Un caballete, unos pinceles, una paleta y un lienzo, frente al lago inextinguible de los jardines de Kensington. El pintor no necesita más para volver el mundo del revés, o del derecho, para envolverlo en poesía, distorsionarlo o degradarlo. Es el momento de la pintura, cuando todo calla y se vuelve color.
Y allí estaba el pintor solo, ensimismado en su tarea. Tenía un cierto aire al pintor gay de "Mejor imposible".
Foto: Londres, agosto de 2006.
PD: Por si alguien se lo pregunta, sí, le pedí permiso para hacerle la foto.
3 comments:
Curioso que le pidieras permiso,muy respetuoso con el artista ;)
El pintor y el paisaje ya son ellos mismos otro cuadro...
De hecho yo creo que el pintor se está pintando pintando el cuadro en el que sale pintando, etc, etc. Lo que no creo que salga en el cuadro es el de la cámara de fotos, o sea, yo. Ahí hay un salto que no se puede salvar, creo...
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