Thursday, May 31, 2007

Estampas del Sir John Soane Museum

Junto con el Museo Sorolla y el Museo Romántico de Madrid (que lleva mil años cerrado, "por reformas", dicen, pero no me lo creo), uno de mis lugares preferidos en el mundo entero es el Sir John Soane Museum, situado en Lincoln's Inn Fields, barrio de Bloomsbury (Londres), muy cerca del metro de Holborn. Tenéis que ir. Es un sitio increíble.

Sir John Soane (1753-1837).
La fachada de la casa-museo.The South Drawing Room.

El efecto de los espejos convexos.
PD: las fotos las he sacado de la página web del museo.

Monday, May 28, 2007

Zeppelin

La escritura de José Manuel Martín Peña tiene un componente adictivo muy fuerte. Cada frase es un impulso a la siguiente, y ésta a la siguiente, siempre cargada de vida luminosa (de luz natural, tirando a tenue) y de sugerencia lírica, y después otra, y otra, y otra. El final del relato llega siempre demasiado pronto: el mundo queda abierto, pero nosotros nos sentimos frustrados y un poco tristes, como si hubiésemos protagonizado un coitus interruptus. Tengo que decir que estas 55 páginas de Zeppelin (Pre-Textos, 2007) me han encantado y, por eso mismo, me han sabido a poco. Se me han acabado tan rápido que aunque lo vuelva a empezar sé que terminaré enseguida. Necesito más. ¡Lo que daría por estar leyendo una novela -o un libro de relatos más largos- de este hombre! Esos personajes limpios, esa poesía de las cosas y de la lucha por la vida, esa naturalidad desengañada, esa mirada inocente sobre el mundo pero con un fondo de sombras (es la mirada de un niño que lleva sobre las espaldas un dolor cansado, dolor cansado de ser dolor y que se orienta a las luces de la vida, al sol que cae a plomo sobre las cosas)...
Aunque parece moverse muy a gusto en las distancias cortas (relatos) y cortísimas (aforismos), yo creo que José Manuel Martín Peña tendría que hacer el esfuerzo de lanzarse a otras dimensiones más grandes, porque nos haría un gran favor a sus lectores. Tenemos mono de su prosa. Lo primero que uno piensa es que sería un genial escritor de libros infantiles o juveniles, pero después -siendo egoísta- uno preferiría leer de él una especie de trilogía barojiana de “La lucha por la vida” situada a finales del siglo veinte: niños jugando en las calles de los suburbios mientras sus padres se desloman en pluriempleos precarios para sacar adelante a sus familias, adolescentes fumando sus primeros cigarrillos o porros en el parque, demorándose en los afanes de un futuro que se les presenta gris, emborrachándose y enamorándose por primera vez (¡echo en falta en estos relatos a más niñas, chicas o mujeres!, ¡esas conversaciones!), chicos solitarios que leen y leen metidos en sus cuartos, inventándose mundos de fantasía, etc. Una cotidianidad lírica con una trama que siempre empuje hacia delante.
Como mínimo, nuestro Luz Tenue tiene todas las dotes literarias para escribir una obra memorable como Seda, de Alessandro Baricco, o Nieve, de Maxence Fermine, eso sí, a la española, remojada en la sentimentalidad agridulce de un sufrido seguidor del Atlético de Madrid (digo esto porque el tono general de Zeppelin me recuerda mucho a un cortometraje que vi sobre un niño que iba con su padre a la Casa de Campo y escuchaban el partido de su Atleti en la radio del coche, y perdían, y el padre tenía cáncer, y lloraban juntos).
En cualquier caso, escriba lo que escriba en el futuro José Manuel Martín Peña, tengo clarísima una cosa: me lanzaré a leerlo como quien busca un tesoro, como quien necesita saciar una adicción mortal: la de la buena literatura.

