En Londres los colores son muy variados, pero quizás prevalecen las distintas gamas de rojo. Tenemos, por supuesto, el famoso rojo autobús o cabina telefónica (que, por cierto, cada vez hay menos); el rojo ladrillo victoriano, a veces tirando a ocre, a veces anaranjado; el rojo uniforme de la guardia real, en su contraste con el negro; etc. A mí el que más me gusta es lo que podríamos llamar "el rojo Dickens", que es el mismo rojo ladrillo victoriano pero ennegrecido por el hollín de las chimeneas. Es el rojo de la polución, de la tristeza, de la mugre que se pega al alma de los pobres. En Tiempos difíciles lo clavó.
El mayor contraste de colores lo ofrecen el blanco impoluto de las casas estilo Notting Hill frente al negro no menos impoluto de los taxis o de los cascos acharolados de los bobbies (de éstos casi ya no quedan). O el dorado hortera del Albert Memorial (atemperado por la puesta de sol) con el blanco marmóreo del camello y de la luna, como en esta foto:
El mayor contraste de colores lo ofrecen el blanco impoluto de las casas estilo Notting Hill frente al negro no menos impoluto de los taxis o de los cascos acharolados de los bobbies (de éstos casi ya no quedan). O el dorado hortera del Albert Memorial (atemperado por la puesta de sol) con el blanco marmóreo del camello y de la luna, como en esta foto:
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