Ahora que Ronaldo ha vuelto a las Italias y el Madrid de las estrellas se ahoga en el fango de su propia decadencia como los grandes Imperios del pasado, es hora de recordar al futbolista más elegante de todos los tiempos, ese adorador sublime del balón, ese artista del cuerpo en movimiento, ese deportista genial sólo comparable -en nuestra época- a Carl Lewis o Michael Jordan.
Estoy hablando del único ídolo que he tenido en mi vida: Zinedine Yazid Zidane.
Divino Nureyev de los rectángulos de juego, Zidane ha reencarnado en nuestros días el anhelo de triunfo y el canon de la perfección que impulsaba, como sueño esforzado e ideal regulativo, a los atletas de la Antigua Grecia. Si Fidias esculpió las figuras de éstos en mármol y Píndaro cantó sus triunfos como hazañas gloriosas en el campo de batalla, había que dedicarle -al menos- un homenaje al héroe marsellés desde este humilde blog.
Hasta su última obra de arte -el cabezazo a Materazzi en la final del Mundial- es un destello ejemplar de elegancia, nobleza y pundonor. Si todos actuásemos así en la vida con la gente que se lo merece (tramposos, rastreros, mediocres, cobardes...), el mundo sería mucho más justo y habitable.
Gracias, Zinedine, por lo tantísimo que nos has hecho disfrutar.
Moraleja colateral: El abanico de la humanidad se despliega entre dos polos opuestos: genios y mediocres, mozarts y salieris, zidanes y materazzis.
7 comments:
Conde-Duque, estoy ahora mismo de rodillas, pasando las cuentas del rosario. Gloria eterna a Zinedine Zidane.
Pongamos una velita a san Zinedine, el más grande. ¡Cómo se le echa de menos, y más en esta fase de rancio juego capellístico! (Hasta que se reanude la Champions, no pienso ver ni un partido).
Zidanistas; en el altar podéis pegar un artículo de Javier Marías (otro madridista) sobre el astro y su último cabezazo. (El País Semanal, 30 de julio de 2006)
Blog JM: http://www.javiermarias.es/main.html
Cómo será la cosa que mi hijo (aún en la selva laberíntica de la adolescencia) me sorprendió el otro día con una locuacidad poco habitual en el desayuno: "He tenido", dijo, "un sueño maravilloso: Zidane regresaba al fútbol con el mercado de invierno".
Saludos.
Pues no lo he leído, Mabalot. Ahora miraré...
Juan Domingo, su hijo es un visionario con sueños de artista. Maravilloso sueño, sí señor. El mundo sería mucho más interesante con Zidane deleitándonos.
Muy bien esa oda a Zidane!
No me gusta el fútbol y no le presto el más mínimo interés, pero ver a Zidane era algo sublime; incluso yo veía que era un jugador genial.
Un saludo.
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