Sunday, January 13, 2008

El olvido del ser

Para Heidegger la filosofía comienza con un «estado de ánimo»: admiración, angustia, preocupación, curiosidad, júbilo.
La suya es una filosofía del hombre (Dasein o ser-ahí) que se halla bajo un cielo vacío y bajo el poder de un tiempo que lo devora todo, de un hombre arrojado en el mundo y capaz a la vez de proyectar su propia vida. Una filosofía que interpela al individuo en su libertad y responsabilidad, y que toma en serio la muerte. Lo fundamental es la pregunta por el ser, que ha sido olvidada en la historia de la filosofía. Hay que iluminar el ser-ahí.
Quizás por eso Heiddeger sale de casa (recordad: "el lenguaje es la casa del ser") y se va de paseo por el campo. Tiene un cierto caminar de soldadito de plomo patizambo y barrilete. Mira con desconfianza hacia los lados. Esboza una sonrisa forzada, que pretende ser apacible. Lleva en la mano una boina. Los senderos del bosque, con esa luz brillante que se filtra entre las hojas de los árboles, pueden mostrarnos el camino: las huellas del ser.

Mucho me temo que Heidegger puede ser un pensador tan profundo como soporífero. En mi opinión, algunas de sus intuiciones -que son geniales- quedan sepultadas bajo el pesadísimo ladrillo de su lenguaje onanista. Al señorito le gustaba hacerse el interesante y se obstinaba en oscurecer su pensamiento. De esta manera, se ha ganado la pompa de la gloria académica (esa muerte marmórea consistente en millones de tesis doctorales), pero ha perdido la partida de la vida. Una verdadera lástima. ¡Ay, si se hubiera puesto la boina que llevaba en la mano!

6 comments:

Mabalot said...

La filosofía es apasionante, pero lo veo así: por un lado tenemos el agua y por el otro el alcohol puro, de 90 grados. Mucha literatura es agua (superficial, no por clara), se bebe y te quedas tal cual, si acaso te entras ganas de mear. Está la llamada gran literatura en la ,que hay para todos los gustos, y que contiene algunas ideas y emociones y una profundidad sin hacerla arisca y pantanosa; sería un whisky con agua, un buen vino, hasta un cubata. Baja bien, y actúa. Y después está el alcohol puro, sin nada de agua que diluya tanta idea y la haga más digerible; esto sería un heidegger. Es posible que le remueva a uno las tripas más que cualquier otra cosa, los cimientos se tambalean, pero acceder a él es poco menos que insufrible.

Claro que hay filosofía que se puede leer, yo creo que la gran filosofía; Platón, Schopenhauer, Nietzsche, Benjamin... Pero yo no se nada, solo soy un lector.

Un profesor de filosofía, y de cualquier cosa, debería empezar por pensar que sus alumnos son subnormales y unos ignorantes redomados, sino corre el riesgo que caminar por encima de ellos...

No creo que te pase a ti, así que me uno a los que quieren continuar sus clases de filosofía aquí.

NáN said...

Como ves, no pierdes lectores por traernos estas cosas junto con tus viajes con boina por la vida.

El vídeo, claro, no lo puedo entender, aunque me ha gustado su paseo. Lo mejor es que me quedan 14 por ver, por lo que me ha parecido en inglés; que podré más o menos entender.

No pienso abandonar el vino y los combinados, pero reclamaré aquí, de vez en cuando, mis dosis de insufribilidad... y hasta otros que se puedan leer.

conde-duque said...

No sé, Mabalot, planteas un problema muy delicado, y yo no creo que sea tan simple.
Quizás nunca nos pondríamos de acuerdo, porque intuyo que tienes una concepción demasiado negativa de la racionalidad (frente a la emoción, el instinto o como se quiera llamar). Eso en arte está bien, pero la vida es mucho más.
Mencionas a los filósofos más literarios (habría muchos otros: San Agustín, Pascal, Kierkegaard, Unamuno...). Todos ellos fueron grandes escritores, y me gustan mucho. Pero obviamente la filosofía va más allá de estilos y escrituras. Hay muchas maneras de hacer filosofía: sistemática, pedagógica, creativa...
Además, hay autores supuestamente áridos de leer como Descartes, Hume o Kant que no lo son tanto. ¡Cómo he disfrutado leyendo algunas cosas de Hume, y de Spinoza, y de Aristóteles, etc, etc, etc!

Una cosa sí te puedo asegurar, Mabalot, aunque parezca difícil de creer. La racionalidad no está reñida con el goce. Es más, estoy convencido de que hay un placer muy fuerte en el puro concepto (creeme, los que disfrutamos tanto con esto no estamos locos ni somos tontos. ¡Disfrutamos!).
Evidentemente se necesita un esfuerzo grande y sostenido, un estudio profundo y una formación muy larga, de toda una vida. Yo sólo estoy empezando.

conde-duque said...

En cuanto a dar clases de filosofía, difícilmente os podré servir de ayuda desde aquí, a base de posts. Tampoco creo que esté capacitado. Sólo intentaré acercaros (muy de vez en cuando) a algún autor que me parezca interesante.

Aurélia Jarry said...

Creo que ya sabemos todos, los que una vez nos perdimos en le ilusión de la filosofía, que vida y filosofía no son muy amigas. Y sin embargo, Heidegger me gusta. Mucho. Por la angustia que hace concepto. Que hace fundamento de su sistema.
Gracias por le peli !

Francisco Sianes said...

Conde-duque,

"En mi opinión, algunas de sus intuiciones -que son geniales- quedan sepultadas bajo el pesadísimo ladrillo de su lenguaje onanista".

Exacto. Y diré más: la oscuridad otorga a los pensadores la incontestable ventaja de alumbrar exégetas e imposibilitar la crítica. Nada más inútil que pedir a un "hermético" que explique claramente sus planteamientos: uno será catalogado, con la inmediatez del relámpago, de obtuso, de histérico, de mojigato.

Pocos místicos siguen la archiconocida frase de Wittgenstein: "De lo que no se puede hablar, lo mejor es callar"; pero muchos menos, la sintomáticamente desconocida: "Todo lo que se puede explicar, puede explicarse claramente".

Eso sí, "lo permanente, los poetas lo fundan". Y los poetas, si lo son de verdad, son siempre de una claridad cegadora.

Un cordial saludo.