Monday, December 31, 2007
Nochevieja o el eterno retorno de lo mismo
Saturday, December 29, 2007
Coketown, la ciudad sin fantasía
Thursday, December 27, 2007
La tumba de John Keats
Thursday, December 20, 2007
La fiebre, el cartero y el cadáver de Baroja
Tumbado bocabajo, con el libro abierto junto a la almohada, la fiebre se deja mecer por esos párrafos de prosa lenta y delicada. Se mueve uno lánguida, gozosamente, como si el virus de la gripe se dejase hipnotizar por el ritmo de la buena literatura. Una sonrisa de placidez termina por embadurnarnos la cara.
(Camilo J. Cela, “Recuerdos de don Pío Baroja”, Obras completas, 15).
Vuelvo a abrir los ojos y miro por la ventana. Sigue lloviendo a cántaros. Tiene pinta de hacer mucho frío afuera. Me noto el cuerpo muy caliente y me recorren los escalofríos. Intento cerrar la mano en un puño pero no lo consigo. No tengo fuerza. Me cubro la cabeza con las sábanas, como si fuese un turbante o una mortaja, y continúo durmiendo.
Thursday, December 13, 2007
A Lisboa
¡Qué bueno es para el alma ver entrar, bajo un sol alto quieto, estos carros de paja, estos cajones por hacer, estos transeúntes lentos de la aldea transferida! Yo mismo, mirándolos desde la ventana de la oficina, donde estoy solo, me transmuto: estoy en un pueblo tranquilo de provincias, me remanso en una aldehuela desconocida, y porque me siento otro soy feliz.
Lo sé bien: si levanto los ojos, tengo ante mi la línea sórdida de las casas, las ventanas por lavar de todas las oficinas de la Baja, las ventanas sin sentido de los pisos más altos donde todavía se vive, y, en lo alto, en el ángulo de los tragaluces, la ropa de siempre, al sol entre tiestos y plantas."
"Lo sé, pero es tan suave la luz que dora todo esto, tan sin sentido el aire tranquilo que me rodea, que no tengo una razón ni siquiera visual para abdicar de mi aldea postiza, de mi pueblo provinciano donde el comercio es un sosiego.
Lo sé, lo sé... Aunque sea verdad que es la hora del almuerzo, o del descanso, o de la interrupción. Todo discurre bien por la superficie de la vida. Yo mismo duermo, aunque me asome al balcón, como si fuera la amurada de un barco sobre un paisaje nuevo. Yo mismo pienso, como si estuviese en la provincia. Y, súbitamente, otra cosa me surge, me envuelve, me domina: veo, por detrás del mediodía del pueblo, toda la vida en todo lo del pueblo; veo la gran felicidad estúpida del sosiego en la sordidez. Veo, porque veo. Pero no he visto y me despierto. Miro alrededor, sonriendo, y, antes de nada, me sacudo de los codos del traje, desgraciadamente oscuro, todo el polvo de la barandilla del balcón, que nadie ha limpiado, ignorando que tendría un día, aunque sólo fuese un momento, que ser la amurada sin polvo posible de un barco que singla en un turismo infinito."
Monday, December 10, 2007
El frío
El frío es saber que ya estás muerto, aun cuando estés huyendo, aun cuando sigas vivo.