Este hombre con cara de degenerado y pelos de científico loco fue uno de los grandes escritores del siglo XX, aunque ya casi nadie lo recuerda. Su estilo apasionado -enérgico, brillante y contundente- siempre me ha recordado al de uno de mis ídolos: don Miguel de Unamuno (que, si bien poseía mayor calado filosófico, no igualaba en destreza narrativa al florentino).
Nació en 1881, fundó varias revistas literarias y flirteó con el futurismo de Marinetti, pero le duró poco la tontería. Su conversión religiosa supuso, como la de Pablo de Tarso, San Agustín o Chesterton, un momento estelar en la Historia Universal del Chaqueteo: pasó del ateísmo más nihilista y radical al cristianismo más encendido, y escribió una archifamosa Historia de Cristo. Murió el 8 de julio de 1956.
Igual que El Acantilado ha redescubierto en los últimos años a Stefan Zweig, que se ha vuelto a convertir en un best-seller, yo creo que alguien debería resucitar a Papini cuanto antes. ¿A qué esperan?
Os recomiendo especialmente sus libros Palabras y sangre, Gog y El libro negro.
Igual que El Acantilado ha redescubierto en los últimos años a Stefan Zweig, que se ha vuelto a convertir en un best-seller, yo creo que alguien debería resucitar a Papini cuanto antes. ¿A qué esperan?
Os recomiendo especialmente sus libros Palabras y sangre, Gog y El libro negro.
Aquí podéis leer algunos de sus cuentos.
1 comment:
A ver si algún editor inteligente visita tu blog y se le ocurre reeditar a Papini. Por cierto, vaya foto!
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