Sunday, May 27, 2007

Friday, May 25, 2007

Wednesday, May 23, 2007

De cuando Kant perdió la noción del espacio y del tiempo

El gran Immanuel Kant terminó gagá. El pensador genial que revolucionó la historia de la filosofía con sus tres Críticas, el hombre rutinario y metódico cuyos pasos -según cuenta la leyenda- servían a la gente de Könisberg para poner en hora sus relojes, el insigne profesor de cerebro analítico/sintético, siempre agudo, brillante y ordenado... acabó sus días postrado en la cama, sin habla y babeante, por culpa de lo que ahora llamamos Alzheimer:
Durante la última quincena de su vida, Kant se producía en forma que no sólo carecía de sentido, sino que resultaba contradictoria. Veinte veces en un minuto aflojaba y ataba el pañuelo que llevaba al cuello, y lo mismo hacía con el cinturón de la bata: no bien lo tenía atado, lo soltaba con impaciencia, para volverlo anudar al instante.
Por aquel tiempo, muy rara vez conocía a los que estábamos alrededor y nos tomaba a todos por extraños. Así le ocurrió primero con su hermana, después conmigo y finalmente con el criado. [...] silencioso o balbuciente como un niño, encerrado en sí mismo y torpemente abstraído o bien ocupado con los fantasmas e ilusiones de su imaginación, despabilándose por cualquier tontería, enfrascado durante horas enteras en lo que eran acaso fragmentos dispersos de grandes ensueños destinados a perecer.
(E. Wasianski y Thomas de Quincey, Vida íntima de Kant)

Tuesday, May 22, 2007

Lluvia (o la tortilla con canela)

Todas las tormentas son la misma.
Voy corriendo entre la gente, esquivando paraguas, saltando los charcos de las aceras, acometiendo al viento que me grita que estoy vivo (quiere que yo también lo grite: "¡Estoy vivo!", para que resuene en todo el vecindario, en todo el universo, y me devuelva el sonido de una carcajada hueca).
Llego a casa empapado, jadeando, me seco el pelo con la toalla, me cambio de ropa, me tumbo en la cama -a oscuras- a escuchar los truenos lejanos. Se dibujan las sombras del cuarto, la vaca de peluche me sonríe, los ojos de la Esfinge se me clavan desde la pared (lejanos y felices días de Florencia)... De repente, llega de la cocina un olor antiguo, a tortilla francesa con canela. Voy a cumplir doce años un día de éstos.
Me incorporo. Iluminada por un relámpago, veo mi cara de loco en el cristal de la ventana. No sé si aún no he nacido o si he muerto.
La lluvia torrencial nos lleva...

Monday, May 21, 2007

Amanecer, de F. W. Murnau

Un resumen de la primera parte de la obra maestra de Murnau, con subtítulos en inglés y banda sonora moderna improvisada para la ocasión. Dura 10 minutos. Espero que os guste.

Saturday, May 19, 2007

El 98: una generación de golfos

No están todos los que son ni son todos los que están en este boceto de Zuloaga.
Ahora que está a punto de surgir la Generación del 2007, reunida en torno al cadáver de Gutiérrez-Solana y con los ojos puestos en la palabra exacta que nombra las cosas mejor que las cosas mismas, es buen momento para recordar a nuestros antecesores de vocación: los golfos del 98. Así los describió Baroja:
Al verse tantos hombres en las proximidades de los treinta sin oficio, sin medios de existencia y sin porvenir, se desarrolló, principalmente en Madrid, una bohemia áspera, rebelde, perezosa, maldiciente y malhumorada.
Era lógico que así fuera; no se veía salida alguna, no había manera de resolver la existencia. La vida perezosa de noctámbulos, el pasarse horas y horas en un café maldiciendo de todo y de todos, desarrolló la golfería, y con ella, el alcoholismo, la suciedad y la falta de higiene.
El bohemio se trasladó fácilmente en su decadencia del café a la taberna y de la casa de huéspedes al hospital. La gente identificó con su instinto certero el merodeador de las afueras con el perezoso del café. Vio que entre ellos había algo en común, y a los dos los llamó golfos.
-¿Quiénes son ésos? -se preguntaba en un café, señalando un grupo de personas.
-Son escritores que se pasan la noche hablando. Unos golfos.
A la pereza, al alcoholismo, a la maledicencia y a la inutilidad para vivir malamente se unió el misticismo por el arte y esa rebeldía cósmica que venía en el aire con la tendencia anarquista. Se destacaron tipos decadentes, que duraron poco, porque fueron muriéndose alcohólicos y tuberculosos en los rincones.
(Pío Baroja, Desde la última vuelta del camino I)

