El aire mueve las cortinas, ya lo sabemos, es una imagen tópica, nada de especial, además, porque pasa todos los días, es una imagen tópica verídica, realista, no tópica mentirosa, de literatura mala, literatura cliché, pero lo que importa, lo extraño, lo que quería contar ahora, lo que he venido a decir, si me deja el pensamiento, si me dejan las comas de las frases, que detallan, los parones del discurso, que meditan, las oraciones subordinadas, que matizan, requiebran, concretan, la cabeza que da vueltas, que va y viene, que no centra, porque el mundo está lleno de cosas, de detalles, de elementos que nos llaman la atención y nos distraen, la atención como algo que no está en ningún lado y que está en todos, o que quiere estar en todos pero es imposible, la atención intencional, porque la conciencia no es conciencia a secas, la conciencia es conciencia de algo, como la percepción es percepción de algo y valorar consiste en valorar algo, ya lo decía Husserl, se juzga lo juzgado, se desea lo deseado, se odia lo odiado, etcétera, la vida es tendencia, trayecto, referencia, viaje, ya lo decía Husserl, el obrar se refiere a la obra, el hacer a lo hecho, el amar a lo amado, etcétera, desde la intentio al cogito, la esencia de la conciencia, la actitud fenomenológica, no nos pongamos tan filosóficos, lo dicen los libros y se ve en este cuarto, el acto psicológico se dirige siempre al objeto, es un viaje de la atención hacia las cosas, un viaje del ser, tu ser, hacia las cosas, el contenido de la conciencia es su estar volcada en el exterior, en los hechos, en los objetos, las cosas no están a secas, sino entre otras, y son esa relación, esa situación, la cortina y el aire y el cuarto y yo y mis ojos por los que miro lo recién nombrado, y el exterior y los coches y la gente al otro lado de la ventana y sus ruidos y rumores y el sofá y yo y mis oídos por los que escucho lo recién nombrado, y los árboles y el aire y la cocina y el tubo de escape y la hoja seca y la tortilla francesa y yo y mi nariz por la que huelo lo recién nombrado, pero lo que importa, lo extraño, lo que quería contar ahora, y para eso todo esto, todo este discurso entrecortado, estos requiebros de la mente, las comas que detallan, el hacer lo hecho, la intentio y el señor Husserl, lo que quería decir, repito, lo extraño, lo nada tópico pero sí verídico, es que en este momento, en este aire que me llega a través de las cortinas, aquí sentado en el sofá de casa frente al ordenador, no percibo nada de lo presente, nada de todo lo recién nombrado, sino el olor a salitre y a pescado, el rumor del mar y el azul brillante de la ría.
(Ya queda menos)