Desde que la leí por primera vez, se me quedó grabada esta imagen:
"Era verdad que una zona estaba separada de la otra por una alta verja, pero esa verja estaba parcialmente tan oxidada que ya no resultaba infranqueable; por todas partes había grandes agujeros en aquella verja, por los que se podía pasar fácilmente de una zona a otra, al menos arrastrándose, y recuerdo que todos los días había enfermos mentales en la zona de los enfermos de pulmón y, a la inversa, siempre enfermos de pulmón en la zona de los enfermos mentales, pero entonces, cuando intenté por primera vez ir del pabellón Hermann al pabellón Ludwig, no sabía aún nada de ese tráfico continuo entre una zona y otra. Los enfermos mentales en la llamada zona de pulmón fueron para mí más tarde un diario espectáculo familiar, al atardecer tenían que ser capturados por los guardianes y metidos en camisas de fuerza, y tenían que ser sacados de la zona de pulmón y devueltos a la de los enfermos mentales con porras de goma, como vi con mis propios ojos, y eso no ocurría sin gritos lastimeros que me perseguían hasta en mis sueños nocturnos".
(Thomas Bernhard, El sobrino de Wittgenstein)
2 comments:
Hola, Conde. Disfruté mucho de este (duro) libro.
Y lo bueno es que aún tengo mucho Bernhard por leer.
Un abrazo.
I inclination not agree on it. I over warm-hearted post. Particularly the designation attracted me to review the whole story.
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