Mabalot y Conde-Duque, hace cien años, maquinando el futuro de la literatura. (La boina es importantísima)

Friday, May 18, 2007

Sonata de estío

En verdad os digo, amigos, que ha llegado el verano.
Ya no proliferan canalillos, como en la pasada primavera. Ahora lo que se estila son las pechugas al aire, directamente, con toda su carnosidad rebosante, en todo su esplendor, y los muslos blancos y los brazos regordetes y las gafas de sol que borran los gestos y los océanos de polen y los estornudos que les siguen y los pantaloncillos embutidos, a punto de estallar, como una prima de Chorizón. Lo que se dice charcutería fina, cuarto y mitad de carne lechosa para la señora Pepys. La piel se pela en las narices de las guiris, que llevan un pañuelo en la cabeza y vienen de beber sangría y engullir paella y gritar en los toros "olé". ¿Quién aliña la ensalada en la hora de la siesta? No hay muerte más dulce.
Muchos señores, que parecen recién salidos del Pub de Alcohólicos Anónimos, se sientan en los bancos a beber latas de Mahou de medio litro. ¿Dónde se refugian durante el invierno? ¿Cómo se entretienen? ¿Qué se fizo de don Cid?
Las terrazas son el mayor paraíso que existe a este lado de Utopía. Las noches -por ahora- son plácidas, y la vida se nos muestra como una enorme jarra (helada) de cerveza para saciar la sed, con sus pinchitos a un lado. Aprovechad antes de que nos invada la asfixia.
Todavía no han abierto las piscinas. Entonces vendrán los cercos húmedos de bañador en los culos, las zapatillas sin calcetín (ay, esos tobillos delicados), el pavor de las axilas en los buses, la refrigeración antártica en los cines y en los vagones renovados del Metro, y el infierno al salir a la calle, esa maldita bofetada de fuego que nos consume lentamente, como una cerilla.
PD: Última hora importantísima: me entero por el Telediario que a De Juana le han operado de hemorroides. Me pregunto cómo podíamos vivir sin saber esto...

Dimi Phaze

Una canción techno para empezar el fin de semana y olvidar a los jefes: All this love. O el vídeo es un poco tonto, o el tonto soy yo (que no capto las metáforas)...

Tuesday, May 15, 2007

La Sierra del Segura

Llegamos de noche. Para acceder al refugio de mi amigo, situado en un paraje recóndito de la Sierra del Segura, hay que sortear al final un camino de montaña impracticable, lleno de curvas y baches. Veníamos cenados del penúltimo pueblo.
La noche fue larga, muy larga... y divertida. En mi vida había visto tantas estrellas. Mirases donde mirases asomaban sus ojos millones de luminarias. El bosque estaba negro (no había luna) y la linterna iba marcando los pasos etílicos entre la maleza. Risas y música en mitad de la nada.
Casi con el amanecer nos acostamos.


Al día siguiente me levanté el primero. Serían las doce y pico. No sabría reproducir con palabras la sensación al abrir la puerta de la casa y salir de la oscuridad plena al verde más luminoso que se pueda imaginar. Además de la luz cegadora, una bofetada violenta de Creación: árboles, montañas y animales (pájaros cantando, una salamandra corriendo, abejorros zumbando). Como en la noche anterior todo era oscuridad, fue como descubrir el mundo por primera vez. Algo parecido debieron de experimentar Adán y Eva durante el Génesis. Me fui al manantial cercano. Saciar la sed con agua fresca y cristalina es un lujo inefable, como meter la cabeza resacosa en el agua helada.

Tras el desayuno (un café cargadísimo con madalenas), dimos un largo paseo por las montañas. El sol pegaba fuerte pero no asfixiaba. Daba gusto tomarse un respiro a la sombra de los pinos. Apetecía bañarse en el río. De regreso, a preparar el fuego en la chimenea para hacer la comida: chuletas, panceta, choricillos, pinchos morunos... Mientras se hacían las brasas, nos tomamos el aperitivo: cerveza fría, tortilla y empanada. Para regar la comida, vino tinto. En los postres, brindis de pacharán por los de 30 recién cumplidos. Ay, qué vida más dura...


