Tuesday, March 20, 2007

Las pildorillas del Padre García

Escritor serio, elegante y erudito, don Juan Valera (1824-1905) recorrió el Viejo y el Nuevo Continente como diplomático. También dirigió periódicos, fue diputado en el Congreso y académico de la Española. Se dedicó con especial fortuna a la crítica literaria y, como podéis ver a continuación, también hizo sus pinitos en el humor surrealista:
El benéfico prurito de educar y de corregir que había en el alma de Rafaela llegó a tener influjo hasta en su confesor y director espiritual el Padre García.
Era éste un venerable siervo de Dios, diserto y suave en sus coloquios, notable teólogo dogmático y severo moralista, cuyos consejos y advertencias valieron mucho a Rafaela, aunque a menudo, y muy a pesar suyo, no los seguía: culpa acaso del irresistible ímpetu de su apasionado carácter.
Sólo deslustraba el indiscutible mérito del Padre García una inveterada y perversa maña, que desde la infancia había en él, y que le había valido entre sus condiscípulos del seminario el farmacéutico apodo de Pildorillas. Era prodigiosa la inagotable fecundidad del filón de donde el Padre García las sacaba y las fabricaba. Sus narices eran venero inexhausto. Eran como los encantados cubiletes del prestidigitador más aplaudido. En cuanto cabe en lo humano, daban una idea aproximada del milagro de pan y peces. ¡Pues bien: apenas parece creíble! Rafaela, con gracioso talento, con amistosa delicadeza, sin dar a conocer que notaba en el Padre aquel vicio y censurándole sólo en los otros, logró curarle de él radicalmente, y esto, hasta tal extremo de perfecta curación, que, según los informes que he podido adquirir, el Padre García en los muchos años, que para bien y provecho de las almas, ha vivido después, no ha fabricado una sola píldora siquiera.
(Juan Valera, Genio y figura)

15 comments:

Mabalot said...

Qué bueno el recorte... y qué asco, cómo para darle la mano al Padre este.

conde-duque said...

Me hace gracia las comparaciones que hace Valera, y toda la retórica culta y decimonónica que utiliza para hablar de los mocos de un curilla... (¿No os parece un poco surrealista o de humor del absurdo, tipo Mihura?)

conde-duque said...

Dice: "según los informes que he podido adquirir..."

Mabalot said...

Tiene coña, y la retórica es menos enrevesada y vericuetera de lo que imaginaba al ver la cita.

El Andre Breton pudo incluirlo en su antología del humor...

Portarosa said...

Pues aprovecho para decir que a mí la antología ésa me pareció un coñazo, la verdad.

Abrazos.

conde-duque said...

No la he leído, pero me creo totalmente lo que nos dices, Portorosa. Nunca me ha llamado la atención. Lo poco que he leído de Bretón es lo más coñazo con diferencia del surrealismo...

Mabalot said...

Sí, es verdad, se lo rapté a mi hermana una vez y era un puto coñazo.

Pero es que los surrealistas, quitando Buñuel, eran unos coñazo...

Nadja, de Breton, creo que estaba bien, pero no sé, de aquella no me afeitaba, y desconfío de aquel adolescente bohemiopajillerorománticovanguardista...

conde-duque said...

Hombre, a mí me gusta mucho el surrealismo español (mucho mejor que el francés): por supuesto Buñuel y Dalí, pero también algunas cosas de Aleixandre, Lorca, etc. Me diréis que no eran propiamente de la Secta, pero por eso precismaente eran mejores...

conde-duque said...

"Precismaente", me ratifico.

Mabalot said...

Oye, Conde, eres mi hermano de sangre literario, o eso creo, porque a pesar de que no somos clavados en lecturas (es decir, tus preferidos no son exactamente los míos) leemos muy parecido, encontrando en el mismo lugar lo bueno. Por ejemplo, me acuerdo de los artículos de Azúa.

