Me sentaba por las tardes en los bancos que rodean el Round Pond y abría mi recién comprado libro de Ian McEwan, titulado Saturday. Lo leía con mucho interés y cierta ansiedad, pues me habían ofrecido la posibilidad de hacer una entrevista al autor, y debía poner todo mi esfuerzo en prepararla lo mejor posible (al final la entrevista -por desgracia- nunca se produciría).
Todos los días el parque se llenaba de mujeres vestidas de negro, unas con pañuelos y otras con sus burkas; éstas sólo dejaban al aire una pequeñísima franja de la cara, como un buzón para los ojos. Curiosamente, iban siempre pintadísimas -rímel, colorete, sombra de ojos, pintalabios-, como auténticas cabareteras. A mí eso me extrañaba mucho.
(Aquí, "posando" para mi cámara)
Algunas iban acompañadas de sus hijos, que jugaban al balón y daban de comer pan a los cisnes del lago. No sé si sería por la falta de costumbre (o porque mi sentido del multiculturalismo termina donde empiezan los derechos humanos), pero a mí la visión de aquellas mujeres del burka -que estaban como secuestradas, metidas en una cárcel, condenadas a no ser vistas- me producía una incomodidad muy grande. Quizás la palabra exacta sea desazón, desasosiego. Y un poquito de indignación también, la verdad. Solía ver muchas también en Oxford Street, saliendo de las tiendas caras con mil bolsas en la mano y entrando en cochazos con chófer. Eran como manchas andantes que oscurecían la ciudad con su luto de muertas. Me daban mal rollo, vamos, y hasta un poco de miedo.
(Londres, Kensington Gardens, verano 2006) Sirva esta última foto como metáfora del desasosiego fruto del 11-S, como el que siente el neurocirujano Henry Perowne en la novela de Ian McEwan.
7 comments:
Joder con el debate... Internet no pasa una, ¿eh? Ahí estamos, párvulos, en nuestra desnudez. Parece que han pasado mil años, y los habrán pasado. Te reto, formalmente, a una nueva primavera: a una nueva Buena Nueva. Cuando llegue, me avisas. Prometo ser menos visceral, menos "infantil", pero igual de contundente: como decía un gag buenísimo de Gomaespuma: "¡no nos bajaremos del burro!"
Me gusta esa imagen del luto de muertas ofreciendo pan a los cisnes blancos. Circula por ahí una foto de varias mujeres haciendo turismo, posando, con su burka negrísimo de la cabeza a los pies. Otra ténebre metáfora.
Boa noite.
No tengo muy claro si el texto es tuyo. En todo caso, bien traído.
Llevo muchos años de amistad (y escritura) con una médica sin fronteras que está ahora en la dirección ejecutiva. Durante años, se ha hecho todas las guerras y desastres. En Afganistán, en la zona rural más peligrosa (desde todos los bandos), acabó usando la burka para no estar siempre bajo miradas escrutadoras.
Me contó muchas cosas, pero solamente diré 2 que vienen muy al caso. El uso de esa prenda le produjo dos consecuencias: la conexión inmediata con todas las mujeres (los hombres quedaban absolutamente excluidos). Un proceso voraz de "infantilización".
Pongo esto por si os estimula una cadeneta de pensamientos. A mí me interesó mucho porque fue la prmera vez, y la única, en la que una usuaria de la burka me explicaba lo que se siente. Aunque fuera una situación temporal.
Manuel, hay que apechugar con el pasado. Somos responsables de nuestras tonterías. Y más si salimos los primeros en una búsqueda porno de Google.
Nán, no sé qué ocurrirá en los países islámicos con la utilidad del burka. Estoy hablando de Londres, capital de un país no islámico (al menos por ahora). Allí es sólo símbolo de exclusión, discriminación y falta de libertad. Creo que en Occidente debería estar prohibido su uso, aunque fuera sólo por razón de seguridad (para poder reconocer las caras de la gente, su identidad). Imaginaos que todos fuésemos con la cara tapada, como atracadores...
Las concentraciones de burkas en Hyde Park eran realmente inquietantes, lúgubres.
(Si el texto no fuese mío, pondría de quién es, como siempre).
Como le ocurre al protagonista de "Saturday" al ver un grupo de mujeres con burka por las calles de Londres:
He can't help his distaste, it's visceral. How dismal, that anyone should be obliged to walk around entirely obliterated? And what would the relativists say, the cheerful pessimists from Daisy's college? That it's sacred, traditional, a stand against the fripperies of Western consumerism? But the men, the husbands? Would they care to carry the folkloric torch, and stumble about in the dark at midday?
Dos enlaces sobre McEwan y esta novela:
http://www.elcultural.es/historico_articulo.asp?c=12790
http://www.lukor.com/literatura/noticias/0510/27173024.htm
¡ah, bueno! Usted me perdone.
No entiendo. ¿Lo he dicho mal?
Y añádanse estas dos entrevistas a Martin Amis, otro de los grandes:
http://www.elcultural.es/HTML/20080207/letras/letras22375.asp
http://www.elpais.com/articulo/portada/Ideologias/religiones/engendran/violencia/elpepusoceps/20080203elpepspor_6/Tes
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