Por la tarde, después de la subida a la colina, pusimos la radio -más o menos se captaba la frecuencia- y escuchamos la remontada épica del Real Madrid. Con el último gol, los cuatro madridistas gritamos, saltamos y brindamos como locos. Qué euforia. El del Atletico y el del Barça nos miraban con envidia. Ellas se reían sin entender muy bien todo aquello.

La segunda noche prometía ser muy larga... Y lo fue.

Friday, May 11, 2007

Las cosas del campo

Sé algo de la tierra y sus gentes. Conozco aquélla en su ternura y en su dureza, he andado sus caminos, he descansado mis ojos en su hermosura. Los cierro y la tengo ante mí. Tierras duras, alberos y polvillares, breves bugeos, largos cubriales; aquí se riza una loma, allá se quiebra una cañada, se extiende una albina, tiembla un sisón de vuelo lento. Todo el campo vuela pausadamente. Las herrizas se coronan de coscojas, aquí una encina huérfana canta una historia. Las encinas solitarias son los dientes que le quedan al campo para mascullar una historia de montes sonoros con grandes encinas y muchas jaras, con sombras apartadas y rincones que nadie había hollado, cuando reinaba la alimaña y tenía libertad la primavera.
(José Antonio Muñoz Rojas, Las cosas del campo)

Pues allá que me voy unos días: al campo. A un paraje recóndito y montañoso de la provincia de Jaén. Según me cuentan mis amigos, no hay sombra de seres humanos en varios kilómetros a la redonda. Llevamos comida y bebida suficiente para saciar a un regimiento de cosacos. ¿Qué más se puede pedir?
A ver si de paso consigo reducir un poco mi ignorancia y aprendo qué significa polvillares, bugeos, cubriales, sisón, herrizas o coscojas... que es que no tengo ni repajolera idea. En cuanto me sacan de mis calles asfaltadas, llenas de edificios, muchedumbres y polución, me convierto en un paleto total. No sé diferenciar unos árboles de otros, y los nombres de los pájaros me suenan a entes de ciencia-ficción. Prometo traer algunas historias y fotos a la vuelta.

Thursday, May 10, 2007

Los títulos de Laiglesia

De los paseos por la Feria del Libro Antiguo de Recoletos siempre saca uno algo interesante. Es fácil que vuelvas a casa con las manos vacías (porque no te haya convencido ningún libro o porque los que te gusten se escapen del presupuesto), pero sin duda te llevarás puesta alguna idea en la cabeza. En esta edición primaveral me he comprado -por ahora- tres librillos (una novela de Felipe Trigo, el París de Azorín y las obras completas de Poe traducidas al francés por Baudelaire), pero he descubierto otras muchas cosas que ya iré curioseando con el tiempo.
Por ejemplo, todavía no he leído nada de Álvaro de Laiglesia, humorista donostiarra del grupo de La Codorniz, pero sólo con hojear sus libros ya me ha picado la curiosidad; sospecho que tiene un aire a Wenceslao Fernández Flórez, y me suelen gustar esas maneras literarias ligeras y evanescentes, carentes de solemnidad y/o pretensiones pero llenas de gracia y buena vida. Fijaos qué títulos: El caso de la mujer asesinadita, Qué bien huelen las señoras, Con amor y sin vergüenza, Un náufrago en la sopa, Cuatro patas para un sueño, Requiem por una furcia, Sólo se mueren los tontos, Los que se fueron a la porra, Dios le ampare, imbécil, Yo soy fulana de Tal, El sobrino de dios, El "sexy" mandamiento, En el cielo no hay almejas, Más allá de tus narices, Fulanita y sus menganos, Medio muerto nada más, Mejorando lo presente, Mundo, demonio y pescado, Parodias con todo respeto, Racionales, pero animales, Se prohíbe llorar, Tachado por la censura, Todos los ombligos son redondos, Una larga y cálida meada...
Ya os contaré cuando lea alguna. En principio, parece una buena lectura de verano: en la playa o junto a la piscina, sentado a la sombra como un señor y con una jarra helada de cerveza en la mano.

