Por fin, la lluvia. Da gusto abrir la ventana y encontrarse con la niebla, el aire fresco, la humedad, las gotas descolgándose de las ramas. Es la naturaleza, que aquí nos cae de arriba. El hogar, así, se hace más hogar, más apetecible, y todos nos volvemos más introspectivos. En el peor de los casos, diosnoloquiera, acabaremos conociéndonos.
Pasa la gente con paraguas, como clicks de playmobil. Los colores de los abrigos. Las corrientes de agua en las aceras. La lluvia, por fin.
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