Saturday, December 31, 2011

Moves like Jagger

Para terminar el año, no sé por qué, me apetece poner esto:

Wednesday, December 21, 2011

Raymond Roussel en el Reina Sofía

Domingo, diez de la mañana. Hace un frío polar, las hojarascas del otoño se amontonan en las aceras mojadas, apenas pasan coches por la glorieta de Atocha. Los policías municipales, aburridos y soñolientos, se vigilan a sí mismos. Unos metros por delante de donde yo paso, un viejo lanza un escupitajo verde al suelo desde la puerta de un bar. Dos chicos recién salidos del afterhours traen los ojos como platos, lo miran todo con asombro pero no pueden pronunciar palabra —se les despeña en el abismo que se extiende entre neurona y neurona—. Un hombre emboscado en su abrigo lleva en la mano un cucurucho de periódico con churros grasientos y humeantes. Junto al quiosco de La Once hay un travesti con minifalda vaquera, medias altas fosforitas y zapatillas Nike rosas del número 48. En la entrada del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía una pequeña fila de turistas aguarda el momento de la apertura. La exposición estrella del momento es Locus Solus, aclamada unánimemente por la crítica como un acontecimiento cultural de primer orden.

Raymond Roussel en el Reina Sofía, en Jot Down

Monday, December 19, 2011

Histeria colectiva

Veo en las noticias las imágenes de Corea del Norte, con las muchedumbres llorando la muerte del dictador Kim Jong-il, golpeando el suelo de dolor, clamando al cielo a cuatro patas, y siento una rotunda "vergüenza trascendental".

Saturday, December 17, 2011

La estación fantasma

Pasado el paripé berlanguiano con las fuerzas vivas del lugar, me vi abandonado, solo, en mitad de un paraje desierto. Las taquillas vacías (con la persiana bajada, sin taquilleros/as, los recortes de la crisis), los pasillos silenciosos, un espacio de fantasmas, sólo máquinas y carteles que no indicaban nada. Arrojado a tu propia suerte, a tu intuición norte-sur. ¿Cuál será el andén correcto?




Ni un alma en cientos de metros a la redonda. Como Cary Grant en Con la muerte en los talones, más o menos (más menos que más).

Thursday, December 08, 2011

May June July I count the time

“Far away you've gone, and left me here • So cold without you, so lonely dear • May June July I count the time • Every minute I go takes the smell of your clothes • Further away •• 'Cause you've gone away • Where there isn't a telephone wire • Still I wait by the phone • You don't even write to say goodbye • Goodbye •• I have saved every piece of paper • Like grocery lists and note cards • To do lists and race scores • So just in case you change your mind • And come back, I've kept everything safe •• While you're gone away • Where there isn't a telephone wire • Still I wait by the phone • You don't even write to say goodbye • Goodbye..."




"...Get me out get me off • Get me out get me off • Oh this is a ride going nowhere • But somewhere that I despise • Going nowhere to end up with a tearful • I don't wanna go on with these pieces of paper • That you left behind •• This is a ride going nowhere • But somewhere that I despise • Going nowhere to end up with a tearful • I don't wanna go on with these pieces of paper • To keep me company in my old age •• While you're gone away • Where there isn't a telephone wire • Still I wait by the phone • Why don't you write to say goodbye • Goodbye...”

(Gone Away, My Brightest Diamond)

Tuesday, December 06, 2011

El París de Jean-Paul Clébert

Después de casi sesenta años olvidado, perdido entre los estantes polvorientos de las librerías de viejo, en 2009 se reeditó en Francia Paris insolite de Jean-Paul Clébert, en la pequeña editorial Attila. Su éxito fue tan fulgurante como el que obtuvo con la primera edición de 1952, en la mítica Denoël —con ilustres compañeros de catálogo como Aragon, Artaud o Céline—, cuando vendió más de treinta mil ejemplares y recibió los encendidos elogios de escritores de la talla de Henry Miller o Raymond Queneau. Aunque parezca increíble, en todo este tiempo a nadie se le había ocurrido recuperar la obra. Tuvieron que llegar unos jóvenes entusiastas con poco dinero y suficiente inteligencia para hacer justicia, mientras de paso daban el pelotazo, con todo merecimiento. Parece que no sólo España está llena de editores ciegos.

El París de Jean-Paul Clébert, en Jot Down.


Saturday, December 03, 2011

Adecentar el salón

Veo que me llega una avalancha de lectores siguiendo la mención de mi amigo Jabois en su entrevista en Jot Down y me pongo nervioso, como cuando te llama al telefonillo una visita inesperada y tienes que adecentar corriendo el salón, colocar los cojines, recoger los calzoncillos del suelo, vaciar los ceniceros, meter los platos en el lavavajillas y esconder las pilas de libros y papeles en un cajón, para que no se perciba tanto el desastre. Pero, claro, aquí los posts no se pueden esconder, sería absurdo cubrirse las vergüenzas con una manta, y borrar las huellas del crimen me parecería trampa. No, no se puede hacer nada. Sólo queda sonreír y encogerse de hombros.

Estoy acostumbrado a que me visiten sólo unos pocos amigos, siempre comprensivos, que saben que tampoco se me puede exigir mucho más, sobre todo después de cinco años de blog. A veces me dicen que por qué no actualizo más, que ya no escribo como antes, que sólo pongo fotos de viajes y citas de libros, y yo pienso que es verdad, que ya me vale, pero también pienso que bastante tengo con estar dándole constantemente al botón de F5 en la vida real, y más en época de crisis, que es la excusa para todo.

Así que la mejor opción que se me ocurre es poner una sonrisa de bienvenida y fingir que aquí no pasa nada. En pocos minutos las visitas se habrán largado, en silencio, decepcionadas. Y la casa volverá a su ser, a su lugar, vacía, silenciosa, deshabitada. Sólo lo lamento por mi amigo. Espero que esta decepción no vaya en merma de su crédito.

Friday, December 02, 2011

Un método peligroso

Al final está siendo un gran año de cine, desde luego mil veces mejor que los últimos que recuerdo. Quizás las crisis económicas son buenas para que se afile la inteligencia, prosperen sólo los buenos y se deje de derrochar el dinero público-y-privado en directores inútiles bien situados, que nunca dan la talla. Hablábamos hace poco de Terrence Malick y Lars Von Trier. Ahora se une David Cronenberg. Los tres han hecho este año, para mi gusto, la mejor película de sus ya largas carreras.
Igual que en El árbol de la vida y Melancholia, hay algo en Un método peligroso que no se olvida fácilmente. No sé exactamente lo que es ese algo. Quizás es lo mejor que se puede decir del arte, de la poesía, del cine: que tiene un nosequé que lo es todo. Algo que se nos escapa pero que sabemos que está ahí, que nos retiene. Llamémoslo "la atmósfera" esta vez, no sé.
Frente a las otras dos películas (raras, excesivas), en Un método peligroso dominan la contención y la mesura. Tampoco creo que sea una obra maestra o un peliculón. De hecho, se queda corta, sabe a poco, resulta demasiado esquemática. Pero tiene algo especial que permanecerá.
El reto de salir bien parado utilizando dos personajes tan particulares como Freud y Jung era complicado, pero creo que se ha resuelto bastante bien. Los actores se salen, sobre todo Viggo Mortensen, que me ha parecido simplemente perfecto. Las ciudades son preciosas, el lago, el barco, las casas, los muebles, la ambientación de época, el escritorio de Freud...
Los jardines del palacio Belvedere de Viena me han traído muy buenos recuerdos. Esas esfinges blancas...