El viaje empezó con suspense. Un poco más y me quedo en tierra. De camino al aeropuerto me doy cuenta de que me habían caducado el DNI y el pasaporte ¡cinco días antes! (los dos a la vez). Qué desastre... Nunca estoy pendiente de esas cosas. Entonces te das cuenta de que en el fondo eres un simple número y de que tienes fecha de caducidad como los yogures.
Tranquilidad. Me dicen en la comisaría de la T-4 que no pasa nada: que en Europa los pasaportes sirven durante cinco años más después de haber caducado (suena absurdo, pero es así). Prueba superada.
El tópico dice que Ámsterdam es la ciudad de los canales, las bicis, las flores, los cuadros de Rembrandt, Vermeer y Van Gogh, los coffee-shops y las putas del Barrio Rojo. Puedo decir que el tópico se confirma. Vayamos por partes:
1) Canales y puentes: muy bonitos, tanto de día como de noche (ver fotos). Dimos un paseo de una hora en barco recorriendo los canales: te enseñan la casa de Anna Frank, los barcos de los hippies trasnochados, el museo naval, la pagoda china, etcétera, y te cuentan algunas historias de la ciudad. Por lo visto, el Amstel es el único río natural; los demás son producto de la ingeniería.
2) Bicis: hay que tener cuidado, porque es fácil que te atropellen. Van a toda leche, no respetan los pasos de cebra, sortean coches y tranvías; unos llevan timbre y otros timbrean con la boca ("rriiiiiinnngg, rriiiiiinnngg"). Pueden aparecer por los cuatro puntos cardinales.
3) Flores: más que verse por las calles (yo me imaginaba una ciudad llena de flores), se venden en las tiendas. En el Blumenmarket compré una bolsa de bulbos de tulipán variados, de distintos colores (si queréis alguno, decídmelo antes de que los plante y los mate; vienen 25).
4) Pintura: estuvimos en el Rijksmuseum, en el museo de Van Gogh y en la casa de Rembrandt. (Otro día hablaré sobre esto).
5) Coffee-shops: en las barras tienen un menú de porros a la carta. Son los únicos lugares donde hay internet y donde no se puede vender ni gota de alcohol (ni una mísera cerveza). Eso sí, después ves por las calles una especie de bar-autobús-tándem en el que pedalean diez ingleses o alemanes bebiendo cerveza y cantando. Ciudad de contrastes.
6) Las prostitutas de los escaparates: es inevitable dar un paseo por el famoso Barrio Rojo, ese paraíso de "puteros y drogatas". El sábado por la noche fuimos por allí. Estaba llenísimo. Daba nosequé ver a las chicas que exhibían sus cuerpos en los escaparates; se contoneaban un poco, como si bailasen en voz baja, poniendo caras sensuales. Muchas no sabías si eran tías altas y fuertes o travestis (yo creo que más de un cliente ha debido de llevarse una sorpresa...).
Una cosa que me ha llamado la atención es que las casas están torcidas: unas por los lados, otras hacia delante, otras hacia atrás, hacia arriba, hacia abajo... Mi teoría -no muy científica- es que los arquitectos estaban fumaos cuando las proyectaron. Después los inquilinos pusieron en los tejados unos ganchos, para colgar a los arquitectos por el cuello. La ciudad se llenó de ahorcados...
Un fallo (relativo): no conseguimos tomarnos ni un arenque.
PD: Para más información, véanse fotos en Flickr.