Pero te juro que no entiendo como un pintor tan malo como Dalí te gusta. No me parece pintura, es algo así como un cromo. Tampoco me gusta Chirico. El surrealismo pintado no me gusta. Solo Buñuel me parece bueno, buenísimo.

Buñuel es el surrealismo. Lorca es el perro andaluz. Antes me gustaban, Lorca, Aleixandre, pero ahora no los trago, su poesía, claro. Ellos no me hicieron nada.

conde-duque said...

Mencionas a dos que casi me gustan tanto como escritores que como pintores: Dalí y De Chirico.
Si te gustan "Un perro andaluz" y "La Edad de Oro", te está gustando Dalí, porque algunas de las imágenes más impactantes son suyas (diga lo que diga Buñuel, que era muy suyo). (Por cierto, también me gusta mucho el libro de recuerdos de Buñuel.)
Comprendo que se le tenga cierta tirria al personaje, por lo exhibicionista que era y la pasta que ganaba (carne de imitaciones) y toda la tontería que tenía encima, pero qué le voy a hacer: desde pequeño me encantan sus dibujos (¡no me negarás que era un gran dibujante!), sus esculturas, muchos de sus cuadros (un día de éstos pondré alguno, ya verás), incluso sus escritos, ya digo.
En cuanto a Lorca y Aleixandre, sí, me quedo con su surrealismo: "Poeta en Nueva York" siempre me ha fascinado, y lo mismo me pasa con "La destrucción y el amor", "Historias del corazón", etc. (Aleixandre ocupa un lugar primordial en mi educación poética adolescente; seguramente empecé a escribir por su culpa, y eso se queda ahí grabado para siempre, no se olvida nunca). Otra cosa es que los siga leyendo ahora igual... Por si acaso no los leo. Prefiero no llevarme el chasco.
Ya sé que es hay que enfrentarse con el pasado, pero en ciertos casos esas revisiones pueden ser muy duras.
"No lectura preventiva", se podría llamar.

Mabalot said...

Bueno, voy a pensar que todos leímos los mismos libros de adolescente.
Recuerdo comprar "La destrucción y el amor" en la feria del libro viejo, una edición de Losada amarilla. Iba con unos colegas no tan aficionados a los libros que se quedaron impactados al leer el título del libro, como diciendo, este tío qué cosas lee.

Y, también, Poeta en Nueva York, lo leí hasta casi sabérmelo de memoria (el otro Lorca lo repasé menos), y quería imitarlo, y es verdad, es lo que más me gusta de Lorca. Aleixandre yo creo que no me impactó mucho, no acabé de calarlo, no acabé de entrar en sus cosas, y eso que fui a otros libros, pero no. Lorca, en cambio, me gustaba mucho.

Pero después me aburrió, y ese tipo de poesía dejó de interesarme. Una poesía de fuegos artificiales. Ahora que hablamos de él me entran ganas de volver a catarlo, y quizá lo haga, y lo que es peor, quizá vuelva a gustarme. Esto del gusto tiene una permanencia, no soy el doctor Jekill y mr. Hyde, pero evoluciona, y a veces vuelve sobre sus pasos. Hay cosas que seguiré leyendo de viejo.

Lo de la lectura preventiva no lo practico. En cine sí, además me estoy volviendo un perezoso, cada día me cuesta más ponerme a ver algo. No se a qué se debe.

El libro de recuerdos de Buñuel me gustó mucho. Qué coña.

Anonymous said...

Lo que leerás de viejo no lo sabes, Mabalot: lo mismo te das un golpe con una piedra en la cabeza y empiezas a leer Juan Benet (esa gran piedra).
Lode las pelis también me pasa a mí: las veo a trozos. Salvo los Padrinos y algunas más, no consigo verlas de principio a fin.
Conde-Duque

Anonymous said...

¿Será que nos estamos haciendo viejos?

memento said...

Valera es un grande muy grande... A mí Aleixandre me impactó; no entendía casi nada, pero me parecía precioso...