Saturday, September 29, 2007

Red de afectos

Sigo esperando a Dodot.
Y echo muchísimo de menos a Té con Leche. Pero muchísimo...
Igual que siempre (es un decir) que entro en una librería miro a ver si hay un nuevo libro de Bufalino, aunque sé que es imposible, a veces le doy a sus links con la esperanza de que hayan vuelto.
****
En otro orden de cosas, Lula Fortune me ha hecho recordar mi infancia, cuando el expreso Rías Baixas paraba -al amanecer- en Redondela, ese pueblo que para mí siempre tuvo nombre de chapas. Allí el tren hacía una maniobra en la que se separaban los vagones que iban a Vigo y los que iban a Pontevedra. Mi padre, que es un ser de costumbres tercas, siempre se bajaba en la estación a tomar un café y esperaba a que regresasen los vagones al andén para volver a subirse. A mí siempre me daba miedo que se quedase allí tirado, y no me quedaba tranquilo hasta que le veía arrojando el cigarrillo y entrando de nuevo en el tren.
Yo me asomaba al ventanal del tren desde la litera, con los ojos muy abiertos (de pequeño era sólo ojos; debía de estar siempre asombrado). Quizás la pequeña Lula merodeaba por allí.
****
De otros amigos, ya no digo nada. No hace falta. Sin ellos el mundo sería mucho más triste. Y afortunadamente en algunos casos eso no se puede ya dar. Ya no se escapan.
****
Pienso por un momento en esta situación (que daría, quizás, para un relato): lees todos los días el blog de una persona, pero no sabes su nombre real ni tienes contacto por mail ni nada. Con el transcurso de los meses ya forma parte afectiva de tu vida, porque -pese a la virtualidad- aquí algunas cosas son muy verdaderas. De repente se muere, y ahí sigue su blog, flotando en la nada. No hay nuevos posts. Su familia y amigos no saben que lleva un blog (suele pasar) y no pueden avisar de la mala noticia. Los lectores habituales no saben qué hacer. Comentan entre ellos: ¿qué será de X?, ¿por qué no sigue escribiendo?

Thursday, September 27, 2007

Tuesday, September 25, 2007

El Hôtel Dieu

Qué grande, don Pío:
"No era el barrio de Saint-Séverin lo que es ahora.
Subsistía el antiguo Hôtel Dieu, el hospital más viejo del mundo y uno de los edificios más sombríos de París. Tenía este hospital dos cuerpos a ambos lados del Sena, que ocupaban el espacio comprendido entre el Petit Pont y el Pont-au-Doble; eran dos edificios paralelos, largos y estrechos, lóbregos, con galerías subterráneas y bocas de vertederos negros que arrojaban sus inmundicias en el río, de aguas verdosas, inmóviles y siniestras. Estos edificios viejos que daban al río mostraban chimeneas grises, ventanas con rejas y enfermos con gorro de dormir."
(Pío Baroja, Memorias I)

Saturday, September 22, 2007

El pensil sobre el Yang Tsé o la hija del emperador

La levedad, la sutileza, la poesía de la pintura china, en un castellano perfecto:
"No, ella querrá seguir guardando intacta su dignidad. Tampoco hoy saldrá a dejarse ver por un instante, ni siquiera velada por el atardecer, entre los tejos y los aligustres de la alta, inaccesible balaustrada, sin importarle cuánto pueda llegar a anhelarse un céntimo de cualquier cosa en este mundo, incluso un céntimo de su propia dignidad [...].
Tampoco hoy, ni aun fingiendo -como dejándose robar- no saber que hace miles de tardes que la espío, consentirá en perder, con el sólo dejar adivinar su sombra, un céntimo de su dignidad, para verlo caer hasta la orilla pisada y repisada por los pies descalzos de los bateleros junto a los cañaverales despuntados y roídos por las maromas de la sirga. [...] ¿Sospecha acaso que de ese solo céntimo vendría la ruina del Imperio entero?
Hoy también, sólo el viento, una vez más, mueve los tejos y los aligustres de la alta y desierta balaustrada; sólo el viento, a quien nadie jamás sabrá imitar. Y si aún, suponiendo lo imposible, fuese ella lo que realmente se mece entre las ramas, la imitación sería tan prodigiosa que no podría ya redundar en mengua, sino en un nuevo aumento de su dignidad."
(Rafael Sánchez Ferlosio, El geco. Cuentos y fragmentos)

Friday, September 21, 2007

La lluvia

Qué bien. Llueve...

