"Madrid se presenta a los geógrafos como un bubón en la meseta de Castilla. Su diseño no es ilustrado y francés, sino angustiado y ruin, y por eso a los literatos no les cautiva tanto su esqueleto como sus contenidos, lo que Vélez de Guevara llama el puchero humano, un burbujeo que define, a falta de otra singularidad, este antro de insatisfechos.
Para la vista de lince que a la distancia de Vallecas o Pinto traspase la polvareda alzada en la Corte por ciudadanos y carruajes, lo que se cuece en el Madrid de Cervantes, Góngora y Tirso de Molina recuerda una olla con garbanzos. Como ingredientes de esta cazuela, desvelados por los escritores costumbristas, figuran las artesanías. [...]
Vive el madrileño en confrontación verbal permanente. Gracioso con Lope, majo con don Ramón de la Cruz y menestral en zarzuelas y entremeses, pierde con los años el pelo de la dehesa para lucir su condición urbana de curioso parlante con Mesonero Romanos, o burócrata con Larra. [...]
Tres siglos después de aquella metáfora del puchero, la olla continúa hirviendo. Corte y suburbio, autopista y callejuela, buhardilla y corrala, soledad y vecindario sustancian ese caldo."
(Manuel Longares, La ciudad sentida, Madrid, 2007)
3 comments:
La próxima vez que vaya a Madrid, te pido consejo para un buen cocido, que El Bola me pareció carero y pujo y del Llardhy ni se me ocurre. Buena cita.
Pujo no, pijo. Qué dedazos los míos.
No soy un experto en cocidos. El de mi madre me gusta mucho.
Nunca he estado en el Bola ni el Lhardhy: tienen pinta de muy careros.
Sé que en muchos bares tienen el día del cocido, normalmente el miércoles o el jueves. Alguno he tomado de menú del día.
Me informaré y si eso te acompaño, a darme yo también el homenaje.
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