de boca y a ti no.
Vaya, iba a decir que yo había leído hacía poco una crítica negativa, y me encuentro a Mabalot y recuerdo que fue suya.
Pues me dejáis que no sé qué hacer...
Parece mentira que Brad Pitt sea un crack, siendo guapo, ¿no? Tiene mucho más mérito.
Un abrazo.
(Muy interesante lo que cuentas de Keats)
Coño, ahora que lo dices, Porto, he ido a leer la crítica de Mabalot en su blog.
No la había leído, creo que porque entonces estaba en Roma.
Seguramente parecía aquí que estaba partiendo de ella, pero no. Diálogo de besugos.
A ver, que no había leído el comentario de Porto.
Vete a verla, hombre. Estas cosas hay que verlas. De todas formas es fácilmente imaginable lo que te vas a encontrar, por lo que hablamos. Tú olvídate de que empiece la película; métete en la cabeza de que vas a una ópera.
Muy bonita fotografía y música, y como padre te va a molar, te va a interesar un poco por lo menos. Si no fuese por los planetas, que salen demasiado, estaría mejor.
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