Sunday, November 02, 2008

Correr, correr, correr

El placer agónico de la huida: escena final de Los cuatrocientos golpes de François Truffaut.

6 comments:

Riforfo Rex said...

No tiene que ver con tu post, sino con las fotos de Cuenca. Que me han gustado mucho. Muchas son muy parecidas a las que yo haría (aunque desgraciadamente no tan bien - creo que tengo un ojo más alto que otro y todas la fotos me salen cambadas). Sobre todo las de puertas, ventanas y desconchados de paredes.

desconvencida said...

Uno de los mejores finales de la historia del cine... me encanta, es emocionante...

Divina nena said...

Si, correr, correr sin rumbo fijo,como el niño, sin mirar a los lados, subir,bajar, pero sin parar de correr, como dices el placer de la huida no permite que te detengas, correr, y ahora ¿qué? el infinito mar...
Genial final sin duda alguna. Gracias por estos regalos Sr. Conde.

Lara said...

brutal película


un abrazo!

Lula Fortune said...

Qué desoladora mirada. Insuperable.
Besos ante el infinito de la existencia.

Miguel Baquero said...

Lo más bonito es ese detalle del chaval que juega mientras escapa, corriendo por la linde del camino. Precioso. Enhorabuena por estos pequeños regalos, como aquel otro de Bajo los tejados de París