La Puerta de Toledo (al fondo)
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"Madrid, con sus chimeneas, sus torres, sus portillas; Madrid se asemeja a un navío en alta mar. Madrid, blanca bajo las negras aguas de la noche. Una ciudad dura más que los hombres; Madrid, cargada de emigrantes, los lleva de una a otra orilla de la vida. Transporta una generación; con las bodegas repletas de hombres, mujeres y niños, navega, lenta, a través de los siglos. Encerrados en el navío de piedra esperan, temblando de miedo. Torpedean un navío de mujeres y niños. Quieren hundir a Madrid, como a un navío. […]
Esta tarde he asistido al bombardeo de la ciudad. Había sido preciso ese trueno, en la Gran Vía, para descuajar una vida humana, sólo una. Algunos transeúntes se sacudían trozos de estuco; otros corrían; un humo tenue se disipaba; pero el novio, que milagrosamente se había salvado sin un rasguño, se encontraba con la novia a sus pies, esa novia a la que sólo un segundo antes llevaba cogida del brazo, transformada en una esponja sangrienta, en un amasijo de sangre y ropas. […]
Con cada cañonazo algo se refuerza en Madrid. Los indiferentes, que dudaban, se deciden. Un niño muerto es algo muy fuerte, sobre todo si el niño es el vuestro. […] El teniente y yo subimos al terraplén. Rostro o navío, Madrid sigue allí, recibiendo los golpes sin responder. […]
El golpe retumba en el yunque; un herrero gigante está forjando Madrid".
Antoine de Saint-Exupéry, Un sentido a la vida. Visiones de España 1936-1938, Círculo de Lectores, Barcelona, 1995.
Esta tarde he asistido al bombardeo de la ciudad. Había sido preciso ese trueno, en la Gran Vía, para descuajar una vida humana, sólo una. Algunos transeúntes se sacudían trozos de estuco; otros corrían; un humo tenue se disipaba; pero el novio, que milagrosamente se había salvado sin un rasguño, se encontraba con la novia a sus pies, esa novia a la que sólo un segundo antes llevaba cogida del brazo, transformada en una esponja sangrienta, en un amasijo de sangre y ropas. […]
Con cada cañonazo algo se refuerza en Madrid. Los indiferentes, que dudaban, se deciden. Un niño muerto es algo muy fuerte, sobre todo si el niño es el vuestro. […] El teniente y yo subimos al terraplén. Rostro o navío, Madrid sigue allí, recibiendo los golpes sin responder. […]
El golpe retumba en el yunque; un herrero gigante está forjando Madrid".
Antoine de Saint-Exupéry, Un sentido a la vida. Visiones de España 1936-1938, Círculo de Lectores, Barcelona, 1995.
Caballos muertos tras bombardeo