Hay algo bonito en las ojeras de las muchachas tristes. No sé qué tiene ese surco de cansancio que dota al gesto de un toque de distinción, incluso de seducción. Se adivinan las pocas horas de sueño, la mala noche, la mucha vida. Y esa mirada perdida como un pensamiento oscuro de gafotas existencialista. Oh sí, somos seres frágiles y contingentes, simples peleles arrojados al mundo sin promesa ni destino cierto, sólo la nada de la muerte... Sí, eso parecen declarar, con su voz muda, las ojeras de las muchachas tristes, que se apoyan desvalidas en la pared con su esqueleto en ciernes.
Ay, pero esa sonrisa irónica, ese beso retenido que no logra esconder todo lo que promete... (las mejillas ratifican el mensaje). Es un guiño cómplice, una contraseña que abre las puertas de la felicidad, sin duda. ¡Para que luego me hablen de la sonrisa de la Gioconda!
7 comments:
Es gracioso tu post, porque hoy tengo unas ojeras que me llegan hasta el suelo... en parte por falta de sueño, en parte por algún disgustillo que otro... pero pasarán...
Creo que ahora ya puede comentar cualquiera (por lo visto estaba puesto sólo para los de blogger). Es que todavía no controlo esto...
Yo estoy de acuerdo contigo: las ojeras en muchas ocasiones son tremendamente seductoras: hay vida en ellas y esconden secretos. Y al verlas, te convierten en cómplice
Me gusta mucho el nombre de tu blog. Te deseo mucha suerte en esta aventura que acabas de iniciar, yo llevo un mes y estoy encantada
Te he leído entero, un recién nacido pesa poco, pero en él ya se vislumbra quién será: su forma de llorar, de agitar sus brazos, de sostener su cabeza...; aún más: se ve quién es.
Me han gustado tus "dislates" y me llevo tu linck.
Mientras no la palme antes de cumplir el primer mes, ya me doy por satisfecho.
Grazie a tutti por los cumplidos.
aqui otra con ojeras...resaca de unos dias dificiles. Me alegro de leer este nuevo rincón, yo tambien soy novata
Muy interesante...
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