El año pasado estuvimos el Jueves y Viernes Santo en Zaragoza. En el tren de regreso a Madrid, escribí -con caligrafía mínima y sinuosa- estas breves líneas en mi cuadernito azul:
Todavía resuenan en nuestras cabezas el eco de los tambores y notamos el olor a incienso de las cofradías. Zaragoza parecía tomada por tribus de capuchinos o ejércitos de cofrades. Desde cualquier punto de la ciudad se escuchaba el resonar de tambores y bombos. Incluso de madrugada, entre las tinieblas del sueño, se oían los pasos de gigantes que invadían la ciudad como una procesión de fantasmas con sus antorchas encendidas...
La mezcla de misterio, Pasión, incluso miedo, con el olor del incienso, el fervor religioso y, sobre todo, el redoble atronador de los tambores, envuelve el ánimo en una especie de exaltación lúgubre, funeraria, pero también -en cierto modo- festiva.
Todavía resuenan en nuestras cabezas el eco de los tambores y notamos el olor a incienso de las cofradías. Zaragoza parecía tomada por tribus de capuchinos o ejércitos de cofrades. Desde cualquier punto de la ciudad se escuchaba el resonar de tambores y bombos. Incluso de madrugada, entre las tinieblas del sueño, se oían los pasos de gigantes que invadían la ciudad como una procesión de fantasmas con sus antorchas encendidas...
Quedan muchas cosas en la memoria: las vistas del puente de piedra desde la ventana del hotel, los arcos de la Alfajería, el viento golpeándonos en la cara en lo alto de la basílica del Pilar (los cuatro puntos cardinales, con su panorámica de los confines de la ciudad), la salida de la Seo de la Cofradía del Prendimiento del Señor y del Dolor de la Madre de Dios (¡qué nombrecitos tienen!), la Casa de los Marlones, la calle de Don Jaime I y la de San Pablo, el Mercado Central, etc.
6 comments:
Basta Conde Duque... mi stai facendo venire troppa voglia di volare in Spagna !!! :-D
Particolarissime le foto, come al solito :-D
Grazie, Jajo. Puoi venire quando vuoi!! Qui anque si mangia molto bene...
Por cierto, que si pincháis la última foto veréis las manchas de sangre en el pergamino del bombo. (Se llama pergamino, ¿no?)
Gran verdad es que, cuando otro habla de tu ciudad, la embellece, y que no nos damos cuenta de lo que tenemos de tanto verlo a diario. No sé si Zaragoza, mi ciudad, merece tanto de ti, conde-duque, pero otra vez que pases, avisanos a Julio (Narrow) o a mí, y recorremos algunos lugares para que nos convenzas de que merecen la pena.
Por otra parte, huyo de las procesiones de Semana Santa, y de sus tambores, porque nunca he entendido esa mística del dolor (y he conocido tamborreros); quizás porque de adolescente me encontré más de una vez rodeado de penitentes y sin poder ir a ningún sitio, oyendo ese ruido que no deja vivir (hasta en el interior de los cines se oye). Lo dicho, hay una(s) caña(s) para ti en algún bar de Zaragoza. Un saludo
Gracias, Alfonso. Cuando vaya a ir otra vez, os aviso. El año pasado todavía no os conocía...
Un saludo.
La verdad es que en cada lugar de España la Semana Santa es distinta, y en Zaragoza los tambores es lo más representativo.
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