Wednesday, May 09, 2007

Christmas in July

Desde que la vi hace unos años en la Filmoteca, la recordaba como una de las películas que mejor sabor de boca me había dejado: ya sabéis, esa sensación -poco habitual- de salir del cine siendo mejor persona. El otro día me la compré en DVD y, aunque no me ha gustado tanto como la primera vez (el factor sorpresa ya no valía), creo que sigue siendo una peli muy recomendable.
Para que os hagáis una idea, tiene un aire a las parábolas cómico-morales de Frank Capra (tened en cuenta que se rodó en 1930, un año después del Crack de Wall Street). A mí me recuerda muchísimo a Esa pareja feliz de Berlanga y Bardem, otra película que me encanta, y yo creo que Billy Wilder se inspiró en la oficina que sale en Navidades en julio para componer la suya de El apartamento, también inolvidable. Y, por supuesto, tiene muchos puntos en común con Los viajes de Sullivan, otra genial película del mismo director: Preston Sturges, que también escribió el guión.
La escena en que llegan al barrio en coche y reparten regalos a todo el mundo -como si fuese "Navidades en julio"- es maravillosa. Pero no destriparé el argumento, por si la queréis ver.

Monday, May 07, 2007

Saturday, May 05, 2007

La Ética de Spinoza

Acaba de salir en Tecnos una nueva edición de la Ética demostrada según el orden geométrico, de Baruch Spinoza (1632-1677). La traducción es de Vidal Peña García, que también escribe una interesante introducción. Incluye asimismo un epílogo y notas al pie de Gabriel Albiac. Ambos son expertos en Spinoza y han cuidado hasta el extremo esta edición que me parece definitiva. Para quien quiera acercarse gozosamente a la Ética de Spinoza en español, ya ha llegado su momento. Yo estoy disfrutando muchísimo.
Hay muchos Spinozas, o mejor dicho, Spinoza es muchos. Como enumera Vidal Peña en un párrafo genial:
El hombre "ebrio de Dios" que pronuncia sin cesar su sagrado Nombre, el que deposita una mosca en la tela de araña y contempla sonriente el necesario desenlace, el que rechaza ofertas de dinero y honrosos cargos académicos, el que que labra cristales, el que envía a prisión a un deudor, el que se informa cortésmente de las enseñanzas que su huésped ha obtenido en un sermón dominical, el que no puede evitar una sonrisa cuando rezan en su presencia, el que declara que la guerra y la matanzan no le incitan a risa ni a llanto, el apacible fumador de pipa, el arrebatado personaje que intenta salir a la calle -panfleto en mano- para llamar bárbaros a quienes han atentado contra sus amigos y protectores políticos, el que dice que en la naturaleza no hay ni bien ni mal, el que llama Ética a su obra cumbre, el defensor de la democracia, el que menosprecia al vulgo, el tísico, el que habla serenamente de las pasiones como de "líneas, superficies y cuerpos", el que acota quizá abruptamente -tratando de los celos- que esa pasión se incrementa al imaginar los genitales y secreciones de quien posee al objeto amado... Ese hombre es, al parecer, el mismo, pero la reconstrucción de su identidad habría de integrar cosas dispares: la imperturbabilidad estoica, el resentimiento, el culto a la verdad, el sadismo.
Siempre me ha impactado mucho la fórmula del Herem que utilizaron los judíos ortodoxos de Ámsterdam para expulsar a Spinoza de la sinagoga:
Excomulgamos, maldecimos y separamos a Baruch Spinoza, con el consentimiento de Dios bendito y con el de esta comunidad; [...] que sea maldito de día y de noche; maldito cuando se acueste y cuando se levante; maldito cuando salga y cuando entre; que Dios no lo perdone; que su cólera y su furor se inflamen contra ese hombre y traigan sobre él todas las maldiciones escritas en el libro de la Ley; que Dios borre su nombre del cielo y los separe de las tribus de Israel.
Tremendo. Más que palabras son cañonazos en la conciencia...

Wednesday, May 02, 2007

Je suis Jalouse

Tranquilos, que no me he amaric... digo afrancesao. Es sólo que me gusta mucho esta canción de Emily Loizeau. Y la comparto con vosotros.