"Un hombre pequeño y jorobado, con el rostro de cera y una piel amarilla cadavérica, llena de manchas negras, se santiguó y se besó las manos flacas, con puntos negros, cuando varios obispos vestidos de rojo que se saludaban mutuamente con la cabeza y se secaban el sudor de la frente con pañuelos en los que había bordadas mitras amarillas se dirigieron, pasando por su lado, a la plaza de San Pedro. Tenía los párpados y cejas pintados con rímel, los ojos amarillos e inyectados en sangre, el escaso cabello teñido de negro y el bigote canoso. Jadeando, abrió varias veces sucesivas la boca y, sin aliento, se llevó a la garganta la mano adornada de anillos dorados. Los peregrinos que pasaban torcían asqueados el gesto y se susurraban mutuamente: Sida."
(Josef Winkler, Natura Morta)
3 comments:
¿Biblioteca? Lo pregunto porque ya salió hace tres o cuatro años al menos. Me parece.
Yo tengo localizado El cementerio... y mañana me hago con él.
Los fragmentos que resaltas son grandiosos, un ideal literario.
Salud.
No, no, me lo compré ayer en La Central. Es más corto y barato...
Todo un descubrimiento este Winkler. Tiene fuerza, tiene algo especial.
Yo también he localizado 'Natura Morta'. En realidad lo alterno con la segunda parte del 'Cementerio', que no me parece tan impresionante como la primera pero igual de atractiva. La tragedia del vendedor de pescado se ve venir pero da lo mismo: es un cuadro, no una tragedia.
Me llama la atención el hecho de que hasta ahora, y a pesar de lo que escribe, sólo en una ocasión me haya resultado repulsivo, obsceno, con la historia del muchacho atado por el ombligo, que por lo demás tiene toda la pinta de estampa macabra dieciochesca. Por cierto, el devocionario de su abuela es un libro precioso. De todas formas, ya comentaremos en el salón del círculo.
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