[La explicación de este post tan elocuente la dio Cunqueiro en un párrafo verdadero:
"Los poetas chinos, en primavera y en verano, solían pasear después de que hubiera caído un chaparrón, cuando de las hojas de los árboles se desprendían sobre sus cabezas todavía algunas gotas. Uno de ellos dijo de esas gotas que caían sobre él: una caricia perfecta para la cabeza de un hombre feliz. Creo que fue aquel genio alegre llamado Su Tungpo".
No creo que dijeran lo mismo si se les colaba la gota por la nuca... bajando poco a poco por la espalda, causando escalofríos en zigzag, como un meandro eléctrico y helado.]

Wednesday, September 19, 2007

Las cosas de Josep Pla

Una vida entera dedicada a la escritura. Resultado: más de veinticinco mil páginas de prosa sencilla, verdadera, inteligible.
Era un hombre con la razón a medias (o a tres cuartos), pero me cae tan bien que estoy por dársela toda. [Qué lástima no poder conocerlo. Qué buen amigo hubiera sido. Qué conversaciones más agradables, ahí, tomando un chato, liando cigarrillos, al fuego de la lumbre...]

Monday, September 17, 2007

Los Otros (o el Palacio del Frío)

Era un chico antiguo, de esos que parecen sacados de un baúl con naftalina.
Pensé que alguien lo había traído de una foto de los años cuarenta, con su cara, peinado y vestimenta, para que yo le hiciese otra. Pegaba totalmente con el ambiente de la heladería (fundada, con el poético nombre de Palazzo del Freddo, en 1880). Quedaba que ni pintado. De oficio, cobrador.
Disimuladamente, mientras daba cuenta de mi gelato gigante, le saqué una foto.
El otro día, repasando en imágenes las tres semanas de vida romana (vale, todavía no lo he superado, pero estoy en ello), de repente VEO QUE ME VIO. Qué susto me ha pegado el tío, ahí mirando fijamente al objetivo. Casi posando, diría yo. Como un fantasma o un muerto que nos increpa.
Debió de pensar el hombre: "Qué hace este pirado, con la cámara al revés; lo que hay que aguantar..."
Lo siento. Estaba yo muy costumbrista entonces.

Saturday, September 15, 2007

El Dinero, de Robert Bresson


Las películas de Bresson no pasan ni se olvidan. Se quedan como pegadas a la memoria y, sobre todo, a la conciencia.
Veo El dinero, su última obra: me gusta en lo que tiene de verdadera pero me desagrada un poco en lo que tiene de antinatural, aunque lo comprendo (creo). Me explico. La concreción y limpieza del análisis son perfectos. La precisión de un cirujano que enhebra estilo y tema. El cine casi como ciencia. Ahora bien: los actores parecen robots, hablan (casi no hablan) y se mueven como robots. Les falta vida.
Vale, sí, ya sé, imagino que está hecho aposta y trata de transmitir una tesis, que sería más o menos la siguiente: los hombres son autómatas, marionetas ciegas manejadas por un Dios sin alma: el Dinero. Pero uno no puede evitar escuchar, como runrún de fondo, una voz que nos molesta: "¡luces!", "¡acción!", "¡corten!", "¡a positivar!".
No es un plano fijo el de Bresson. Es un plano terco.

Friday, September 14, 2007

SOS

Esta maldita Bjork me está poniendo la cabeza como un bombo...

Wednesday, September 12, 2007

Sueltos

Tras el paréntesis veraniego, retomo mi best-seller. Sí, no estoy escribiendo un libro. Estoy escribiendo un best-seller. A ver si me sale...
***
Camino por la calle. Proyecto dos sombras. La otra es la de Palmerino, creo.
***
Estaba tan hasta los cojones del mundo entorno, que decidió mirar hacia otro lado. Pero nunca al espejo…
***
Aforismos: la diarrea del pensamiento.
***